EL PRADO EN SAN LUIS

no de mis favoritos, el Museo del Prado, con esas dantescas colecciones. Abrió sus puertas en el año 1819, y aunque en su inicio, Carlos III lo concibe como un museo científico y se va convirtiendo en un museo de arte para el resguardo de las obras de la familia real, es actualmente uno de los más importantes a nivel mundial. 

Inicio con poco más de trescientas piezas artísticas, y hoy en día cuenta con más de ocho mil objetos, aunque se exhiben permanente unas mil cien y las demás van cambiando o siendo expuestas en otros sitios. 

En estos días, decoran el centro de la ciudad con la reproducción de cincuenta y seis obras emblemáticas. 

La tarea es clara: no puede dejar pasar esta oportunidad.  Las razones para asistir a los museos son muchas y variadas, todos con efectos positivos. 

La palabra “museo” se deriva del griego “mouseion”, que significa ‘templo de las musas’ o aquel lugar donde puede encontrar algún tipo de inspiración. No solo los artistas o mentes brillantes se inspiran, sino cada uno de los habitantes de este mundo lo hacemos día a día.

Recuerden que somos humanos gracias al arte y a esa capacidad de expresión estética, es lo que nos diferencia de otras especies. El arte está ahí, no para responderlo todo, sino para ofrecer un prisma de posibilidades, al igual que los discursos de ciencia o de las áreas sociales.

Así como quienes asisten a retiros o buscan lugares de reflexión, el asistir a museos pude regalarnos momentos de paz y de silencio, espacios necesarios e infra valorados en estos días. 

Si les parece un tanto aburrido esto que acabo de decir, también puede ser un tiempo de compañía y diversión si se asiste en familia, con amigos o en pareja y por nada del mundo “pobreteen” a los niños que puedan ver corriendo por un museo, por el contrario, son niños que están recibiendo otro tipo de diversión que experimentan de manera positiva. 

Otra vía es la del aprender sobre historia, política, antropología, estética, estilos y desarrollo de vida.

El arte y la ciencia son la fuente y soporte de nuestra evolución y un recorrido por esa mágica línea del tiempo nos conduce a una experiencia de conocimiento mucho más profunda que la que a veces nos cuentan en la escuela. 

En fin, podríamos hablar de todas estas maravillas museísticas, y lo cuento para que, además de visitar los museos de nuestra ciudad, disfrutemos de estas representativas obras de arte del Museo del Prado que podemos apreciar en la Plaza de Fundadores.

Por esta razón, en mi paraíso, o sea en la librería donde trabajo, ofrecemos un curso para aproximarnos a estas magníficas obras de arte y así ampliar la experiencia, porque, créanme, con una mirada guiada, el placer estético se expande por todo el cuerpo y nos sorprende. 

El curso de cuatro sesiones, (los cuatro jueves de septiembre) que incluye la visita y apreciación de las obras, estará guiado por la maestra en Historia del Arte, Ofelia Zacarías Díaz Infante, con amplia y profunda experiencia sobre el tema.

No todo es feria ni corridos ni borracheras, los pueblos se desarrollan y evolucionan con sus manifestaciones científica y artísticas, si lo busca en un libro de historia, que no sean los nuevos de la SEP, podrá con constatarlo. 

Disfrutemos de esta coyuntura, y cuando esté frente la reproducción de “Las Meninas” de Velázquez, acuérdense de mí, que es de mis favoritas, por todo aquello interminable que está configurado dentro de la obra.