Si no hay humildad, tampoco habrá respuesta

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Pbro. Lic. Salvador González Vásquez

Si falta la humildad, no será fácil encontrar una respuesta. Pero ya alguien   dijo: “Que en el pedir, está el dar”. Y todo nos será concedido, siempre y cuando al pedir, lo hagamos con  humildad.

Por eso, que importante es rectificar la forma en que pedimos lo que necesitamos.

No hay que pedir con exigencias, como si estuviéramos reclamando un derecho.  Porque bien sabemos, que hay dones que no merecemos; pero si apelamos a la bondad de Dios, éstos, nos van a ser concedidos.   

Es sabido, que todo lo que viene de Dios, es un don que se recibe sin mérito alguno.

FE

Y los que saben pedir, conocen lo generoso que es Dios; pero hay que pedir con fe, y más aún, hay que pedir con humildad.

Y hoy, el Evangelio nos presenta un ejemplo de lo que es pedir con una actitud humilde; y nos narra, el proceder de una mujer Cananea, que pide la salud para su hija.

Y la repuesta de Jesús, es un silencio, es decir, el Señor ignora a la mujer; pero, aun así, ella se postra ante el Señor, y le dice: “¡Señor, socórreme! El respondió: No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos. Si Señor -repuso ella-, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”. (Mt.15, 25-27).

HUMILDAD

A esa mujer, jamás la traicionó el orgullo; y se mantuvo siempre con humildad.  Ya que ser humildes, es aceptar nuestra verdad; y ser conscientes, de no merecer lo que estamos pidiendo. 

Y fue tanta la humildad de aquella mujer, que llegó al extremo de conformarse con tan solo las migajas, sin reclamar derecho alguno de sentarse 

a la mesa.

Con todo esto, queda de manifiesto que no hay nada que con humildad no se consiga. Y si pidiéramos sin exigir, nuestros deseos serían cumplidos.

Porque es tan grande el amor de Dios, qué a pesar de nuestras fallas, él no deja de amarnos; y a su tiempo nos escucha, y viene en nuestra ayuda.

Pero, que importante es la humildad a la hora de pedir, y no los reclamos.  Y, ante todo, hay que pedir con fe. 

CREER EN ÉL

No pidamos un milagro para poder creer. Porque Dios no necesita que le demos crédito; somos nosotros, los que necesitamos creer en Él, para que él pueda actuar en favor nuestro.

Hay que   imitar a la cananea, que en ningún momento se reveló contra Dios; y con humildad, fue aceptando el silencio de Jesús, incluso su rechazo. Y todo con tal de obtener la salud para su hija.  

La actitud de la mujer cananea, hizo que el Señor se quedara admirado, y le dijo: “Mujer, grande es tu fe; que te suceda como lo deseas. Y desde aquel momento quedó curada su hija”. (Mt.15,29).

El hombre humilde, es sencillo, pero a la vez grandioso. Porque con un acto de humildad y de fe, es posible alcanzar hasta lo que parece imposible.