DOÑA GALLA (Parte 2)
Les habló del androcentrismo, que era que siempre se tomaba en cuenta solo el punto de vista masculino… andro, les explicaba la galla con su ala: se refiere solo a los varones… centro, a su espacio como único escenario. Decía a todos los miembros del cabildo que iniciaran la corresponsabilidad, osea, que cuidaran la igualdad de géneros, para entre todos hacerse cargo de la sociedad.
Lo cierto era que Bernarda o doña Galla, era bravía, era audaz, era atrevida. Después de hablarles a todos de “la división sexual del trabajo” de la “distribución de espacios y tareas entre machos y hembras” don Tlacuache con su cara de diarrea y con una paja en el hocico, mandó que la sacaran, que la echaran… el ecofeminismo de la gallina simplemente no iba con este siglo.
Un silencio total reinó por unos segundos largos en los cabildos… cuando la galla, acabó revolcada en la tierra sacada por los guarros del Tlacuache: don Serafín: una chinchilla rechoncha y regacha y don Chancludo, un cacomixtle cegatón de omnívora familia. Bernarda, aporreada y aterrada se fue a su nido a planear mejor su estrategia, pues no iba a ceder ante un triste tlacuache panzón. Comenzó a escribir en una columna del periodiquito “La Noria” de la granja, bajo el pseudónimo de “Gallinazo”.
Sus escritos comenzaron a leerse por toda la granja y poco después trascendieron a otras granjas, ranchos, comunidades y hasta la gran ciudad que se encontraba ya a varios kilómetros de la granja.
Un grupo de palomas mensajeras de la gran ciudad, que habían formado el club de “aves feministas”, remontaron el vuelo para ir a la pequeña granja y entrevistarse con la ya entonces famosa Galla Bernarda alias “Gallinazo”.
Las 5 emplumadas llegaron a las puertas de su hogar y tocaron a la pequeña puerta de madera desvencijada y aguardaron unos segundos…