Entre autos y hospitales Opacidad extendida
Esta semana, el estado, como parte integrante del conglomerado de la industria automotriz de la nación, se enfila a la definición de uno de los dilemas más complicados que ha planteado la pandemia de COVID-19: ¿cómo concretar un retorno a la actividad económica, concretamente de esta industria, sin propiciar un caos sanitario?
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A primera vista, la decisión no luce difícil de tomar. La respuesta sería que no habría reactivación. San Luis está en medio del pico de la pandemia, la incidencia no para de ascender y la ciudadanía está empecinada en no acatar las disposiciones de sana distancia para frenar los contagios.
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Adicionalmente, la única disposición oficial vigente sobre la eventual reanudación de actividades, el acuerdo del Consejo General de Salud emitido a fines de abril, se inclina también por esa alternativa.
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San Luis Potosí capital y Villa de Reyes, municipios en donde reside el corazón de la industria automotriz del estado, son también escenario de contagios confirmados, lo que los excluye tajantemente de la alternativa planteada en el acuerdo de reiniciar actividades el 17 de mayo, posponiendo hasta inicios de junio la reanudación de la actividad en las plantas.
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Sin embargo, varios factores presionan para que esa reapertura se adelante. Está, principalmente, el estado de la economía, bastante deteriorada por semanas de inactividad y urgida de que, otra vez, circule dinero por los bolsillos de los trabajadores y las cajas registradores de los negocios.
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También está el sector oficial, en los tres niveles de gobierno, que también necesitan que las cosas regresen a algo parecido a la normalidad que descarriló
el coronavirus.
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Y tenemos también a los Estados Unidos, que también claman por la normalización de la actividad automotriz en México para alimentar su propia cadena de producción.
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Esos factores son los que presionarán la reapertura anticipada de labores en las armadoras. En el otro lado de la balanza, la salud de miles de potosinos y la posibilidad de que el sistema de salud estatal colapse por los casos que genere una salida o regreso intempestivo de miles de trabajadores a sus centros laborales.
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Todo eso está en juego y es lo que deberán decidir las autoridades esta semana que inicia.
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Hasta anoche, el acceso a la Plataforma Estatal de Transparencia, a cargo de la Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública era imposible de lograr por fallas técnicas.
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Ayer venció el plazo para que las dependencias obligadas a transparentar sus datos se pusieran al día en la difusión de los mismos, labor supuestamente afectada, como muchas otras cosas, por la pandemia.
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Sin embargo, las dependencias tenían la oportunidad de ponerse al corriente en sus propias páginas web. El Congreso del Estado no lo hizo, acumulando dos meses sin dar a conocer su listado de cheques.
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Acostumbrados a que los legisladores son afectos al dispendio en lo “oscurito”, esa tardanza no puede augurar nada nuevo.
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¡HASTA MAÑANA!
