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Querido amigo,
Estamos dentro de Todai-ji y ante nosotros se encuentra el enorme monumento de Daibutsu, el gran Buda, que tiene una altura de 14.98 metros, pesa 500 toneladas y sus orificios nasales miden 50 centímetros. Se trata de la representación del Buda Cósmico que da origen al resto de Budas, según la doctrina Kegon; sus manos muestran los mensajes “No tengas miedo” y “Bienvenidos”.
A la izquierda del Daibutsu está sentado el Kokuzo Bosatsu, bodhisattva de la memoria y la sabiduría, al que le rezan los estudiantes para que les ayude en sus estudios, y los fieles para que los lleve hacia la iluminación.
A la izquierda del Daibutsu está Komokuten el señor de la visión Ilimitada, guardián de Buda. Está de pie sobre un demonio (Jaki) que simboliza la ignorancia, y sostiene un cepillo y un rollo de papel, símbolo de la sabiduría.
Otros 16 Budas menores rodean la cabeza del Daibutsu a modo de halo, cada uno es el símbolo de diferentes manifestaciones del Daibutsu. Tienen tamaños diferentes calculados para que se vean igual de grandes desde el suelo.
A la derecha del Daibutsu está Tamonten, señor que todo lo oye, otro de los guardianes de Buda, en su mano sostiene una pagoda que representa un almacén divino de sabiduría.
Sentado a la derecha del Daibutsu está Nyoirin Kannon Bodhisattva que preside sobre los seis reinos del renacimiento kármico.
A las espaldas del Daibutsu se encuentra un pilar con un agujero de 50 centímetros que lo atraviesa por la base. Tiene la misma anchura que los orificios nasales del Daibutsu. Se dice que, si se puede pasar por él, la iluminación está asegurada.
Nos hemos parado un momento dentro de la sala principal y entramos sin levantar la vista, respiramos suavemente para templar la mente y acto seguido hemos levantado la vista para contemplar al gran Buda. Tal vez esto es lo más cerca que, al menos yo, he estado de la iluminación sin años de meditación previa, nada en Japón me ha impactado tanto como este Buda cósmico que me ha trasmitido su energía que se va desprendiendo de su gran corpulencia y que he recibido entre el aroma dulce del incienso.








