Seguridad vehicular, ¿en la agenda pública?

“Para comprender la seguridad no hay que enfrentarse a ella, sino incorporarla a uno mismo”
Allan Watts (1915-1973),
filósofo británico

La mayoría de nosotros tuvimos un juguete favorito de niños, a veces relacionado indirectamente al automovilismo o, directamente, con los “carritos” a escala.
Inicio con esta evocación, quizás nostálgica, para abordar un tema para muchos apasionante, y sensible al mismo tiempo para otros por el tema que trataré, y del cual siento la necesidad de prestar especial atención.
Me refiero a que vivimos una época en la que nuestra movilidad depende en gran medida del sector automotor. Ello ha significado innegables ventajas, pero también inconvenientes en materia de seguridad vehicular, seguridad vial, y la normatividad que las acompaña.
Arrancando con un poco de numeralia, datos del INEGI revelan que en México había registrados en circulación 39.7 millones de vehículos a motor en 2016, casi 1.1 millones en nuestro estado.
En cuanto a comercialización, las asociaciones de distribuidores de automotores (AMIA y AMDA) declararon que se vendieron 1.5 millones de vehículos en nuestro país en 2017, y la importación de autos usados (conocidos como “chocolate”) se redujo un 73% entre 2014 y 2017. Durante los primeros 6 meses de 2018 se vendieron casi 681 mil vehículos a nivel nacional, y poco más de 15 mil en el estado.
Redondeando estas cifras, tenemos que a mitad de 2018 circulaban alrededor de 42 millones de vehículos en México, y 1.15 millones en San Luis Potosí. Bastantes, ¿verdad? Dejemos este dato para más adelante.
Si hablamos de choques, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que alrededor de 1.25 millones de personas mueren en el mundo a causa de accidentes de tráfico. Casi el 90% de los fallecidos viven en países de desarrollo bajo y medio, como el nuestro, donde está el 54% de los vehículos matriculados. Estos accidentes son la principal causa de muerte de jóvenes entre 15 y 29 años; casi la mitad del total de estas víctimas fatales son peatones, ciclistas y motociclistas.
Acercándonos a nuestro entorno, seguramente usted y yo tenemos algún familiar, amigo cercano, o conocido que padeció un accidente vial. Desafortunadamente casi mil diarios en nuestras ciudades, según el INEGI; y alrededor de 34 en carreteras, según la SCT. Ambos en 2016. Con estos alarmantes datos, ocupamos el séptimo lugar a nivel mundial en muertes por accidentes de tránsito.
Entre los accidentes ocurridos en zonas urbanas y en carreteras también en 2016, nos arroja la preocupante cifra de 271 heridos, y 22 personas que mueren diariamente al estar implicados vehículos automotores.
Para atacar este grave problema, existen acciones recientes que se han dado en el ámbito mundial. En 2010 la Asamblea General de la ONU proclamó el periodo 2011-2020 como el Decenio de Acción para la Seguridad Vial, con objeto de “estabilizar y reducir el número de víctimas mortales involucradas en accidentes de tránsito en el mundo”.
En 2011 México se sumó a este acuerdo mediante la Estrategia Nacional de Seguridad Vial 2011-2020 con el “propósito de reducir las lesiones, discapacidades y muertes por accidentes de tránsito en la red carretera federal y vialidades urbanas, así como promover el fortalecimiento y mejora de los servicios de atención médica… por accidentes de tránsito…”.
Esta estrategia tiene cinco líneas de acción. Menciono dos. La primera se refiere a “coadyuvar en el fortalecimiento de la capacidad de gestión de la seguridad vial…”; y la tercera habla de “Fomentar el uso de vehículos más seguros”.
También cabe resaltar que su objetivo principal es reducir un 50% las muertes por accidentes de tránsito en el país; sin embargo, la estadística empaña su cumplimiento. La Secretaría de Salud en su Informe sobre la Seguridad Vial, México 2015 indica que, entre 2010 y 2015, se registró una reducción de solo 4.1%.
¿Respecto a la prevención de accidentes y la seguridad vial, que hay? Esta estrategia está liderada por la Secretaría de Salud. Hay un Secretariado Técnico del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (STCONAPRA) que depende de esa Secretaría. Una de sus funciones es dirigir la política nacional en prevención de lesiones ocasionadas por accidentes. El Secretariado es poco conocido y, al parecer, con poca actividad. La última actualización de su página web es de febrero de 2015. En su sitio electrónico se recopila la normatividad en materia de tránsito y seguridad vial existente en el país. Destaca el Programa de Acción Específico Seguridad Vial 2013-2018, algunas estadísticas, y poco más.
Cuando hablamos de seguridad vehicular, es tranquilizador saber que hoy tenemos vehículos mucho más seguros que hace tan solo dos décadas. Hay organismos a nivel mundial y regional (EuroNCAP, LatinNCAP) que realizan pruebas que miden la seguridad en los autos.
Estos avances han sido empujados en gran medida por la presión social que demanda autos más seguros. Aquí es donde ha entrado la regulación mediante leyes que han obligado a la industria automotriz a vender autos más seguros. Sin embargo, existen matices.
Así pues, la seguridad vehicular ¿es obligación, o lujo? Para el caso de México está por verse. Aunque desde 2016 existe una norma que regula los dispositivos de seguridad esenciales en vehículos nuevos, expertos en la materia y organizaciones como El Poder del Consumidor, indican que todavía es bastante perfectible.
En comparativos subraya que la normatividad en varios países exige que todos los autos nuevos, desde sus versiones básicas, cuenten con dispositivos de seguridad como protección a peatones, frenos con ayudas electrónicas, bolsas de aire, entre otros; y pide a la autoridad que todos los autos vendidos en México, también desde sus versiones básicas, la norma obligue a tener las mismas medidas de seguridad en los autos comercializados en el país. A la fecha, si usted desea tener estos dispositivos de seguridad en su auto nuevo, deberá pagar un sobreprecio considerable.
¿Recuerda los 42 millones de vehículos que comenté al inicio? Si añadimos que la edad promedio del parque vehicular es de 17 años, y que no todos los autos nuevos, y los ya en circulación, disponen de las medidas mínimas de seguridad, y además no son exigibles en su totalidad por la regulación actual, entonces estamos frente a un grave problema.
Está plenamente demostrado que muchas lesiones y muertes de tránsito se relacionan directamente por la falta de elementos de seguridad pasiva en los vehículos, por lo que es imperativo reforzar políticas públicas acompañadas de acciones transversales vinculadas a la seguridad vehicular, y la seguridad vial.
¿Cómo hacerlo? Estamos ante una ocasión inédita. La nueva administración federal tiene aquí una excelente área de oportunidad para escuchar lo que los ciudadanos tenemos que decir al respecto, para que, junto con los demás actores involucrados (industria automotriz y autoridad), se refuerce o retome este tema y se implemente como una política pública transversal prioritaria en materia de seguridad vehicular y seguridad vial. El diagnóstico y las primeras acciones ya están en marcha.
Hay lesiones y muertes que, con voluntad, sensibilidad y acciones adecuadas, son evitables. Los accidentes de tráfico, son una de ellas.

Dedicado a Cruz Felipe Fragoso Zárate.
Por su pronta recuperación

Juan Manuel Rosales Moreno
jmanuelrmoreno@yahoo.es
Política y Administración Pública