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Adiós al polémico toro dorado estilo Wall Street montado en Sao Paulo

Por EFE

Noviembre 24, 2021 03:01 p.m.

Carlos Meneses

Sao Paulo, 24 nov (EFE).- Ha durado en pie siete días. El enorme toro dorado estilo Wall Street instalado frente a la bolsa de Sao Paulo fue retirado en medio de la noche del martes por orden de la Alcaldía y después de varias protestas contra su imponente presencia.

Con 5,10 metros de largo y 3 metros de altura, la polémica estatua tuvo un fin lacónico. Su paso por la capital paulista ha sido efímero. Envuelto en plástico, con el rostro tapado, anoche lo mandaron a chiqueros por la puerta de atrás.

Una grúa se lo llevó pocas horas después de que una comisión del Ayuntamiento determinara su retirada por tratarse de una "pieza publicitaria" y por no tener los permisos suficientes. 

Su despedida de la calle "XV de Novembro", en el corazón de Sao Paulo, el municipio más populoso de Latinoamérica, fue casi a escondidas, lejos de la pompa con la que fue inaugurado el pasado día 16. 

"El 'Toro de Oro' representa la fuerza y la resiliencia del pueblo brasileño. La B3 (como se conoce la bolsa brasileña) está trayendo este nuevo símbolo para valorizar no solo el centro de Sao Paulo, sino también el desarrollo del mercado de capitales de Brasil", celebró entonces el CEO de la B3, Gilson Finkelsztain.

Con un aire similar al toro de bronce de 3,5 toneladas situado desde hace tres décadas en el distrito financiero de Manhattan, en Nueva York, el brasileño, obra del arquitecto y artista plástico Rafael Brancatelli, es (o era) más modesto. 

Fue construido sobre una estructura tubular con varias fibras de vidrio de alta densidad, envuelto en una pintura de alta temperatura anticorrosiva y financiado por la propia bolsa de Sao Paulo, en asociación con el popular economista y educador financiero Pablo Spyer.

Sin embargo, pronto proliferaron memes y ácidas críticas en las redes sociales mofándose de la escultura, en un contexto de grave crisis económica para Brasil.

Pocas horas después de su aparición, al toro le empezaron a poner banderillas en forma de protesta. Sobre sus lomos aparecieron pintadas con frases como "gravar a los ricos" y pegatinas con la palabra "HAMBRE".

La mayor economía de Latinoamérica navega en medio de un fuerte oleaje, con la inflación desbocada casi en el 11 %, un desempleo aún en cotas elevadas superiores al 13 % y un crecimiento frágil después de la debacle provocada por la pandemia de coronavirus.

Según datos de la ONG "SP Invisible", el hambre ha crecido en Brasil hasta alcanzar niveles que no se veían desde 2004. El año pasado, 19 de los 213 millones de brasileños "pasaron hambre" y "un 13 %" de la población adulta dejó de comer en alguna ocasión por falta de dinero.

El toro también fue objeto de manifestaciones por parte de movimientos sociales que actúan en la región central de Sao Paulo, de gran belleza arquitectónica, pero abandonada durante décadas y por donde vagan todos los días decenas de personas sin techo.

Brancatelli, autor de la obra, también empezó a recibir ataques en internet y por medio de llamadas telefónicas. Él intentó torear la críticas defendiendo su creación contra viento y marea.

"Mientras que quien genera empleo y mueve la economía sea acusado y responsabilizado por el hambre de este país, y a los gobiernos (de izquierda o de derecha) no se les cobre debidamente por su falta de eficiencia e idoneidad, nada va a cambiar", dijo en sus redes sociales.

El adiós definitivo del toro llegó después de una ajustada votación, por 5 votos contra 4, en la Comisión de Protección al Paisaje Urbano de la Alcaldía de Sao Paulo, celebrada en la víspera.

A su juicio, la obra tenía un carácter "predominante publicitario", pues hay varias referencias a sus idealizadores y a las empresas de estos, algo ilegal, y fue instalada sin los permisos necesarios.

Ya con el toro siendo llevado en volandas para su retirada, el arquitecto Brancatelli calificó la decisión de la Alcaldía de un acto de "cobardía".

"El toro se va, pero volverá", advirtió.