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Jerusalén/Gaza (EFE).- Gaza, confinada desde hace casi un mes por la propagación local de la COVID-19, afronta la lucha contra el virus con escasez de agua potable, fármacos y suministros médicos, denunció hoy la ONG Acción contra el Hambre.
"La falta de agua segura y la altísima densidad de población elevan enormemente el riesgo de contagio" en la Franja, consideró la asociación en un comunicado.
Según esta, "la limitación de movimientos para atajar la transmisión" del virus "ahonda una crisis económica sin precedentes" que está "causada" por el férreo bloqueo israelí sobre el enclave desde 2007, cuando el grupo islamista Hamás se hizo con su control.
Gaza estuvo a salvo del coronavirus en su interior hasta finales de agosto, pero la detección de los primeros positivos en un campo de refugiados el pasado mes hizo saltar las alarmas.
Desde entonces, se registran casos por transmisión comunitaria a diario, y el pasado 10 de septiembre se batió su propio récord, con casi 200 contagios en solo 24 horas, una cifra inaudita para esta pequeña lengua de tierra en la que viven dos millones de personas.
"En las circunstancias actuales, donde la pandemia amenaza a una población que vive abarrotada en 385 kilómetros cuadrados, esta situación es muy grave" por varios problemas, señala Acción contra el Hambre.
Entre ellas, están "las limitaciones en el suministro de agua potable" y "el tratamiento de aguas residuales", indica la ONG.
Según esta, acceder al agua en buenas condiciones "es clave para controlar la transmisión" de infecciones, asegurar el saneamiento básico de la población y "reforzar los sistemas de prevención" para contener el virus, pero la situación propia de Gaza complica estas condiciones.
Para ello, los equipos locales de Acción contra el Hambre "redoblaron esfuerzos" para asegurar el acceso a servicios básicos de agua y saneamiento, y a materiales de protección y desinfección.
Otra problemática es la falta de electricidad, disponible durante "una media de ocho horas diarias", algo "insuficiente para hacer frente" al momento crítico: la poca energía limita el funcionamiento de sistemas de tratamiento de aguas residuales y desalinización, "lo que socava el acceso a agua segura".
A ello se añade "la falta de medicamentos esenciales" y material médico en los hospitales de la Franja, con un sistema sanitario precario que podría perder el control si la pandemia se desborda.
El promedio de casos diarios fue de 80 a 100 las últimas jornadas -46 este viernes-, una cifra relativamente estable y asumible para las autoridades, que no pueden permitirse mayores picos.
Tras la expansión local del virus, "esperábamos que la tasa de contagios fuera mucho más alta", explica a Efe el director general del Ministerio de Sanidad, Yousef al Reesh. Sin embargo, advierte de que aún es temprano para cantar victoria, y alerta sobre la carencia de suministros básicos. En los almacenes del Ministerio de Sanidad falta alrededor del 67 % de artículos médicos.
Con todo, la población seguirá confinada hasta que "la situación no esté bajo control" completo y la morbilidad llegue a un mínimo para "iniciar un fin gradual del cierre", concreta Al Reesh.
Gaza registra 2,223 infecciones desde el inicio de la pandemia, y tras la expansión reciente de contagios locales, más de 1,750 casos siguen activos. Un total de 17 personas ha fallecido por COVID-19, pero el número de muertos sigue siendo más bajo que en el resto de territorios palestinos (Jerusalén Este y Cisjordania).