No te dejes cegar por la envidia
PBRO. LIC. SALVADOR GONZÁLEZ VÁSQUEZ
Si hasta el momento no has brillado, es porque ignoras el tesoro que llevas dentro.
El hombre ha quedado ciego, por culpa de la envidia. Y esa ceguera, lo ha llevado a desperdiciar su tiempo; porque se pasa la vida en lamentar de no tener lo ajeno, e ignorando sus propios talentos.
Y esto sucede, porque hay un pecado capital, que nos provoca ceguera, y no nos deja ver nuestras cualidades. Ese pecado, se llama: envidia, y es mortal; porque es una barrera que obstaculiza el desarrollo de la vida.
La envidia, nos impide aceptar el bien que hay en el otro; pero no solo eso, también esconde nuestros talentos, para que no podamos verlos. Y por estar atentos del otro, descuidamos nuestros propios bienes.
Al ignorar lo que tenemos, no nos ocupamos en sacarle brillo.
TALENTO
Podríamos decir, que la envidia es una admiración reprimida; es decir, como que nos duele el bien del otro, y entonces negamos su valor, y es así, como reprimimos la admiración.
Algo de esto nos habla el Evangelio de hoy: “Finalmente, se acercó el que había recibido un millón y le dijo: Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu millón bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. (Mt.25)
BRILLAR CON LUZ PROPIA
La ceguera, nos ha orillado a sepultar nuestros talentos; y la envidia, no nos ha dejado sacarle brillo a lo que tenemos.
Cada uno de nosotros, ha venido a este mundo para brillar con luz propia; y sobretodo, se nos dieron algunos talentos, para ponerlos a trabajar. Pero hemos dejado que se vaya la vida en solo lamentar lo ajeno. Y no nos damos tiempo, para valorar y agradecer lo que Dios nos ha dado.
Por tanto, no dejes que se te acabe el mundo sin hacer lo que te toca. Porque si estás vivo, esa es tu oportunidad de mejorar la vida.