El Saucito: lección aprendida Migrantes necesitan ayuda
No es una sorpresa, pero la construcción del paso inferior a desnivel en El Saucito, muestra lo evidente: que para hacer obra pública es importante consultar a los que ahí viven. Por segunda vez, la alcaldía de la capital suspendió la construcción que desde el año 2018 no gustaba a los vecinos del sector. Aquel año, a finales de la administración municipal antepasada, también sin consultar, fue generado un proyecto para desahogar el tráfico en la zona de la iglesia, que en algunos tramos es insostenible desde hace más de 15 años.
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De hecho, el actual Ayuntamiento de la capital se había llevado ya un descalabro, porque un abogado consiguió la nulidad del Plan Municipal de Desarrollo, luego de que no hubo consulta a personas con discapacidad.
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En el caso del paso inferior a desnivel, desde el gobierno de Ricardo Gallardo Juárez pretendía realizarse, pensando en la posibilidad de movilizar más el tráfico vehicular, antes de que la vialidad quede colapsada. A fin de cuentas, los vecinos se pusieron de acuerdo y consiguieron impedir que se realizara la obra en aquella época, en forma paralela a la denuncia que formuló la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) por inconformidades procedimentales relacionadas con la obra. La construcción con una simple consulta habría prosperado.
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En el actual trienio municipal, el proyecto despertó nuevamente la inconformidad, no de los mismos vecinos que originalmente se opusieron, pero sí de un grupo importante de personas capaz de suspender la obra. Aunque la alcaldía de la Capital ganó todos los recursos legales y contaba con el presupuesto para realizar la construcción, finalmente prevaleció el interés por evitar un conflicto con los habitantes de la zona. Esta vez, por segunda ocasión, la consulta había fallado y finalmente se repuso el proceso en reuniones constantes con los vecinos. La suspensión de obras es una lección que los gobiernos de todos los niveles deben aprender porque el común denominador es la falta de consulta a los involucrados o a quienes afectará.
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Por otra parte, y del lado migrante, alguien deberá voltear a ver a la Casa de la Caridad “Arzobispo Luis Morales Reyes”, porque pronto necesitará más ayuda. Las políticas migratorias de Estados Unidos representan ahora un atractivo para los habitantes de Centro y Sudamérica, quienes pasan por todo México para llegar hacia aquel país y casualmente en San Luis Potosí encontraron mejores condiciones para tramitar sus solicitudes de citatorio con el fin de obtener su visa temporal. Necesitan ropa, alimentos, medicinas y cobijas para permanecer en San Luis Potosí por unas horas.
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La Casa del Migrante ya no se da abasto y necesita ayuda con urgencia. Cualquier apoyo ayudaría a mitigar el daño que han sufrido cientos de centroamericanos que pasan por el país y se enteran de la desaparición de algunos de sus paisanos, frecuentemente a manos de la delincuencia organizada. Y es que San Luis Potosí es ruta de paso, pero al mismo tiempo uno de los tantos lugares de riesgo, en los que un migrante sufre por desaparición, o su explotación para fines de delincuencia, con el consabido problema de que no llegarían a Estados Unidos. Vamos a ver de qué tamaño es la generosidad de ciudadanos, empresarios y gobiernos para ayudar a la Casa del Migrante.
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¡¡HASTA MAÑANA!!