Monumento a los Descubrimientos

Monumento a los Descubrimientos

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Querido amigo,
En la tierra de los navegantes no podía faltar un monumento en el que se representaran a los más relevantes portugueses que surcaron el mar, pero no una escultura individual o un memorial lleno de nombres, sino una obra de arte que representase en una gran imagen la grandeza y el valor de aquellos que se hicieron a la mar océano, para conquistar otras tierras, comerciar con pueblos lejanos, participar en batallas, pescar en mares remotos y comprobar que la tierra es redonda
y no plana.

En Belém, Lisboa en la margen del río Tajo, se levanta un enorme y hermoso monumento popularmente conocido como Padrao dos Descubrimientos, el cual fue construido en 1960 para conmemorar los 500 años de la muerte de Enrique el Navegante, esta magnífica construcción tiene 52 metros de altura y es una celebración a los marineros, patrones reales y todos aquellos que participaron en la Era de los Descubrimientos, la obra fue construida por el arquitecto José Ángelo Cottinelli y el escultor Leopoldo de Almeida.

El monumento tiene la forma de una carabela que lleva el escudo de Portugal a cada lado y la espada de la Dinastía de Avís sobre la entrada. En la proa y llevando una carabela en las manos se alza la Imagen de Enrique el Navegante, a partir de este eje central, se encuentran descendiendo en dos filas 32 héroes portugueses, navegantes, cartógrafos y reyes.

En la fachada norte y sobre un ancla se encuentra una inscripción en metal que señala: Al infante Enrique y los portugueses que descubrieron los caminos del mar, y a la derecha otra inscripción con la leyenda; En el quinto centenario del infante Don Enrique 1460-1960sobre una corona de laurel.

Es un poco tarde y el sol se va ocultando en la unión entre el Tajo y el mar y es entonces cuando el monumento puede admirarse mejor, por el efecto de la luz y de pronto me parece escuchar las voces del capitán de un barco que da indicaciones a valerosos marinos que entonan un canto, mientras se hacen a la mar y sus familias agitan las manos para decirles adiós y ojalá regresen.

Mañana partimos muy temprano con dirección a Barcelona y no podíamos irnos sin despedirnos de los valientes marineros que ayudaron a conformar el mundo que hoy conocemos.

Ramón Ortiz Aguirre
ramon.ortiz.aguirre@gmail.com