En estos días he reflexionado respecto a la sociedad de consumo en que vivimos, pero sobre todo de cómo han cambiado nuestros hábitos, éstos se han vuelto cada vez más consumistas, queremos cambiar el coche, el celular, los electrodomésticos, la zona donde vivimos; por lo nuevo, lo de moda, una mayor tecnología, porque eso nos aporta una posición o un estatus.
Y recordaba estimado lector y usted se sumará a mi sentir, si es de la generación de los años sesentas, setentas u ochentas, o años previos, que lo importante era disfrutar lo que teníamos. Un ejemplo de esto, era el televisor lo importante no era el aparato, ni el modelo, ni si era o no a color –lo mejor era que sí lo fuera- el motivo era compartir y disfrutar los programas, con la familia, con los vecinos menos favorecidos, y tener la oportunidad de disfrutar y divertirse de manera colectiva.
En la actualidad, lo importante en el momento de consumo, es la marca del televisor, las características tecnologías más novedosas, el tamaño –entre más grande es mejor-, entre otros aspectos que se califican. Y esto posiciona lo que tenemos. Los jóvenes en estos momentos buscan tener productos con una mayor tecnología y deben ser los más novedosos para estar al día.
En este escenario, todo cambia de un momento a otro, nada permanece, el avance tecnológico es un factor que ha modificado nuestros hábitos de consumo, entre otros elementos.
El consumo de productos, vestido, vehículos, electrodomésticos, ha sido una estrategia que no centra el valor en las personas, quiénes somos esclavos de estos productos. Vivimos en sociedades del desecho como refiere Eduardo Galeano y precisamente es en el tema ambiental donde el desecho genera graves problemas en las ciudades.
Este consumo desmedido tiene impactos en el medio ambiente, los desechos de productos tecnológicos, en la ropa, plásticos, entre otros. Ya que no todos conocemos el tratamiento y disposición que se le debe dar a este tipo de desecho.
Me gustaría preguntarle mi estimado lector, si usted conoce el manejo de este tipo de desecho, o si tiene conocimiento de cómo el gobierno de su ciudad recolecta, distribuye y trata este tipo de desechos, como es el caso de los productos tecnológicos contaminantes, como las pilas de los equipos de cómputo, de los celulares, de los relojes, el plástico que utilizan muchos de ellos. Y la cantidad de ciudadanía que debe contar con esta información.
Lo anterior, lo relaciono con el concepto del hombre líquido, caracterizado como un individualista, que vive el momento y tiene planes a corto plazo, y considera que nada es permanente según Zygmunt Bauman quién presentó el término sociedad líquida, para definir una metáfora que muestra la situación actual respecto a las realidades sociales de antaño, como un ejemplo podríamos referir el trabajo y el matrimonio para toda la vida contrapuesto a la duración que tienen en la actualidad.
Entre este concepto de sociedad de desecho, y la manera de vivir de la sociedad líquida en relación a la forma en que evoluciona la naturaleza hay un desfase. Ya que, como sociedad y debido a nuestra inmediatez, no hemos considerado lo implacable de la naturaleza y las acciones preventivas que tendríamos que estar diseñando y trabajando no solo desde el ámbito gubernamental, sino incluyendo a actores sociales.
En este sentido, vemos la aparición de grupos ecologistas y minimalistas, entre otros, que, acompañados de las nuevas teorías de la escasez de recursos no renovables, han sido de los grupos que han impulsado acciones preventivas de contaminación.
Lo invito estimado lector a revisar el estilo de vida que lleva, si considera que es necesario replantearlo con el objeto de prevenir futuras crisis en esta materia.
Martha Yalú Gutiérrez Mendoza
Y recordaba estimado lector y usted se sumará a mi sentir, si es de la generación de los años sesentas, setentas u ochentas, o años previos, que lo importante era disfrutar lo que teníamos. Un ejemplo de esto, era el televisor lo importante no era el aparato, ni el modelo, ni si era o no a color –lo mejor era que sí lo fuera- el motivo era compartir y disfrutar los programas, con la familia, con los vecinos menos favorecidos, y tener la oportunidad de disfrutar y divertirse de manera colectiva.
En la actualidad, lo importante en el momento de consumo, es la marca del televisor, las características tecnologías más novedosas, el tamaño –entre más grande es mejor-, entre otros aspectos que se califican. Y esto posiciona lo que tenemos. Los jóvenes en estos momentos buscan tener productos con una mayor tecnología y deben ser los más novedosos para estar al día.
En este escenario, todo cambia de un momento a otro, nada permanece, el avance tecnológico es un factor que ha modificado nuestros hábitos de consumo, entre otros elementos.
El consumo de productos, vestido, vehículos, electrodomésticos, ha sido una estrategia que no centra el valor en las personas, quiénes somos esclavos de estos productos. Vivimos en sociedades del desecho como refiere Eduardo Galeano y precisamente es en el tema ambiental donde el desecho genera graves problemas en las ciudades.
Este consumo desmedido tiene impactos en el medio ambiente, los desechos de productos tecnológicos, en la ropa, plásticos, entre otros. Ya que no todos conocemos el tratamiento y disposición que se le debe dar a este tipo de desecho.
Me gustaría preguntarle mi estimado lector, si usted conoce el manejo de este tipo de desecho, o si tiene conocimiento de cómo el gobierno de su ciudad recolecta, distribuye y trata este tipo de desechos, como es el caso de los productos tecnológicos contaminantes, como las pilas de los equipos de cómputo, de los celulares, de los relojes, el plástico que utilizan muchos de ellos. Y la cantidad de ciudadanía que debe contar con esta información.
Lo anterior, lo relaciono con el concepto del hombre líquido, caracterizado como un individualista, que vive el momento y tiene planes a corto plazo, y considera que nada es permanente según Zygmunt Bauman quién presentó el término sociedad líquida, para definir una metáfora que muestra la situación actual respecto a las realidades sociales de antaño, como un ejemplo podríamos referir el trabajo y el matrimonio para toda la vida contrapuesto a la duración que tienen en la actualidad.
Entre este concepto de sociedad de desecho, y la manera de vivir de la sociedad líquida en relación a la forma en que evoluciona la naturaleza hay un desfase. Ya que, como sociedad y debido a nuestra inmediatez, no hemos considerado lo implacable de la naturaleza y las acciones preventivas que tendríamos que estar diseñando y trabajando no solo desde el ámbito gubernamental, sino incluyendo a actores sociales.
En este sentido, vemos la aparición de grupos ecologistas y minimalistas, entre otros, que, acompañados de las nuevas teorías de la escasez de recursos no renovables, han sido de los grupos que han impulsado acciones preventivas de contaminación.
Lo invito estimado lector a revisar el estilo de vida que lleva, si considera que es necesario replantearlo con el objeto de prevenir futuras crisis en esta materia.
Martha Yalú Gutiérrez Mendoza

