"¿Y tu nieve de qué la quieres?"

Cuando el calor arrecia en el municipio de Salinas de Hidalgo, propios y extranjeros tienen en mente una heladería: “Danesa II”, en ella, doña Martha y don Manuel ofrecen sabores únicos cuya receta secreta es celosamente protegida, pero su fama está hecha a base de lágrimas, sudor y una amplia trayectoria que los llevó hacia el camino de la deliciosa innovación.



 

Es imposible imaginar que en el semidesierto del Altiplano potosino, exista un manjar exquisito que mitigue los efectos de los intensos rayos de sol y embelese los paladares más exigentes, estos son los helados del municipio de Salinas de Hidalgo, San Luis Potosí.

“Cuando usted arribe a este municipio y visite el centro de la plaza municipal tendrá que acudir a observar la belleza de la imagen de la iglesia católica que veneran los salineneses, la de Nuestro Padre Jesús, para que al salir de ella a mano izquierda encuentre la paletería Danesa II y pueda disfrutar de los riquísimos helados que nos caracterizan, porque si no lo hacen no visitaron Salinas”, así lo declara doña Martha Reyes, y con justa razón.

Era un 14 de febrero de 1979 cuando la señora Martha Reyes de tan solo 25 años de edad en compañía de su esposo, el señor Manuel Álvarez de 35, procedente del municipio de Guadalupe, Zacatecas, llegaban al municipio con la esperanza de tener suerte con la instalación de un negocio propio de helados.

Con lágrimas en el rostro, dijo no ser un recuerdo grato para ella, pues tuvieron que sufrir mucho para conseguir todo lo que anhelaban, experimentando y creyendo en personas que se aprovecharon de la ingenuidad de la pareja a su llegada.

Fueron tres meses los que tuvieron que esperar antes de poder echar a andar el negocio heladero, inspirado por el hermano de don Manuel, tiempo en el que en no pudieron trabajar porque no tenían electricidad, indispensable para el adecuado funcionamiento de los refrigeradores.

Pero fue ese supuesto “tiempo muerto” el que brindó las condiciones perfectas para que don Manuel y doña Martha aprovecharan para experimentar y encontrar un sabor nuevo, exótico para su marca, algo distinto que no se asemejara a cualquier otro sabor de helado.

“Tuvimos que experimentar, tirar dinero, porque cuando lo realizábamos no quedaba con ese sabor que pretendíamos, hasta que un día le dimos al punto, nos gustó y se quedó”.

Logrando un sabor exquisito, muchos le han peguntado cuál es el secreto, pero doña Martha, con una sonrisa amable y conociendo el difícil proceso de innovación, se niega a confesarlo, es la receta secreta que ni en hoja de papel se encuentra escrita.
“Si quieres que te dé unos ingredientes te los daré, es amor y fe”, responde a los curiosos que le preguntan.

El 4 de mayo de 1979 la “Heladería Danesa II” abrió sus puertas y obsequió sus tres primeras paletas a un trío musical que por la noche se acercó para preguntar sobre el nuevo negocio, y doña Martha regaló una paleta a cada uno, para la buena suerte, gustando tanto que el trío volvió a ordenar otras, las cuales esta vez insistieron a pagar.

En los años ochenta esta paletería tenía precios de cincuenta centavos, un peso, dos pesos y la nieve costaba dos cincuenta, en la actualidad tienen un precio de aproximadamente 30 pesos, dinero que visitantes y lugareños están felices de entregar, pues todos comentan que no hay otra nevería igual en ningún lugar.

Debido al paso natural del tiempo, doña Martha recuerda con mucho cariño a todas las personas que a diario iban por su paleta o nieve y que desafortunadamente ya han fallecido, pero que siempre fueron clientes fieles y frecuentes.

Su hijo Óscar es el único que sabe la receta secreta de esta paletería y en un dado caso que lleguen a faltar los fundadores, él será quien decida si sigue con esta tradición o la abandona.

En la actualidad existe una sola persona que les ayuda a la preparación de las nieves, quien solo tiene acceso a los ingredientes básicos que se utilizan, ya que el toque final sigue siendo celosamente bien resguardado como un secreto familiar del establecimiento comercial.

“Se pasteuriza, se homogeniza, reposa y enfría, es el procedimiento que se lleva a cabo para preparar nieves, dura alrededor de tres días, algo extenso, pero los clientes lo merecen, por eso les ponemos mucho amor, esa es la clave del éxito”, reflexionó doña Rosa.