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Consejos para manejar las rabietas de los niños

Cómo fortalecer la relación con tus hijos y mejorar su conducta

Por El Universal

Mayo 08, 2024 09:55 a.m.

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CIUDAD DE MÉXICO, mayo 8 (EL UNIVERSAL).- A veces, las mamás se quejan de que su hijo se "porta mal", no les hace caso, no respeta o hacen rabietas, ¿qué hacer?

Los berrinches se acompañan de una sensación de malestar o frustración, ante la imposibilidad de manejar esta situación de la mejor manera.

Ante esta situación, los padres suelen criticar la conducta del niño, en lugar de atender la raíz del problema, detalla Rafa Guerrero, psicólogo y autor del libro "Menudas rabietas". ¿Qué podemos hacer? El especialista en psicología educativa, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y del aprendizaje y problemas de conducta da algunas pautas: Comprender. Cualquier "mal comportamiento" es un llamado de auxilio y el adulto debe descifrarlo para entender qué necesidad no se está cubriendo.

"Los padres deben conseguir maneras más respetuosas de tratar a sus hijos, lejos de los castigos, chantajes y mucho menos de ignorar sus reclamos", dice Guerrero.

Según el psicólogo, la clave para gestionar y hasta prevenir las rabietas, está en fortalecer el vínculo con el pequeño y atender sus necesidades emocionales como una prioridad.

Nunca debemos olvidar que el cerebro de los niños funciona diferente al de un adulto. "Ellos no tienen más opción que externar las emociones porque no saben gestionarlas", añade la profesora y psicóloga Marisa Moya.

De ahí la importancia de no tomarlo personal, pero tampoco ignorar el llamado de atención que hace el niño ante una situación.

Y es que casi siempre, los adultos responden a la rabieta ignorando al niño porque "ya se le pasará" o, peor aún, utilizando la fuerza física.

Pero, si el niño recibe esta respuesta ante su expresión de frustración, lo que está entendiendo es que cuando sienta alguna emoción negativa, no podrá contar con el apoyo o la protección de su madre o padre y, además, entenderá que "es malo expresarme cuando me siento mal, evitando que él aprenda a gestionar sus emociones de manera sana para su edad.