Controversia del arzobispo de Burgos con religiosas clarisas

Burgos (España), 16 may (EFE).- El arzobispo de Burgos, Mario Iceta, considera precipitado plantear que una comunidad de religiosas clarisas del norte de España haya cometido un delito de cisma, y descarta por el momento su excomunión, pero reconoce la transcendencia del caso, que le preocupa y que está estudiando el Vaticano.

"Los acontecimientos están siendo tan veloces y sorprendentes que hay que tener un tiempo de calma, paz y reflexión", dada también la transcendencia de los hechos, comentó Iceta este jueves en una entrevista con EFE.

Así que es "pronto para pronunciarse" sobre si las religiosas han cometido un delito de cisma, recogido en el Código de Derecho Canónico. "No me planteo en este momento ningún tipo de medida canónica", insistió el prelado, y no está sobre la mesa la excomunión de las religiosas.

El lunes pasado, las clarisas de Belorado (Burgos) anunciaron por carta que abandonaban la Iglesia católica para pasar a la tutela y jurisdicción del falso obispo Pablo de Rojas Sánchez-Franco, excomulgado en 2019, y la llamada Pía Unión Sancti Pauli Apostoli.

Sin embargo, en declaraciones a la prensa, el vicario general de la diócesis limítrofe de Vitoria (norte), Carlos García, situó el origen del conflicto en la "grave situación económica que atravesaban" las monjas.

Las hermanas respondieron de ese modo a la decisión de Roma de "bloquear" su solicitud de vender un convento vacío que poseen en otra localidad, Orduña (provincia de Vizcaya), para poder hacer frente a la compra de un monasterio.

El arzobispo de Burgos, por su parte, quiere también recabar toda la información que sea posible para aclarar lo sucedido.

La salida el martes de una religiosa de Belorado para trasladarse a otro convento burgalés es la "evidencia" de que no todas las clarisas están de acuerdo, según Iceta, quien mostró inquietud por las de más edad, que no están en plenas facultades, y evaluar si están en condiciones de "tomar una decisión tan trascendente" como apartarse de la Iglesia de Roma.

El arzobispo Iceta considera que es un momento para tener "paciencia y serenidad porque son cosas de mucha trascendencia", y no se plantea plazos, solo espera que pase el "tsunami mediático" (el caso ha tenido gran repercusión en prensa y social) para establecer contacto con la abadesa y las religiosas de Belorado, "quizás vía telefónica, quizás vía telemática, quizás vía presencial".

Por ahora, el arzobispo no ha vuelto a intentar hablar con la abadesa Isabel de la Trinidad, a la que llamó el mismo lunes sin éxito, y esperará a que se den las condiciones apropiadas para volver a intentarlo y que se pueda entablar un diálogo "sereno", siempre con la intención de revertir la situación, insistió.

El Vaticano, informado

El Vaticano es conocedor de los hechos de Burgos, se le ha remitido toda la información, toda la documentación y todo lo que va saliendo en los medios, según el arzobispo.

Al arzobispado, del que dependen estas clarisas, se le ha indicado desde Roma que el caso "lo están estudiando", si bien están "preocupados" pues "es un tema serio que merece una atención esmerada, delicada, cuidadosa y prudente", y no la vertiginosidad de estos tres días, según Iceta.

Pese a la repercusión mediática, no temen en el Vaticano un efecto contagio, pues se trata de un hecho "realmente excepcional", algo "aislado".

Ni 'vendetta' ni intereses inmobiliarios

El arzobispo de Burgos tampoco cree que el caso de Belorado forme parte de una ´vendetta´ de Pablo de Rojas, que fue excomulgado por el propio Iceta cuando este era obispo de Bilbao, ni tiene confirmado que estuviera detrás de la fallida venta del monasterio de Orduña, al tiempo que afirma que "la cuestión de las propiedades de los monasterios es secundaria".

Cree que las operaciones de compraventa "no son de carácter lucrativo", y está convencido de que los conventos no se mueven por motivos económicos, ya que cuesta mucho mantenerlos.

En cualquier caso, el prelado tiene claro que "desconoce otra Iglesia católica" que no sea la encabezada por el papa Francisco y rechaza la postura de la Pía Unión de que el último legítimo fue Pío XII.