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Sobre el calentamiento global

Por Alfonso Lastras Martínez

Enero 19, 2025 03:00 a.m.

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Tal como se esperaba, diferentes fuentes confirman que 2024 fue el año más caliente del que se tenga registro. Basada en datos de seis agencias, la Organización Meteorológica Mundial confirma que la temperatura global promedio de 2024 fue 1.55 grados centígrado superior al promedio correspondiente al periodo 1850-1900, con una incertidumbre de más/menos 0.13 grados centígrados. Para poner este valor en perspectiva, habría que recordar que el acuerdo climático de París de 2015 fijó la meta de limitar el crecimiento de la temperatura del planeta en 1.5 grados centígrados, de modo que es posible que este límite se haya sobrepasado en 2024.

Dado que la temperatura puede variar por varios grados centígrados entre el día y la noche -y en algunos lugares por decenas de grados centígrados entre verano e invierno-, 1.5 grados centígrados no pareciera ser una cifra alarmantemente alta. Lo que, sin embargo, sería una conclusión apresurada. En efecto, recordemos que en la última glaciación las temperaturas del planeta fueron unos cinco grados centígrados inferiores a las actuales, con el resultado de que el norte del continente americano se cubrió de hielo. Sin alcanzar la magnitud de la Edad del Hielo, durante los siglos XIV-XIX una disminución de temperatura de un grado centígrado produjo la llamada Pequeña Edad del Hielo. Pintores de la época, como el holandés Peter Brueghel el Viejo, nos legaron evidencias visuales de las duras condiciones invernales que sufrió el norte de Europa durante este periodo.

Aparte de las variaciones periódicas de temperatura ambiente por el ciclo de estaciones del año, o por el ciclo día-noche, la temperatura de la Tierra puede variar por eventos aleatorios como erupciones volcánicas que lanzan a la atmósfera aerosoles que bloquean parcialmente la radiación solar y provocan un enfriamiento. Recordemos, por ejemplo, que la erupción del volcán Tambora en Indonesia en 1815 hizo que el verano de 1816 fuera particularmente frío, al grado que ese año se conoce como “El año que no tuvo verano”. 

Recordamos también que el “invierno volcánico” del Tambora tuvo su parte en la creación de la novela “Frankenstein o El moderno Prometeo”, de Mary Shelley, publicada en 1818, pero concebida en una villa en Suiza a sugerencia de Lord Byron durante el verano de 1816. El frío imperante en el exterior habría impulsado a Shelley a permanecer recluida en el interior de la villa, con suficiente tiempo libre para pensar en su novela.

En estas condiciones, supongamos que alguien hubiera planteado a Mary Shelley que el mundo estaba en 1816 entrando en una fase de calentamiento global. Con seguridad, ese alguien hubiera tenido considerables dificultades para convencerla; y es bastante posible que no lo hubiera logrado. Y, sin embargo, el planteamiento hubiera sido correcto en buena medida, pues el actual calentamiento global se inició en el siglo XIX con el advenimiento de la revolución industrial y el consumo de carbón combustible. 

Hoy en día está establecido más allá de toda duda que la temperatura de la Tierra se está incrementando. Si bien de manera periódica o aleatoria la temperatura en un lugar determinado del planeta tiene variaciones, positivas o negativas, la temperatura de la Tierra tiene una tendencia a incrementarse promediando varios años. 

Para estudiar calentamiento global, los expertos miden la temperatura en un cierto lugar y en un momento dado y la comparan con cierto valor de referencia, por ejemplo, la temperatura promedio en el periodo de 1951 a 1980. La diferencia de temperatura medida y el valor de referencia es conocida como una anomalía. La evolución de la anomalía de temperatura a lo largo de tiempo constituye una medida del progreso del calentamiento global.  En el sitio de la NASA “Scientific Visualization Studio” se pueden encontrar visualizaciones de las anomalías de temperatura a lo largo de la superficie terrestre y como éstas han cambiado a lo largo del tiempo.  

Los datos de los expertos acerca de la evolución de las temperaturas del planeta han alcanzado un gran grado de sofisticación y detalle. En este sentido, de acuerdo con Gavin Schmidt, Director del Instituto Goddard para Estudios Espaciales de la NASA: “Cuando se producen cambios en el clima, primero se ven en el promedio global, luego se ven a escala continental y luego a escala regional. Ahora lo estamos viendo a nivel local. Los cambios que se producen en las experiencias cotidianas de las personas se han vuelto muy claros.”

Así, si en medio de un crudo invierno dudamos que el calentamiento global sea real, debemos convencernos que, de acuerdo con la ciencia del clima, el frío que sentimos es solamente una tregua pasajera y que el calentamiento global seguirá su curso en cuanto pase el invierno; al menos por ahora. Y en ese punto, debemos reconocer que tenemos ventajas sobre Mary Shelley, quién no podría haber reconocido las evidencias de dicho calentamiento. Por más que fuera real.