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Los dos Budas gigantes de Afganistán continúan en pedazos 20 años después

Por EFE

Marzo 01, 2021 10:11 a.m.

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KABUL, Afganistán (EFE).- Los dos Budas gigantes de Bamiyan, en el centro de Afganistán, continúan en pedazos 20 años después de que los talibanes los dinamitaran, y tras continuas promesas incumplidas de un plan de restauración, ahora incluso sus restos peligran.

Tallados en la ladera de un acantilado en el valle de Bamiyan, estos monumentos patrimonio de la Unesco, que datan del siglo IV y V, se encontraban, con sus 38 y 55 metros de altura, entre las estatuas de Buda más altas del mundo antes que los talibanes las destruyeran para combatir la idolatría.

LA DESTRUCCIÓN DE LOS BUDAS

Los insurgentes perforaron decenas de agujeros para colocar explosivos dentro de ambas estatuas, un proceso que iniciaron a principios de marzo de 2001 y que concluyó el día 11 de ese mismo mes, reduciendo a escombros los dos monumentos.

Para hacer las cavidades emplearon a habitantes de la zona, en su mayoría miembros de la atacada minoría hazara, a los que ejecutaban allí mismo de un disparo si se negaban a hacer el trabajo.

"Seguimos condenando este acto inhumano de los talibanes en el que destruyeron los Budas. Lo calificamos de genocidio cultural que debería escribirse en la historia con líneas rojas, para que tales catástrofes no se repitan en el futuro", manifestó a Efe el director del Departamento de Cultura e Información de Bamiyan, Ishaq Mawhidi.

Los Budas de Bamiyan fueron las primeras víctimas de un edicto de febrero de 2001 del antiguo líder talibán, el mulá Omar, en el que llamó a la yihad contra los ídolos como una obligación religiosa.

Para los talibanes, estas estatuas eran meras rocas que recreaban a "falsos ídolos" sin creyentes en Afganistán, por lo que no había necesidad de preservarlos, desencadenando una ola de súplicas internacionales para que dieran marcha atrás; sin éxito.

Con el derrocamiento de los talibanes tras la invasión estadounidense a finales de 2001, muchos países y organizaciones internacionales se apresuraron a enviar expertos a Bamiyan para saber si podrían reconstruir los Budas, pero con el tiempo estos esfuerzos se limitaron a debates y estudios.

"Honestamente, no se ha dado ningún paso práctico para reconstruir ni siquiera una parte de los Budas, dejando de lado su reconstrucción completa", lamentó Mawhidi, que anotó que tan solo de manera ocasional se recrea las estatuas con proyecciones en 3D para mantener viva "para los visitantes su antigua gloria".

PLANES DE RECONSTRUCCIÓN

Por ahora, Afganistán y la Unesco han dejado a un lado los planes para restaurar el mayor de los budas, y solo están preparando la reconstrucción del menor "en un futuro próximo", un proyecto que costará millones de dólares en una región que carece de infraestructuras básicas, carreteras y electricidad.

Aunque no está claro si los restos de los dos monumentos están en condiciones aceptables, Mawhidi confía en que podrán reconstruir "el 90 por ciento de los cuerpos de los Budas" con los escombros recuperados, que mantienen a salvo en unos almacenes cercanos.

"Tenemos planes de construir un museo en Bamiyan donde estas piezas puedan exhibirse como monumentos históricos y prueba del crimen cometido por los talibanes contra el patrimonio", explicó Mawhidi.

El portavoz del Ministerio de Cultura e Información de Afganistán, Saber Momand, comentó a Efe que la Unesco añadió los restos arqueológicos del valle de Bamiyan a la lista de Patrimonio Mundial en Peligro en 2003.

"Hasta ahora, con la ayuda de la Unesco, hemos asegurado y estabilizado las partes agrietadas del pequeño Buda que estaban en peligro de una mayor destrucción debido a las explosiones de los talibanes", dijo Momand.

Pero el director del Departamento de Cultura e Información de Bamiyan subrayó que la falta de atención del Gobierno afgano y del mundo en los últimos años han obligado a centrarse únicamente en medidas preventivas para evitar más daños a las estatuas, en lugar de centrarse en los planes de reconstrucción.

A Mawhidi le preocupa que el área histórica que rodea las estatuas no disponga de un sistema de seguridad adecuado, y afirmó que la Unesco dejó de contratar guardias hace dos años.

Sin embargo, pese a los problemas de seguridad para acceder a la zona al tener que atravesar áreas controladas por los talibanes, el complejo arqueológico sigue teniendo numerosos admiradores, que incluso arriesgan sus vidas para visitarlos.

"Este año tuvimos 9.500 turistas afganos y 130 extranjeros que visitaron las estatuas y sus sitios históricos cercanos", concretó Mawhidi.

LOS TALIBANES

Los insurgentes, que han sido criticados durante los últimos 20 años por la destrucción de los Budas, emitieron el mes pasado un ambiguo comunicado en el que ordenaban a sus combatientes preservar y proteger los lugares históricos del país.

"Afganistán es un país repleto de antigüedades que forman parte de nuestra historia, identidad y rica cultura (...) Por lo tanto no se permite a nadie, en ningún lugar, excavar, transportar ni vender reliquias históricas, ni moverlas fuera del país", reza el escrito.

Sin embargo, cuando Efe consultó a los insurgentes si las estatuas e ídolos formaban parte de las instrucciones, su principal portavoz, Zabihullah Mujahid, se negó a dar detalles.

"No podemos proporcionar información ni responder a preguntas al respecto", sentenció Mujahid, lo que acentúa la incertidumbre sobre qué pasará si los talibanes regresan al poder tras las conversaciones de paz.