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Existen ciertas señales que deberían alertarnos de que los niños podrían estar sufriendo algunas alteraciones.
Se hacen varias preguntas acerca de la curentena y ello, representa la oportunidad de explicarles con sencillez, cómo percibirlo.
Las actitudes que asumen, nos hacen comprender cómo se encuentran y que representa para ellos.
REBELDÍA
A menudo, nuestros hijos nos pueden sorprender con un comportamiento que no se corresponde al estado emocional que esperamos. La rebeldía, cuando aparece de repente, puede ser la manifestación de que algo le está ocurriendo a un niño.
Otros niños, sin embargo, suelen acudir a la rabia o al enfado cuando no se encuentran bien emocionalmente.
Esto significa que están mucho tiempo de mal humor o, incluso, pueden llegar a tener arranques de ira.
TRISTEZA
Otra de las emociones habituales que los niños pueden manifestar y que deben hacernos estar alerta es la tristeza.
En estos pequeños, empezamos a notarles alicaídos o apenados.
Por otro lado, un síntoma que nos debe preocupar es apreciar que nuestros hijos están más retraídos o que no se atreven a hacer cosas que antes hacían ellos solos.
SILENCIO
Algunos niños, cuando no se sienten bien en un plano emocional, tienden a perder las ganas de hablar.
Se comunican menos con sus padres, pero también con los amigos o los compañeros de clase.
MIEDO
Tiene miedo de experimentar cosas nuevas.
En algunos casos, los niños pueden llegar a mostrarse inseguros
y con poca confianza
en ellos mismos.
Esto provoca, por ejemplo, que no se atrevan a experimentar cosas nuevas o que se queden un paso atrás por no sentirse capaces.
PERSONALIDAD
Debemos acompañar a los niños en estas emociones, ya que podrían acabar provocando cicatrices que permanecen en la edad adulta en forma de dependencia hacia otras personas o, incluso, rasgos límites
de la personalidad.
AMOR
El hecho de que un niño no se sienta querido puede ocasionarle un daño emocional, que permanezca en su vida como adulto.