Vuelo de papalotes gigantes, momento de comunión entre cielo y tierra

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Miles de personas admiraron el vuelo de los barriletes o papalotes gigantes, una ancestral tradición del Día de Todos los Santos y que alcanza su máximo esplendor en las comunidades indígenas de Sumpango y Santiago Sacatepéquez.

Visitado por turistas nacionales y extranjeros, los festivales de los barriletes gigantes de Sumpango y Santiago Sacatepéquez, municipios del occidental departamento de Sacatepéquez, próximos a la capital (a unos 40 kilómetros), son los más llamativos.

Las autoridades de Turismo estimaron asistencias este jueves de más de 55 mil personas en Sumpango y 20 mil en Santiago Sacatepéquez. En esta última comunidad se celebra la 119 edición del Festival de Barriletes Gigantes.

La conmemoración en ambos municipios, de mayoría de población indígena, es de los principales atractivos culturales del país, famoso por su colorido y la forma y tamaño imponentes de sus barriletes.

Los barriletes gigantes –papalotes, cometas- representan una tradición ancestral y relevante del “turismo cultural guatemalteco” que evoca un acercamiento espiritual entre los vivos y los seres queridos que habitan en el “más allá”.

La tradición de los barriletes, declarada en 1998 por el gobierno de Guatemala Patrimonio Cultural de la Nación, es una manifestación de culto a los antepasados, de acuerdo con estudiosos del folclor.

La leyenda indica también que aparte de la comunión entre la tierra y el cielo, con los barriletes en lo alto se alejan los “malos espíritus” y las desgracias que afectan a las poblaciones como pérdida de cosechas y malos gobiernos.

La elaboración de los coloridos barriletes gigantes con papel, varas y alambre, principalmente, y que llegan a medir 30 metros de diámetro, llevan meses de paciente trabajo. El diseño y la ejecución de las figuras de gran dimensión comienzan desde mayo.

“El turismo cultural permite a los visitantes conocer monumentos y sitios de interés, sumergirse y disfrutar del estilo de vida de los habitantes del lugar, así como del entorno local y de los aspectos que determinan su identidad”, indicó el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat).

Los barriles gigantes son parte “de la cultura viva de un pueblo milenario de herencia ancestral prehispánica e hispánica, riqueza arqueológica y sitios monumentales, que se remontan a más de tres mil 500 años de historia, características que hacen del país el Corazón del Mundo Maya”, apuntó.

Señaló que Guatemala “es reconocida a nivel mundial por su riqueza cultural”, con veintidós grupos étnicos de origen maya, así como los pueblos garífuna, xinca y mestizos, “que comparten sus tradiciones y costumbres, el misticismo religioso, la cosmovisión maya, gastronomía y artesanía”.

En otra manifestación popular y religiosa de la fecha, desde el pasado fin de semana comenzó la romería por panteones del país, donde las familias llegan a visitar a sus difuntos.

El mayor número de visitantes se alcanza este día, 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, feriado en Guatemala.

El administrador del Cementerio General, el mayor del país, Milton Guillén, dijo que esperaban la visita de al menos un millón de personas este día en el panteón capitalino.

Los guatemaltecos, muchas veces acompañados de música de marimba y de mariachis, visitan las tumbas de sus seres queridos, que limpian y adornan con flores. También es común que degusten platos típicos y bebidas como una manera de “convivir” con sus difuntos.

El 1 y 2 de noviembre, para la conmemoración de los difuntos, las familias acostumbran a preparar y degustar el Fiambre o “comida de muertos”, elaborado con base en embutidos y verduras, infaltable en los hogares guatemaltecos.