Retenes arcaicos
“Si estás en la carretera y oyes un mic-mic
Ten la seguridad que se trata de mi
Y si intentas seguirme te va a anochecer
Pues el feroz coyote me puede comer”.
El correcaminos.
Parece ser que llegaron nuevamente como estrategia nacional contra el crimen, los no tan populares Retenes en las carreteras. Se recurre, a una -política de “control” y verificación de transito de vehículos-, del siglo pasado, sin sustento empírico de sus resultados, más allá de fuente de corrupción, abusos de autoridad y una que otra pillería en contra de los usuarios de las vías terrestres más vulnerables.
Todos deben estar en el retén, parece ser la indicación: Militares, Guardia Nacional, policías estatales, municipales y policías de protección federal (ex policías federales desechados ahí), de la SSCP, mientras egresan los nuevos agentes de investigación e inteligencia.
Se ven ya por las principales carreteras federales del país, con mayor énfasis en revisión dirección norte-sur. Ahí están las patrullas de todos los colores y todas las corporaciones policiales y militares, están como medida de protección y para ser vistos por la ciudadanía como generadores de percepción de seguridad.
¿El fin? Un control y flujo de usuarios de las carreteas, para detectar tráfico de armas, drogas, criminales, autos robados, mercancía ilegal y de pilón algún conductor drogado o alcoholizado.
¿Cómo prevención del delito? Habría que ver la certeza y efectividad de sus posiciones geográficas, o mejor dicho, de aquellas zonas de alta criminalidad o aquellas con fuerte presencia del crimen organizado.
El asunto, por demás risible, es que los retenes están mal ubicados estratégicamente y en horario burocrático de oficina, instalados en horas no laborales criminalmente hablando y también porque los malandros no se mueven en esas carreteras de transito de mercancías y de ciudadanos comunes y corrientes, “aquellos” utilizan brechas, caminos estatales y otro horario noctámbulo.
Es cuestión de salirse de caminos de autopsita o libres, e introducirse a caminos estatales y rurales, para percatarse del flujo vehicular tanto local como de tránsito de caravanas con gente armada.
Me comenta un cliente, dedicado a la distribución de refrescos y botanas que los caminos rurales se han activado fuertemente en los últimos años como fuente de hacer llegar a la población más alejada sus productos y que no es raro ver circulación de camionetas sospechosas, que claramente no son de la zona.
Un retén, puesto fijo de revisión, o control provisional preventivo, como se le quiere denominar, es arcaico e inoperante. La red de carreteras en su conjunto y la seguridad pública tienen que verse desde una perspectiva de patrullaje, de inspección, supervisión y vigilancia móvil con tecnología (drones).
TAPANCO: ¿De qué tamaño es el reto? La red de carreteras mexicanas es de 916 mil km (carreteras pavimentadas + vialidades/enlaces + caminos), 179 mil km de carreteras pavimentadas; 51 mil km son estatales, 24 mil km municipales y particulares; 11 mil de cuota y la friolera cantidad de 527 mil km no pavimentados, más 21 mil km de veredas.
Urge, una “Comisión Nacional de Seguridad de la Red de Carreteras”.
¿Por qué no?
X franciscosoni



