Distanciamiento social

Muestras de afecto se limitan

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Distanciamiento social

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Sabemos que puede resultar difícil adaptarse a esta situación de relaciones sin besos ni abrazos. Y pensar en que en la nueva normalidad tras el confinamiento por el coronavirus, las muestras físicas de afecto a las que estamos acostumbrados tendrán que limitarse.

Pero hay que convencerse de que volverán.

¿Por qué me siento tan mal sin besos ni abrazos?

Nos tenemos que sentir extraños si llevamos mal la falta de contacto. 

El sentido del tacto, al igual que el de la vista o el oído ayuda a los seres humanos y al resto de los animales a desenvolverse en el mundo y a relacionarse con los demás. 

Además, desencadena reacciones fisiológicas y vitales para el desarrollo. 

Pero como ahora no podemos demostrar nuestro afecto, al menos, de puertas afuera, debemos conformarnos con encontrar otras maneras de decir a los demás cuánto les queremos. 

Los seres humanos necesitamos relacionarnos mediante el contacto con los otros.  Estamos diseñados para vivir con afecto físico. 

Por tanto, el hecho de que no podamos tocarnos afectarnos y despertar sentimientos de desasosiego o tristeza.

Pero podemos modular esas formas de contacto. El saludo con abrazos y besos se pueden modular durante este tiempo en el que dura la pandemia con, por ejemplo, nuevas formas de saludarnos, como puede ser este tipo de salud. 

recomendaciones

Contén las ganas de abrazar. 

Hay personas que necesitan los besos y abrazos para relacionarse con los demás. 

Son personas más expresivas, cariñosas para las que el contacto físico es esencial cuando están con seres queridos. 

El no poder comportarnos de acuerdo a la naturalidad a la que estábamos acostumbrados en nuestras interacciones sociales puede ser difícil y estas personas son, sobre todo, las que más van a acusar estas nuevas recomendaciones. 

No obstante, esto no tiene que suponer un trauma para nadie, nadie es tan extremadamente cariñoso que esta situación le vaya a suponer un verdadero sufrimiento, más allá de incomodidad, contrariedad o molestia.

relaciones

La cultura condiciona cómo nos saludamos, cómo nos relacionamos, incluso, cómo 

nos tocamos. 

Y no podemos negarlo, pese algunas excepciones, los latinos somos, en general, muy de apapachar.

Pero se puede, al menos por una temporada, echar un vistazo a otras sociedades que mantienen un mayor distanciamiento social.

En Japón o Suecia la gente no se toca porque no lo necesita, su distancia interpersonal es más acusada que en países de cultura mediterránea, latina o árabe, 

por ejemplo.  

abrazarse en casa 

Guardar una distancia social fuera del hogar no significa que debamos hacer lo mismo cuando estemos en casa.

Es más, si hay niños en casa debemos hacer especial hincapié en estas muestras, ya que son las únicas que recibirán 

nuestros hijos. Serán bienvenidas 

las cosquillas o los juegos de contacto. 

Lo ideal es incidir en hacer estos momentos en casa sin pantallas, reforzando así el contacto entre personas.

CREATIVIDAD

En este punto siempre van a ser recomendables dos cosas: La primera es la creatividad; la segunda, ser realistas, ya que la desescalada da de sí hasta cierto punto y de momento toca seguir esperando tiempos mejores para el contacto, que irán llegando progresivamente.

Explicárselo a los más pequeños. 

En la medida de lo posible, hay que normalizar esta situación. 

Y a los más pequeños de la casa hay que explicarles qué ocurre, así como contarles en qué consiste cada fase.

Hay que asegurarse de que empleamos un lenguaje que puedan entender bien y, si es necesario, apoyarnos en dibujos o marionetas para asegurar su correcta compresión y la necesidad del distanciamiento social.

NORMAS

En el caso de los más mayores, sería aconsejable dar una mayor autonomía, enfatizando el respeto de las normas 

y la higiene.

Es prioritario buscar formas alternativas de expresar afecto sin necesidad de una pantalla ni de contacto físico, en lugares públicos, y formas divertidas de fomentar el distanciamiento social.