Hace algunas semanas en nuestra preciosa Plaza Fundadores de este San Luis de la Patria, fui testigo de un evento cívico sencillo pero muy significativo: “Canje de armas”, donde personas voluntariamente entregan sus armas de fuego para su destrucción y a cambio la SEDENA les retribuye con cierta cantidad de dinero en efectivo. Pero en ese mismo evento niñas y niños entregaron juguetes bélicos y se les daba un juguete didáctico.
Al observar estas escenas bajo un sol precioso que iluminaba el cielo de la acuarela potosina, no pude resistir hacer escuchar en mi mente el “Imagine” de Lennon al tiempo que pensaba: -Que terrible invento ha sido para la humanidad las armas de fuego-. Cuantas vidas de millones de seres humanos han sido apagadas por las balas que disparan estos artefactos, pienso en Kennedy, Ghandi, Lennon, Colosio, en el apreciado Comandante Flores Escamilla, en mi amigo Silvestre (Ombudsman de Baja California Sur) y su hijo.
Pensé también en todas esas madres y padres en México que han tenido que llorar la muerte de un hijo privado de la vida por balas. Estimado lector Usted seguro está pensando que toda arma requiere ser disparada por alguien, lleva razón, pero también es cierto que las armas de fuego desde su aparición en la China del siglo XIII han sido “facilitadoras de la muerte.”
Pocos saben que desde el 24 de diciembre de 2014, (Noche de Paz Cristiana) está en vigor el Tratado sobre el Comercio de Armas que establece prohibiciones expresas para detener la transferencia internacional entre Estados de armas, municiones y conexos, propicios para cometer o facilitar genocidios, crímenes de lesa humanidad, de guerra pero también feminicidios y homicidios.
Según estima el Estudio sobre Armas Pequeñas y Ligeras, hay más de 1.000 millones de armas de fuego en el mundo, la mayoría de las cuales están en manos de civiles. El mercado mundial de armas alcanzó en 2019 la cifra récord de 92.000 millones de dólares, según el Centro de Análisis de Comercio Mundial de Armas. Esto significa que las armas de fuego, por supuesto que son facilitadoras de la muerte, basta observar las cifras oficiales en México que de 2006 a 2018, -sin contar 2019, 2020 y las de ayer-, se cometieron 250.547 homicidios dolosos, más del 90% de éstas, adivinó Usted, con armas de fuego.
Siguiendo la letra Imagine de Jhonn Lennon, imagine amable lector lo que la ciencia médica -en tiempos del COVID-19- pudo haber realizado con los 92 000 millones de dólares que sirvieron para producir armas en el mundo, o mejor aún, imaginemos a la familia de esa persona, vecino, conocido o compañero, cuya vida fue interrumpida por una bala, que darían cualquier cosa porque esa bala jamás hubiera sido producida. Dice Lennon en Imagine, “…imagina toda la gente viviendo la vida en paz…”, quienes creemos en el pacifismo como forma de vida, por supuesto imaginamos un mundo sin armas de fuego, pero también somos realistas, sabemos que los líderes de las grandes potencias que han abrazado el pacifismo enfrentan la acometida de la industria armamentista, que el desarme en el futuro nacerá de la confianza y deberá ser gradual, para que, llegado el momento se reconozca la inutilidad de fabricar armas de fuego.
Pero será con mano izquierda y desde el pacifismo que se logre convencer que las armas nunca fueron buena idea, también estoy seguro que en países como México en la búsqueda de una paz sin armas, estarán las víctimas de la violencia, aquellos quienes siendo niños perdieron a sus padres, a las hijas e hijos de policías, soldados, marinos que una bala no les permitió regresar a casa para abrazarlos, por eso, convencido estoy que la paz en el mundo del futuro necesariamente deberá estar desprovista de armas y que, la millonaria producción económica de esa industria de la muerte, deberá será reorientada en sembrar y preservar la vida de todas las formas posibles.
Por eso, acciones que parecieran tan pequeñas como “Canje de armas”, cobran tanto sentido, lamentablemente desconozco el nombre de quien diseñó esta acción, pero estoy seguro que fue un pacifista, que imaginó el poderoso mensaje de paz que representa observar a un soldado destruir públicamente un arma de fuego.
Recuerdan los biógrafos de Lennon, que escribió Imagine una mañana de octubre de 1971 en su habitación de Ascot, Inglaterra, acompañado por el amor de su vida Yoko, Lennon finalizó esta inmortal canción diciendo: “Puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único, espero que algún día te unas a nosotros y el mundo vivirá como uno.” Sin duda John no eres el único.
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