En este 81º aniversario de PEMEX, ¿Hay algo que celebrar?
¿Podemos celebrar que la gasolina en México nos cuesta a los ciudadanos de este país casi el doble de lo que le cuesta al ciudadano norteamericano en EUA? ¿Qué no obstante ello, PEMEX es la empresa petrolera más endeudada del mundo? ¿Qué según datos oficiales de la SHCP la deuda de la empresa alcanza más de CIENTO CUATRO MIL QUINIENTOS MILLONES DE DÓLARES) es decir, mas de dos millones de millones de pesos? ¿Qué el saqueo de PEMEX, no se ha detenido en todo ese tiempo?
¿Se puede celebrar que sus deudas son mayores que el valor de sus activos, es decir de sus bienes? ¿Qué tiene una nómina tres veces mayor que la de Petrobras en Brasil, que produce el doble de barriles, es decir que tiene 120 mil trabajadores, de los cuales sólo se requerirían 40mil? ¿Qué tiene 4 de sus refinerías casi paralizadas y sin producir nada, por falta del debido mantenimiento? ¿Qué muchos políticos y los líderes sindicales se han cansado de enriquecerse durante años y años a ciencia y paciencia de los presidentes de la República? ¿Qué el “huachicoleo”, es decir, la extracción subrepticia de la gasolina lleva muchos años, pero en el sexenio de Peña, se disparó al 1000 % con la evidente complicidad de los altos funcionarios de PEMEX, pero no hay ninguno en la cárcel?
“Siembra vientos y recogerás tempestades”
Así reza un conocido refrán popular que nos hace reflexionar en las consecuencias de sembrar a nuestro alrededor suspicacias, descrédito, insidias y sospechas sobre otras personas, sin tener pruebas fehacientes de una conducta errónea, pecaminosa, ilegal o inmoral, porque tarde o temprano acaban pasando factura al autor de ellas. Si esto es verdad cuando se aplica a una persona común y corriente, cuánto más es aplicable el refrán, a un alto funcionario del gobierno de un país como México que desde su posición de poder político, acusa, juzga y sentencia a personas e instituciones, a diestra y siniestra, sin tener las pruebas necesarias para acusar y condenar desde la comodidad de su investidura presidencial. Frente a un auditorio escogido para que no lo cuestionen con preguntas incómodas o molestas, como es el caso de las conferencias de prensa de todos los días que ofrece López Obrador en el espacio imponente de los salones del Palacio Nacional.
Porque si un presidente de la República, abusa del poder que le da su cargo para desprestigiar en sus conferencias mañaneras a personas e instituciones, expone su investidura a que se le falte al respeto que merecería un presidente, y, si no aporta pruebas de sus acusaciones de corrupción, y si no aplica la vía de la impartición de justicia, mediante procedimiento legal estricto, demerita su credibilidad y la confianza de los ciudadanos.
En fechas recientes, además de sus ataques a diversas instituciones no gubernamentales y de un conjunto de medidas altamente cuestionables, como la cancelación del aeropuerto, el proyecto del tren maya, o la refinería de Dos Bocas o la cancelación del presupuesto a las estancias infantiles, entre muchas otras, resulta que ha acusado a todos los últimos expresidentes, desde Salinas para acá, señalándolos de conflicto de intereses y de corrupción, pero sin aportar ninguna prueba y sin emprender ninguna acción legal para sancionarlos.
Me parece que el presidente López está obligado por la ley a sancionar los actos de corrupción de los que acusa a sus 5 antecesores y, de ser el caso, obligarlos a que entreguen a la tesorería de la Nación la supuesta o real riqueza que acumularon como resultado de sus respectivos mandatos. Si no lo hace así, una de dos: o es porque no existen pruebas o bien, porque existen acuerdos secretos para no sancionarlos.
Cuando se le ha cuestionado a AMLO, sobre la forma o el método que seguirá para combatir la corrupción, sale con una verdadera vacilada de que la combatirá “con el ejemplo”, y porque él ya dictaminó que la corrupción ya se acabó desde el momento en que el lo decidió. “Si el presidente es honesto”, asegura, “todo el mundo se volverá honesto”... Por favor, Sr. Presidente. ¿Qué no sabe usted que la condición humana es muy frágil? ¿Ignora usted que en arca abierta el justo peca? ¿No ha leído a filósofos y tratadistas del derecho que A LO LARGO DE LA HISTORIA demuestran que el único o al menos el mejor disuasivo para la corrupción y para el delito ES EL TEMOR A LA SANCIÓN? ¿Es posible que no sepa que el mayor estímulo a la corrupción gubernamental y a la delincuencia es la falta de castigo, es decir LA IMPUNIDAD? ¿Qué el 95% de los delitos en México, no se castigan?
Por último, quiero recordarle a usted y a sus seguidores de Morena, que no somos sus enemigos, ni miembros de la Mafia en el Poder, ni somos vasallos del imperialismo yanqui ni mucho menos peones del neoliberalismo rapaz. Nada de eso Sr. Presidente.
Solo somos mexicanos que tenemos el derecho a disentir y a criticar a los gobernantes con plena libertad, como lo establecen los Derechos Humanos y la Constitución General de la República. Y que hemos disentido y criticado también a todos los gobiernos anteriores, de todos los partidos, cuando a nuestro leal saber y entender han faltado a sus deberes para con los mexicanos.
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