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PARECE FIN DE SEXENIO

Por Juan José Rodríguez

Agosto 29, 2024 03:00 a.m.

A

A unos podrá gustarles y a otros no, pero así están las cosas; así se pusieron de repente: todavía no se completa el tercer año del sexenio y ya parece que estuviéramos en el último. Las y los aspirantes a la candidatura para gobernador comenzaron a brotar como tunas en verano, y al mismo tiempo en el horizonte aparecieron señales de debilitamiento político del gobernador Ricardo Gallardo Cardona.

Son de esos momentos que le dan cierto toque de magia a la política. A un gobernador tan prepotente, autoritario, controlador y nomás mis chicharrones truenan como Gallardo Cardona, campeón nacional de popularidad, le destapan en su cara a una precandidata, que no es ninguna manta mojada ya que se trata de la próxima secretaria de Gobernación, sin haber rendido todavía su tercer informe de gobierno; otro aspirante vocinglero viene y le dice de cosas –“el mayor delincuente del estado”, por ejemplo- y se pone a hacerle cuentas adversas de sus derroches; uno más está deshojando la margarita para ver si le combate o no su ambicioso y familiar proyecto inmobiliario, y los restantes están esperando sigilosamente el momento de saltar desde la maleza.

Se trata, obviamente, de una lista provisional que al paso del tiempo se irá modificando, pero para mayor claridad en lo que estamos diciendo conviene identificar a los que ya se instalaron en el escenario como prospectos para suceder a Gallardo. Se citan en orden alfabético de apellido: Enrique Galindo Ceballos, Ruth González Silva, Verónica Rodríguez Hernández, Rita Ozalia Rodríguez Velázquez, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, Gerardo Sánchez Zumaya y Juan Carlos Valladares Eichelmann. Siete, para abrir boca. Y estarían faltando el o los aspirantes del sello MC, que todavía ni siquiera sabe si irá solo o en alguna coalición.

Habrá quién diga que en esta lista precaria falta Uñas Largas, pero no lo incluyo porque tengo la certeza de que no llegará a ese estatus. Es más, cabe la posibilidad de que ya no dure mucho en su actual encargo. Además de que salió muy raspado de las recientes elecciones, le acaban de poner de cuña en el Congreso a ese siniestro y trepador personaje de nombre Héctor Serrano. Las diferencias, pleitos y rencores entre Guadalupe Torres y Serrano son de sobra conocidas en el círculo gallardista. Ahora, uno de los espacios naturales de operación del secretario general de Gobierno -la relación con el Poder Legislativo-, se lo entregó Gallardo a alguien que acuerda directo con él, dejando a Lupe bruscamente de lado.

Tengo para mí que la empeñosa construcción de un proyecto caciquil por parte de RGC que marchaba viento en popa, entró en crisis en cuanto comenzó a mostrar dudas sobre sus propios alcances políticos y a exhibir miedo respecto de su futuro. 

El primer momento lo ubico a principios del año, cuando su esposa, ya postulada candidata al Senado por el principio de mayoría relativa, aparece encabezando la lista de representación proporcional de la alianza Verde-PT, lo cual a todo mundo hizo entender que Gallardo dudaba de su capacidad para hacer ganar a doña Ruth en la votación directa. Los hechos mostraron luego lo contrario, pero el gesto de desconfianza en sí mismo quedó registrado.

El segundo episodio, que quizá sea el más costoso hasta ahora, fue que no obstante tener super asegurado el acceso de su cónyuge al escaño, Gallardo quiso desde ahora, insensatamente creo yo, despejarle el camino de cualquier competencia, y se fue con todo sobre la abanderada de Morena, doña Rita Ozalia. Ninguna necesidad tenía de pasarle la aplanadora por encima. En el mejor de los casos sería senadora de primera minoría en tanto que la señora Ruth lo sería de mayoría.

Ese exceso, burdo, brusco e innecesario, es el que más caro le está costando, entre otras por dos circunstancias: la presidenta electa Claudia Sheinbaum vino a dejarle patente al gobernador que Rita Ozalia es muy su amiga y la quiere mucho, y casi en simultáneo la hermana mayor, Rosa Icela, es designada futura secretaria de Gobernación, tradicionalmente considerado el segundo cargo en importancia del gabinete presidencial. Alguien dirá que RGC no sabía del tamaño de la amistad de Sheinbaum con las hermanas Rodríguez Velázquez, pero para eso existen las precauciones. Ya lo dice la Biblia: “En la duda, abstente”.

En la perspectiva de la sucesión y referido al tema de las hermanas Rita Ozalia y Rosa Icela, generan la percepción de que son opciones intercambiables; que si no es una será la otra. No sé si efectivamente así sea, pero ya sabemos que en política lo que parece es.

SIGUE LA LISTA

Gerardo Sánchez Zumaya y Ricardo Gallardo Cardona eran cuates. Hay fotografías que así los muestran no hace mucho. Aquí el problema es que a los dos les gustan los centavos y el mandatario potosino, luego de beneficiar al tanquianense con una obra de más de 150 millones de pesos, fiel a su estilo, no le pagó. Y cuando éste se puso exigente con el cobro, su familia fue acosada y aterrorizada por las fuerzas estatales del orden. 

Ese fue el detonador del conflicto. Después de andar desde hace años en Tabasco, donde también dijo que quería ser gobernador, Sánchez Zumaya montó en cólera y vino a lanzarse contra su antiguo amigo. Comenzó con la retórica agresiva, pasó a hacer cuentas de los derroches gallardistas contra las prioridades descuidadas, y lleva semanas aplicado a reclutar operadores -con no mucho tino que digamos- y a forjar alianzas. No parece un prospecto ni muy sólido ni muy bien forjado, pero posee dos grandes “cualidades”: muchas ganas y mucho dinero. Imposible saber hasta dónde va a llegar, pero de que ya es una piedra en el zapato del gallardismo, ni duda.

Muy probablemente el decanato de las precandidaturas lo tiene Enrique Galindo Ceballos. Es prospecto desde que ganó la alcaldía la primera vez hace tres años y reforzó su posición al conseguir la reelección con 50 mil votos adicionales. Su carta de presentación es que ha dado resultados. Una terrible sequía de más de un año provocó una crisis de abastecimiento de agua, pero no llegó a catástrofe. Eso, y nunca habérsele ido a arrodillar a Gallardo, fueron, me parece, dos pilares de su más reciente triunfo electoral y de su reconfirmación como aspirante serio a la gubernatura.

En sus manos está frenar, o por lo menos intentarlo, las atropelladas, defectuosas e ilegales remunicipalización de Villa de Pozos y la integración de su Concejo, para que se realicen más adelante, con el debido procedimiento y sin estar envuelta en los intereses inmobiliarios que hoy la empujaron. Me quedo con la impresión de que en mucho el futuro político del alcalde dependerá de lo que haga en este tema.

Verónica Rodríguez es otra recién llegada al elenco. Su inclusión en la lista se debe en gran medida al hecho de ser senadora, pero no únicamente. Creo que contribuye a su posicionamiento la forma como enfrentó y se sacudió el cacicazgo de Xavier Azuara en el panismo potosino y ahora habrá que ver cómo le vienen las cosas al concluir su gestión como dirigente estatal albiazul: si busca la reelección y la gana bien, sin cuestionamientos y sin rompimientos, mejorarán mucho sus momios. Si apoya a una candidata (entiendo que deberá ser mujer), igual. Por el contrario, si resbala, le resurgirán los adversarios internos recién derrotados y perderá fuerza.

Hay quienes están convencidos de que Juan Carlos Valladares Eichelman es un as bajo la manga de Gallardo Cardona. Disiento. Hay razones para asumir que si en alguna manga está oculta esa carta es en la de Manuel El Güero Velazco. Además, es obvio que el joven y flamante diputado no es una opción muy atractiva para el gallardismo, porque de antemano saben que para cierto tipo de asuntos no podrían contar incondicionalmente con él. Ni lo podrían amenazar de gratis.

Volvemos al principio: todavía no se cumplen tres años del sexenio y ya parece que fuera el último. Sin mucho rascarle, ya emergen con facilidad siete u ocho presuntos aspirantes a precandidatos. Cada cual con su margen real de posibilidades, pero si acaso dos en la órbita del gobernador, Ruth y Uñas Largas, con uno de ellos, el segundo, más prospecto al basurero que a las alturas palaciegas. Y lo que falta. 

Otro día hablamos del destape de Rosa Icela en Ciudad Valles, del saludo negado a Gallardo en el presídium, del saludo obligado por el empujoncito presidencial y algunos otros detalles muy poco favorables a la prestancia charra. 

COMPRIMIDOS

De verdad que salvo poquísimas excepciones nuestros diputados son, todas y todos, un montón de porquería. En la misma sesión en la que reformaron nuestra Constitución para imponerle a la UASLP equidad de género en sus cargos directivos, violaron la misma norma para elegir un varón como nuevo integrante del Consejo de la Judicatura, correspondiéndole a una mujer. Se orinaron en la ley para atender a una instrucción ilegal y canallesca de Palacio de Gobierno, donde a su vez atendieron una petición del vicegobernador en las sombras que responde al nombre de Ricardo Gallardo Juárez. 

Al boletinarse el nombramiento de la nueva secretaria de Salud del estado, el área de comunicación gubernamental se esmeró en ocultar un par de datos: que es originaria del Estado de México, de donde nos la mandó el PVEM hace poco más de un año, porque somos algo así como su cesto de basura burocrática. También, que su profesión es la mercadotecnia, no la administración como se ponderó en el comunicado. Si por nuestros gerifaltes fuera, igual mandaban un ferrocarrilero conductor de locomotoras a tripular un Boeing 757, al cabo que los dos son aparatos que se mueven, que trasladan gente de un lado a otro y transportan carga. Y para acabarla, la dama en cuestión salió tiktokera y buena para aventar el físico por delante.

Bien dicen que hay veces que Dios cuida de sus animalitos. A la hora de hacer bien las cuentas, resultó que al insufrible Salomón Rosas no le alcanzó para ser diputado plurinominal por Morena. Lo peor, para él, es que ya había andado por aquí de farolón, presumiendo su curul, su cercanía con Marcelo Ebrard y ofreciendo futuro. Nunca dijo nada de cuando convirtió en Juanita a su primera esposa con él como suplente. Por esta vez, chupó faros. 

Con toda seguridad que no se han dado cuenta, porque son duros de entendederas, pero la neta que ya aburren con su desgastado estribillo de la Herencia Maldita. Tres años gobernando y todavía necesitan muletas para justificar sus yerros y burradas. Además, siempre hay que recordarlo, la verdadera herencia maldita es la que nos dejó Juan Manuel Carreras por víbora chiquita.

Hasta el próximo jueves.