Las ficciones de la realidad que marcaron a cuatro escritores
Foto: Mónica Lavín
GUADALAJARA, Jal., septiembre 25 (EL UNIVERSAL).- "Leer es un acto de libertad siempre, lo mismo que escribir; los libros se eligen como los amigos, es esta relación que no está normada por algo y que es un ejercicio de libertad", señaló la escritora Mónica Lavín durante su participación en la mesa "Las ficciones que nos hicieron más libres" celebrada en el marco de la IV Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, donde también habló de la libertad de dejar de escribir.
"Eso a mí me perturba a veces. Phillip Roth a los 70 años decidió no escribir, a lo mejor decidió no publicar, porque yo me imagino que este acto íntimo, esto tan privado, tan personal, tan fisiológico que es arrastrar la pluma en el papel, tomar una nota o un apunte, es una relación con el mundo. Si se puede tener la libertad de dejar de hacerlo yo difícilmente me la puedo imaginar porque es como uno está en este mundo, como uno mira, como uno propone, como uno sobrevive".
Durante la conversación que la columnista de EL UNIVERSAL, sostuvo con la escritora argentina Dolores Reyes, el chileno Alejandro Zambra y el colombiano Santiago Gamboa, dijo además que el primer libro que la asombró por su capacidad liberadora y transmutadora, fue "Robinson Crusoe", de Daniel Defoe, que leyó a los 9 años, sobreponiéndose de una hepatitis y es hasta ahora su libro devocional.
"Inmediatamente esa cama de niña con hepatitis, de niña de la Ciudad de México, empezó a ensancharse y se volvió una isla y yo me volví un náufrago… Ese libro me enseñó lo que hacen los libros, que es dejar de ser uno para volver a ser uno pero con otra experiencia de la vida", señaló la escritora.
Dolores Reyes, la autora de "Cometierra", la novela que indaga el universo de las mujeres desaparecidas y las mujeres que buscan a esas mujeres bajo tierra, muchas de ellas mexicanas, dijo que escribiendo de esos temas que no es algo ligado a la libertad, sí lo está a todo a este lado más terrible de la escritura que también está, "a todo lo oscuro o no resuelto también nos moviliza muchísimo a escribir".
Reyes agregó: "Pienso que nunca va a haber un mundo libre en el que se matan en un país a diez mujeres por día, a una mujer por día, a dos mujeres por día, y de alguna forma toda esa angustia acumulada no sé si la resolví pero de alguna forma la puse a funcionar y la volví transformada al mundo", señaló la narradora y feminista.
Por su parte Santiago Gamboa, quien citó como su libro de deslumbramiento "El cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrell", dijo que el creció en una casa llena de libros pero se inició por imitación cuando se sumó al grupo de amigos de su hermano para leer, a los 12 años, "Cien años de soledad".
"A partir de ahí hubo una transición en mi vida lectora, de los libros de aventuras, de Salgari, de Verne a una literatura latinoamericana, que yo empecé a sentir como muy cercana, porque estaba escrita en mi propia lengua aunque en versiones distintas. Desde el principio supe que yo quería vivir mi vida al interior de ese mundo. No soñaba con escribir todavía. Me parecía inalcanzable el camino a convertirse en escritor estaba lleno de obstáculos, pero por lo menos dije yo quiero ser lector toda mi vida", dijo Gamboa.
Alejandro Zambra, por su parte, quien recordó a su abuela como la impulsora de sus historias y que a todos los impulsaba a escribir, recordó que el creció en una casa sin libros "al igual que mucha gente, incluso como mucha gente que luego se dedicó a escribir y que se volvió un poco loca con la literatura sin que hubiera un contexto previo que estimulara la literatura, eso me interesa justo porque además es medio generacional".
Dijo que en su caso escribir y leer fue un poquito ir en contra de lo que tenía o no tenía en casa, "en un contexto bien opaco, de un lenguaje bien normalizado, una dictadura en la que yo sentía que todos los adultos eran aburridos y luego me di cuenta, con los años, que tenía miedo, que era un mundo horrible.
La IV Bienal de Novela Mario Vargas Llosa, que se lleva a cabo en Guadalajara desde el pasado jueves, y que reúne más de 30 autores encabezados por el Premio Nobel de Literatura 2010, continúa esta tarde y concluye mañana con la entrega del IV Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa.