El papa insta a adaptar a la liturgia ritos nativos

CIUDAD DEL VATICANO (EFE).- El papa Francisco instó hoy a acoger en la liturgia católica ritos y tradiciones de los pueblos indígenas, como los de la Amazonía, en un mensaje dirigido por la publicación de un libro sobre el rito de la misa congoleña.

El pontífice argentino recordó lo que escribió en su exhortación apostólica "Querida Amazonía" (2020) y su petición de "recoger en la liturgia los muchos elementos de la experiencia de los indígenas en su íntimo contacto con la naturaleza".

La Editorial Vaticana publicó este martes un libro sobre la misa congoleña, el "primer y único" rito adaptado por la Iglesia tras el histórico Concilio Vaticano II (1962-1965), que abrió la posibilidad de acoger en la liturgia las tradiciones de las distintas culturas.

Sin embargo el papa lamentó en su exhortación que cincuenta años después "se han dado pocos pasos en esa dirección".

El rito eucarístico congoleño, alegó el pontífice, "valora los diversos lenguajes, colores, movimientos del cuerpo que interactúan estimulando todas las dimensiones de la personalidad de los fieles, siempre teniendo en cuenta los valores de cada pueblo".

Por eso, tras la adaptación de la misa al rito congolés, el papa pidió un "compromiso" para adaptar el resto de los sacramentos.

Hace exactamente un año, el 1 de diciembre de 2019, el papa ofició una misa en la basílica de San Pedro del Vaticano según el rito zaireño o congoleño, una adaptación del rito romano ordinario aprobada por la Congregación para el Culto Divino en abril de 1988.

El pontífice ha defendido este tipo de adaptaciones, lo que le ha costado numerosas críticas desde los sectores ultraconservadores de la Iglesia Católica.

Por ejemplo a lo largo del Sínodo de la Amazonía, celebrado en octubre de 2019, se expusieron estatuas de madera que representaban a la Pachamama o la fertilidad.

Días después esas representaciones, consideradas paganas por los mencionados sectores, fueron robadas de una iglesia romana cercana al Vaticano y arrojadas al río Tíber de la capital italiana.

El 25 de octubre de 2019 Francisco pidió perdón en calidad de obispo de Roma por estos hechos y dijo que las esculturas estaban custodiadas en el templo romano "sin intenciones idólatras".