Virus con corona

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“Ha habido en el mundo tantas pestes como guerras y, sin embargo, pestes y guerras cogen a la gente siempre desprevenida”. 

Albert Camus, La peste

Una encuesta de 5W Public Relations señaló hace unos días que 38 por ciento de los encuestados, estadounidenses bebedores de cerveza, no comprarían cerveza Corona como consecuencia del nuevo coronavirus. Otro 14 por ciento dijo que no pediría Corona en público. Las ventas de Corona, en realidad, no han caído, sino que han aumentado, pero la reacción revela la extensión de la ignorancia. Lo mismo hemos visto en los ataques o actos de discriminación en contra de personas de rasgos asiáticos. 

La epidemia está asumiendo un inevitable cariz político. El presidente estadounidense Donal Trump declaró este 28 de febrero que “Los demócratas están politizando el coronavirus. Este es su nuevo engaño”. En México Rafael Barajas, El Fisgón, caricaturista cercano al gobierno, afirmó en Twitter: “Llegó el coronavirus a México. Debemos ser cautelosos para evitar contagios. En especial, es necesario no dejarse contagiar por el pánico que promueve la derecha”. El presidente López Obrador ha buscado tranquilizar: “No es, repito, según la información que se tiene, algo terrible, fatal, ni siquiera equivalente a la influenza. Estamos preparados para enfrentar esta situación del coronavirus; tenemos los médicos, los especialistas, los hospitales, la capacidad para hacerle frente a este caso del coronavirus”. 

El pánico ya ha cundido en los mercados financieros. Las acciones tuvieron la semana pasada su peor desempeño desde la crisis de 2008. Las pérdidas promedio en el mundo suman 10 por ciento. El impacto de la epidemia en la economía china, principal centro de manufactura del mundo, ha generado temores de disrupciones en las cadenas del comercio internacional. 

Según Anthony S. Fauci, H. Clifford Lane y Robert Redfield (“Covid-19, Navigating the Uncharted”, The New England Journal of Medicine, 28 febrero 2020), la tasa de mortalidad de la enfermedad es relativamente baja: 2 por ciento en pacientes con diagnóstico de neumonía, 1.4 por ciento en los que tienen pruebas de laboratorio confirmadas para covid-19. Como hay muchos casos no reportados, es muy posible que la mortalidad sea bastante inferior. Esto sugiere que las consecuencias clínicas de la enfermedad pueden ser similares a la influenza estacional, con mortalidad de 0.1 por ciento, en vez de las mortalidades de 9, 10 y 36 por ciento de las epidemias de SARS y MERS. 

Los trabajos para una vacuna ya se están realizando. Se espera que las pruebas clínicas de fase 1 empiecen a principios de la primavera. Se están realizando trabajos también para desarrollar antivirales específicos. Los estudios genómicos ayudarán a entender por qué algunas personas tienen una mayor predisposición que otras. Pero ni las vacunas ni los tratamientos estarán listos pronto. 

China ha podido enfrentar la epidemia con medidas de aislamiento que serían inaceptables en un país con libertades individuales. Ha mostrado también una enorme capacidad para construir instalaciones hospitalarias en unos cuantos días. En México, donde apenas se han reportado los primeros casos, tenemos un sistema de salud con serios problemas de organización y desabasto. Es importante tomar medidas para prepararnos para la epidemia. El covid-19 no tiene por qué ser una tragedia, como no lo fue la influenza A-H1N1, pero para evitarla se requiere preparación y mente clara. 

Quezada y el avión

No ha cambiado tanto el país. Hace unos días se le hizo un homenaje al legendario caricaturista Abel Quezada en la Feria del Libro de Minería. Muchos de sus cartones podrían referirse a situaciones de hoy. Tiene, incluso, uno sobre una rifa en la Lotería Nacional en la que un piloto sueña con ganarse dinero para comprar un avión. 

Twitter: @SergioSarmiento