Roban al indep

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¿En verdad quiere combatir la corrupción el presidente López Obrador? Vea usted.

El Lic. Jaime Cárdenas Gracia, Dr. En Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y por la UNAM, con investigación postdoctoral en las universidades de Yale y Geogetown, investigador del CONACYT e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM de tiempo completo, acaba de renunciar a su cargo frente al INDEP, el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, denunciando corrupción. No la corrupción de los pasados presidentes, de los que tanto le gusta hablar al Lic. López Obrador, sino la del actual sexenio, de la que prefiere no hablar. 

En una entrevista con Ricardo Rocha, detalla que encontró corrupción durante los cuatro meses que duró en el cargo y el presidente no lo apoyó. Con su testimonio, se desvela la supuesta intención de combatir la corrupción, de la que tanto presume el primer mandatario. Al llegar a su nuevo cargo hace poco más de 4 meses encontró subastas arregladas, mutilación de joyas, favoritismo a empresas e indebidos o extraños manejos de dinero, lo cual lo expresó en su carta de renuncia. El Dr. Cárdenas Gracia comentó a Rocha, que esperaba que el presidente lo escuchara, pero sus cuestionamientos causaron molestia y la falta del respaldo presidencial. Añadió “Mi lealtad no es ciega”.

Ante esto, la reacción del presidente de la República fue mofarse de su colaborador, desdeñarlo desde su siguiente mañanera: “no le entró, para ser servidor en la 4T, se requieren ganas, la administración pública exige entrega y fatigas”. 

Pero la paradoja queda: . . . Le roban al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado. Es el caso que mejor exhibe que no hay voluntad política del propio presidente para luchar contra la corrupción, cuando se trata de su propio gobierno.

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El espectáculo reciente que dio el presidente López Obrador, ante la Asamblea General de la ONU, cuando por vía digital,  (ZOOM), asistió a la celebración del 75 aniversario del Fin de la Segunda Guerra Mundial, al ufanarse de que el dictador italiano, cuyas atrocidades fueron castigadas por su propio pueblo al fin de la guerra, Benito Mossolini, llevara el mismo nombre del Lic. Benito Juárez, porque los padres del italiano eran admiradores del mexicano. Y su reiteración, necia a mi juicio, al jactarse ante los embajadores, por el avión presidencial que se rifó, sin rifarlo, pero que todavía lo tenemos y que está en venta. 

Son hechos, junto con su prolija e impertinente exposición ante los embajadores de las naciones integrantes del organismo mundial para explicar lo que es la 4T, que hacen pensar en todo el mundo, si el presidente de México se encuentra bien de sus facultades mentales, o se trata de una marrullera intención de distraer la atención pública, en tanto continúa en sus pérfidos planes de implantar los acuerdos del Foro de Sao Paulo.

Además de tener a los mexicanos muy insatisfechos por sus ocurrencias y desatinos, por ejemplo  sus amañadas e ilegales consultas al pueblo bueno y sabio, o por el uso y abuso que hace de la tribuna presidencial para recetarnos todos los días su reiterada retórica sobre su superioridad moral, sus juicios sumarios para calificar, insultar y denostar a sus críticos; además de todo ello, sus fracasos ya muy visibles y penosos, en su política económica que ya está causando estragos y hambre entre los grupos más pobres y el enorme desempleo que se está agudizando por un discurso que, en lugar de alentar, genera desconfianza y dudas entre los inversionistas.

Una política que, desde antes de la pandemia, se orientaba a destruir riqueza, con un gobierno que, a pesar de su discurso, parece querer incrementar la pobreza, con casi 15 millones de nuevos pobres y en pobreza extrema

Su supuesta lucha contra la corrupción, que se desmiente con sus dos raseros para sancionarla: uno para aplicar a sus amigos, familia o partidarios y otro, agresivo contra la reputación y la dignidad de quienes lo critican. Su aparente amistad con los familiares de peligrosos delincuentes, a los que, en lugar de encarcelar, les otorga abrazos y da órdenes para que los suelten cuando ya están bajo arresto del ejército, por orden judicial. Eso sí es verdaderamente no solo ilegal, sino inmoral y en estricto derecho, es una flagrante violación presidencial al estado de Derecho.

lujambio06@hotmail.com