JOSÉ LUIS RIVERA, RUMBO A CANNES
El cineasta potosino convirtió una anécdota entre metal y religión en una comedia de horror que lo llevará a competir al famoso festival de cine
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José Luis Rivera, cineasta potosino, convirtió una anécdota entre metal y religión en una comedia de horror que lo llevará a Cannes. Metaleros vs. Testigos de Jehová es un proyecto que comenzó como una historia escrita por diversión y terminó ganando siete premios en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara. Hoy se perfila como una de las apuestas mexicanas que buscarán distribución internacional en el Marché du Film en 2026.
UN GUION QUE ARRANCÓ COMO PASATIEMPO
La chispa del guion provino de una combinación particular de experiencias personales: adolescencia metalera, crianza con su abuela religiosa, y el absurdo de imaginar una confrontación entre dos mundos estéticamente opuestos. "Esta historia nace porque yo, en mis años de adolescencia, me sigue gustando el metal y el rock, pero pues tuve mi banda y fui criado por mi abuelita, entonces pues también ella era como fanática religiosa y mezclé como todo esto", cuenta en una entrevista exclusiva para Pulso Diario de San Luis.
El relato sigue a tres adolescentes que, al grabar su primer videoclip en un pueblo, se cruzan con un grupo de Testigos de Jehová que buscan adoctrinar a la comunidad. De ahí surgen desapariciones y asesinatos, y el pueblo comienza a señalar a los chicos por su apariencia.
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El proyecto, que empezó como un guion escrito "para divertirse", terminó siendo seleccionado en una residencia de guion, donde fue nombrado el mejor entre 15 participantes. Gracias a eso, Rivera fue invitado a pichar el proyecto en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), dentro de la sección de Industria de Pitch de Género Fantástico, donde ganó siete premios, incluyendo una invitación al festival de Cannes y apoyos para producción, postproducción y catering.
ESCRIBIR DE LO QUE SE CONOCE
Rivera nunca estudió cine ni guionismo, pero desde siempre le gustó escribir. Su formación, en sus palabras, proviene de sus vivencias y de la experiencia acumulada en espacios como una residencia de guionismo del Festival Feratum 2024, donde fue seleccionado entre proyectos de toda Latinoamérica. "Te dicen, escribe de lo que sabes, y pues eso hice... el protagonista que es Ángel, pues solo tiene a su abuelita, y le dice ´soy tu abuelita, tú eres mi angelito´, entonces pues es así la interacción que tengo con mi abuelita".
A lo largo del guion hay nombres reales, referencias a su vida, amistades y a San Luis Potosí. La autenticidad del lenguaje y la dinámica entre los personajes se nutren de estas conexiones personales
UNA HISTORIA ATÍPICA, UN EQUIPO EN CONSTRUCCIÓN
En su estancia en la residencia conoció a Cabe Tejeda, cineasta de Ciudad Juárez, quien se convirtió en codirector del proyecto. Junto a ellos se sumó Iram como productor. "Ahorita somos tres, que el productor también pues es un trabajo que yo no tenía ni idea, como el hecho de hacer el financiamiento y todo esto", explica.
Aunque el guion nació solo, el cine es un trabajo colectivo. Rivera lo tiene claro: "yo sé que tal vez no sé sobre esos temas, y entonces entraron como Iram, el productor, y Cabe y pues ellos que igual tienen más experiencia que yo".
HORROR, COMEDIA Y METAL
Metaleros vs. Testigos de Jehová mezcla horror, comedia y cultura metalera. "Es comedia de personajes... está Ángel, que es el protagonista, y él es como súper true y súper metalero, donde solo escucha metal, pero está la contraparte que es Daniel, que es su mejor amigo y él escucha, por ejemplo, Moderatto a escondidas", describe.
El humor parte del contraste de personalidades y situaciones ridículas, pero no busca caricaturizar. Aunque el título es provocador, la película aborda con cuidado los estereotipos religiosos y contraculturales. Rivera lo aclara: "Justamente estábamos teniendo mucho cuidado en ese aspecto... no lo hago como para tirar tierra, ni me hicieron nada, la verdad lo escribí porque una vez fueron a mi casa y dije está muy cagado poner estas dos cosas".
EL IMPACTO DE LOS FESTIVALES
El proyecto tuvo un giro decisivo en el FICG. "Ganamos siete premios... servicios de renta de equipo, catering, postproducción, supervisión musical", enumera. El reconocimiento facilitó el interés de productoras y comisiones fílmicas estatales, como las de Nuevo León y Baja California. Aun así, su intención es grabar en San Luis: "en el guion se menciona que es San Luis... pero si no, pues también sigo llevarlo a otro lado... pero sí, digo también están como esas oportunidades".
Sobre el pitch en Guadalajara, recuerda: "preparamos como un guion para decirlo, lo practicamos, nos ayudó mucho... sacamos unas cabezas falsas que nos habían prestado... también nos dijeron digan de donde son... entonces yo dije: ´somos orgullosamente de San Luis Potosí, Chihuahua´, y ¡uh! y aplaudieron".
LA MIRADA HACIA EL FUTURO
Llevar el proyecto a Cannes es un reto y una meta clara. "Allá tenemos que igual presentar el proyecto en inglés y lo importante aquí es... buscar agentes de distribución o agentes de venta", explica. Ya hay planes para llevarlo a plataformas internacionales y el estreno nacional sería en el Festival de Guadalajara.
Entre los momentos que más desea filmar, Rivera destaca dos: las escenas entre el protagonista y su abuela, y la batalla final. "La pelea final que justamente da sentido al título".
SAN LUIS Y LA IDENTIDAD CREATIVA
Aunque reconoce las limitaciones del contexto local, Rivera considera fundamental la identidad que le ha dado su ciudad: "me encanta San Luis y lo digo con orgullo... pero pues igual aquí no hay como esos espacios, entonces tienes que salir a todos estos lugares".
Con un estilo que combina sátira, cultura popular y horror, su objetivo es claro: "no hablo de ganar premios, eso no me importa... pero simplemente el hecho de poder viajar con una idea y de presentarlo y ya ver tus ideas materializadas en la pantalla grande".
LLEGAR AL MARCHÉ DU FILM EN CANNES
Mientras el proyecto avanza hacia su producción formal, Luis Rivera sigue aprendiendo sobre la marcha y afinando detalles junto a su equipo. La meta a corto plazo es concretar los contratos necesarios para filmar en el país —preferentemente en San Luis Potosí— y llegar con material avanzado al Marché du Film en Cannes. Para Rivera, el reto no es solo hacer una película, sino sostener una propuesta que, desde el título hasta la mezcla de géneros, ha logrado abrirse paso por méritos propios en un panorama todavía cerrado para muchas voces nuevas en el cine mexicano.
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