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Cuál fue tu Navidad más feliz?

Por Redacción

Diciembre 25, 2020 03:00 a.m.

A

¿Le pregunté a doña Socorro. Una mujer que había nacido en octubre de 1927.

Volteó hacia arriba la mirada. Intentando recordar. Miré sus pupilas. Las que no se dilataban, se delataban. Su mirada comenzaba a luchar para no dejar escapar algo de su alma, lo más querido, quizás.

-¡Fue en el año de 1956 cuando conocí al abuelo!. Respondió sonriendo sin titubear.

-¿Cómo fue? — Pregunté.

Fue el verdadero principio de mi vida. El principio de un cuento de hadas. Él, Salvador, era un símbolo del cielo. Con él supe de Dios y su grandeza. Fueron años de dulzura a su lado. Fueron años de fuerza. De afecto y huellas que endulzaron mi existencia.

Ese 23 de diciembre era su cumpleaños. Había llegado a la tiendita de abarrotes de mi hermano Rafa a comprar unas aceitunas a granel.

“Son para la doble pachanga de en la noche”, nos explicó sonriendo. 

Mi hermano vendía cosas muy buenas en su tiendita, no era difícil que hasta los ángeles llegaran a comprarle.

-El mundo es más bonito en el reflejo de tus pupilas-. Me dijo guiñándome un ojo.

¿Qué tan cierto es que con el tiempo 

empiezas a mirar otras cosas con 

otros ojos? Aún no éramos amigos ni 

novios, pero esa tarde compartimos la 

misma sonrisa en el corazón.

Curiosamente esa tarde nevó por primera vez en el año.

Su nombre lo tenía en los labios.

--Siempre quise a Salvador más y mejor. Desde esa Navidad en que lo conocí, todas las tardes llegaba a la tiendita a comprar cualquier cosa para verme. Hasta que en el año de 1960 nos casamos. Por supuesto en un invierno.

Percibí su mirada cansada, aún con dolor en su sonrisa. Y continuó:

--Juntos soñamos mucho, soñamos muy alto y fuerte. Existieron muchas navidades (más de cincuenta) -Dijo sonriendo, con esos ojitos pispiretos que habían enamorado al abuelo – En que pudimos compartir 

y amar.

Aunque hoy exista el silencio en nuestros corazones, a mi corazón lo sigue calentando la ternura del recuerdo durante este, mi viaje por la vida. Y nuestros mejores regalos, siempre, alrededor del pino navideño, era nuestra adorada familia.

¡De haber sabido que la vida era tan corta y que la gente que queremos se va, me hubiese parado a observarla más seguido para no haberme perdido de nada!

-¿Cuál fue tu Navidad más triste? -

-El día que murió el abuelo, en diciembre del 2012. Aunque después de todo- Me dijo con su voz serena… --La muerte ha sido solamente un síntoma de que hubo vida--.

-¿Algo que me quieras decir abuela? 

-En mi experiencia de vida te puedo decir que la muerte no llega con la vejez. Sino con el olvido-.