Refundación Social

“Una República debe ser el encuentro del líder con el pueblo”
Charles De Gaulle

Los recientes eventos en la Francia, a los que se les ha denominado como, el movimiento de los “chalecos amarillos”, me han llevado a releer a Hobbes y su Leviatán, pues, como sabemos este autor anglo precursor del contractualismo social es, sin duda, fascinante por varios aspectos, lo es, porque justifica el origen y necesidad del Estado (y de su finalidad, la seguridad pública), asimismo, porque es una teoría explicativa del fundamento de los derechos humanos, también, porque enfatiza la enorme valía del consenso de todas y todos en una comunidad.
El Presidente galo, Emmanuel Macron, a partir, de la crisis social, que el mundo ha sido testigo, precisamente, con miles de parisinos protestando contra el alza de impuestos a la gasolina (en México lo llamaríamos gasolinazo, y, de los que dio marcha atrás, pues no le quedaba de otra), de lo anterior, devino en el llamado del mandatario a un gran debate nacional dirigido a la creación de un nuevo “pacto social”, basado en cuatro ejes: 1. Social, 2. Territorial, 3. Económico, y 4. Democrático.
Los mecanismos elegidos fueron, las consultas públicas y el plebiscito (obviamente). Las preguntas a contestar iban desde, la opinión sobre ¿qué impuestos se deben de cobrar, o, en que no se debe ejercer el gasto público? hasta, ¿Cómo organizamos al Estado y su administración pública? Ya sé, en México todas estas preguntas serían improcedentes, y, seguramente descalificadas por la Suprema Corte, ya que, constitucionalmente se prohíben estas formulaciones, paradójico ¿Cómo hablar de un real pacto social en donde la gente no puede opinar de estos temas?
Vienen a la memoria, sin duda, el hecho de que hace siglos, precisamente, en la Francia sobrevino la llamada “toma de la Bastilla” que marcaba el inicio de una revolución social, la cual, consagraría el principio de la igualdad entre las personas (no más castas ni nobleza), asimismo, las libertades de acción del ser humano, y la fraternidad. De ahí, lo sorprendente es que, el cuestionamiento y debate social se da en la cuna misma del republicanismo, empero, más bien, la lectura debiera apuntar a que, precisamente, no es coincidencia el comportamiento de los actuales franceses, con los de sus ancestros.
Con el debido respeto, a los miles de heridos y decenas de muertos, de este estallido social ha derivado, el ilustrativo llamamiento, del Presidente Macron, a cabildos abiertos, al margen quedará el cálculo político de su eficacia, pues, como dice el diario El País (2018.11.30), puede pesar su inexperiencia en cargos de elección popular.
La paradoja suscitada, al ejercer el poder político sin contrapesos significativos (su partido es la primera fuerza también en el parlamento), lo hace gobernar como un presidente solo (aunque el desgaste también es en solitario), empero, sus rivales partidistas también tienen una pobre popularidad; en todo caso, lo que la Francia nos enseña son las consecuencias de provocar el hartazgo de los invisibles, pero, también que la sociedad, posteriormente al siglo decimonónico, ha encontrado nuevas formas de representación y de expresión, tales como, las ongs, las redes sociales que guían la opinión pública, en fin, una nueva sociedad civil que rompe esquemas previos.
Sin duda, nada volverá a ser lo mismo, después, de la aparición de los chalecos amarillos, así que, debiéramos recordar, la sociedad no es estática, más bien, dinámica, también que, el pacto social no es una fábula teórica sino una reflexión científica, ni duda cabe.
Las y los espero con el gusto de siempre el próximo viernes.

carloshernandezyabogados@hotmail.com