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Alianza estratégica entre Bolivia y Brasil

Acuerdos de cooperación entre Brasil y Bolivia

Por AP

Julio 09, 2024 06:12 p.m.

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LA PAZ, Bolivia (AP) — El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo el martes que encontró Bolivia en una situación "más difícil" que hace una década y anunció una "nueva era en la relación" bilateral, con apoyo político y económico al presidente Luis Arce tras el intento fallido de golpe de hace dos semanas.

Lula llegó a territorio boliviano el lunes por la noche tras 15 años sin visitar el país y tras la incorporación de Bolivia el día anterior al bloque de Mercosur con apoyo de Brasil. La última ocasión fue en 2009 cuando Evo Morales (2006-2019) era mandatario.

El presidente brasileño promovió entonces el comercio y los negocios bilaterales, pero las relaciones se enfriaron con Dilma Rousseff (2011-2016) y después con Jair Bolsonaro.

"Por esto es que estoy aquí en Bolivia, para decir que Bolivia será lo que quiere ser, lo que quiera ser. Lo que debemos es asegurar, primero, la estabilidad política, luego, la estabilidad fiscal, económica, jurídica y social", mencionó Lula al concluir un foro empresarial.

Poco antes, al llegar a Santa Cruz, el motor económico de Bolivia, mencionó que según su percepción "la situación en Bolivia es más difícil de lo que estaba diez años atrás. No hay las reservas (de gas) que había y el PIB no ha crecido como lo venía haciendo".

Lula salió de Bolivia la noche del miércoles después de presidir junto a su par boliviano un gabinete binacional y un encuentro con movimientos sociales.

Tras las reuniones, Arce y Lula firmaron una decena de convenios de cooperación en la lucha contra el narcotráfico y tráfico de migrantes; en electricidad, comercio de fertilizantes, apoyo en salud, minería y en el combate a los incendios forestales en el Pantanal, uno de los mayores humedales del mundo situado en la frontera común.

Por su parte, Arce agradeció a su par brasileño por su apoyo a la democracia, a quien llamó "un presidente orientador en la región" y le pidió sumar esfuerzos para una cooperación mayor en agricultura "frente a la crisis climática y la crisis alimentaria que castigan simultáneamente al mundo".

Lula manifestó públicamente su apoyo a Arce tras el intento fallido de golpe del 26 de junio, lo que le valió fuertes roces con el presidente argentino, Javier Milei. El gobierno argentino calificó de farsa la denuncia de golpe de Estado, lo que también provocó un distanciamiento entre La Paz y Buenos Aires.

Además, dijo que "Bolivia no puede volver a caer en la trampa de los golpes de Estado".

Brasil es la quinta economía y el tercer consumidor de gas natural en el mundo y Bolivia es uno de sus proveedores del energético, aunque los volúmenes de venta han bajado. Pero también tiene interés en aumentar los volúmenes que dejaría de comprar Argentina cuando fenezca el contrato con ese país antes de fin de año, según dijo el embajador brasileño en La Paz, Luiz Henrique Sobreira.

Lula mencionó que la petrolera brasileña Petrobras estudia invertir en la exploración de gas. "Yo sé de la importancia que tuvo Petrobras en Bolivia y puede seguir siendo importante", indicó, "en la prospección y las investigaciones en inversión".

Brasil, principalmente con Lula como presidente, ha manifestado su apoyo en anteriores ocasiones a la estabilidad política en Bolivia. En su primer gobierno, medió en las crisis de gobernabilidad que vivió Bolivia en 2008 cuando el entonces presidente Evo Morales enfrentó una arremetida de la rica provincia de Santa Cruz que buscaba la autonomía regional.

Para Arce, la alianza con el gobierno brasileño puede ayudar a levantar la economía boliviana cuyo deterioro está provocando un creciente clima de malestar social por alzas en el costo de vida.

Brasil es además el segundo socio comercial de Bolivia con compras anuales por más de 2.000 millones de dólares, principalmente gas.

Para Brasil, Bolivia es un vecino estratégico no solo como fuente de materias primas también en el combate a mafias brasileñas, bolivianas y peruanas que trafican cocaína, marihuana y otros ilícitos por una extensa frontera de 3.400 kilómetros de selvas y ríos.