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Familias recuerdan con una biblioteca a afganas muertas en ataque a escuela

Por EFE

Marzo 24, 2023 12:02 p.m.

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KABUL, Afganistán (EFE).- Junto a las tumbas de Marzia y Hajar Mohammadi, dos primas asesinadas hace medio año en un ataque suicida contra un centro educativo de Kabul que se cobró la vida de 54 personas, se erige ahora una pequeña biblioteca levantada por familiares de las víctimas.

Apenas una estantería con obras de los autores favoritos de estas jóvenes, pertenecientes a la minoría chií hazara y muertas antes de alcanzar la veintena, la biblioteca es un testamento al amor de estas dos afganas por la literatura y su sueño de continuar estudiando a pesar de la prohibición de los talibanes.

"AMABAN LOS LIBROS"

"Sabemos que amaban los libros y estar rodeadas de ellos, así que pusimos los libros cerca de sus tumbas, en la biblioteca", explicó a EFE Zahara Mohammadi, la hermana de Marzia.

Las primas realizaban, junto con cientos de estudiantes, un examen de práctica para las pruebas de acceso a la universidad el pasado 30 de septiembre en un centro educativo del barrio capitalino de Dasht-e-Barchi, habitado por los perseguidos hazara.

Un atacante suicida del Estado Islámico de Khorasan, una rama afgana de la organización terrorista, irrumpió en la clase tras un tiroteo y detonó los explosivos que portaba, matando a 54 personas, en su mayoría niñas. 

Entre las novelas recopiladas por familiares y compañeros de clase, mayormente en persa y algunas en inglés, se encuentran los autores favoritos de las primas: la escritora de origen turco Elif Shafak o la estadounidense Rachel Hollis.

El amor de Marzia por la literatura de Shafak, autora de novelas de éxito como "El bastardo de Estambul", quedó inmortalizado en el diario de la joven, con el temor tras la llegada de los talibanes al poder, en agosto de 2021, de fondo.

"Una semana después de la toma del poder de los talibanes he salido fuera de mi casa, con mucho miedo (...) pero visitamos una biblioteca. Mi profesora y yo compramos un libro de Elif Shafak y volvimos a casa", dejó escrito la joven, en una página compartida con EFE por su hermana, Zahara. 

"Hoy me doy cuenta de cuánto amo estar en una biblioteca y disfruto leyendo y mirando los libros", añadió.

Hajar dejó escritos sus sueños incumplidos, según un extracto de su bitácora que su tía, Nooria, mostró a EFE: "convertirme en ingeniera, presidir una compañía con ramas en varios países, tener una guitarra y tocarla, hablar inglés con fluidez, tener un coche rojo, poseer una casa de madera cerca de la playa, un ordenador de Apple".

AMBICIONES TRUNCADAS POR LOS TALIBANES 

Los talibanes tomaron Kabul con promesas de cambios respecto a su primer régimen, cuando entre 1996 y 2001 relegaron a las mujeres al hogar, pero desde hace casi dos años han impuesto una sucesión de prohibiciones a los derechos de las afganas.

La prohibición total de la educación superior, el veto al trabajo de las mujeres en ONG nacionales e internacionales o incluso la imposición de acompañantes masculinos han restringido severamente la libertad de las afganas.

Pero Marzia y Hajar no se doblegaron y las restricciones de los fundamentalistas las hicieron trabajar el doble, recordaron sus familiares.

"Cuando las estudiantes no sabían si podrían participar en los exámenes de acceso a la universidad, Marzia y Hajar empezaron a estudiar más duro y pasaban la mayor parte del tiempo juntas, para motivarse", explicó Zahara.

Nooria recordó cómo las jóvenes buscaban refugio en su habitación para estudiar cuando había visitas. 

"No digo esto porque hayan muerto, créeme, pero ellas eran tan diferentes, increíbles, visionarias y adorables", dijo, antes de apostillar que las jóvenes "no querían perder el tiempo".

Devastados por la pérdida, los familiares esperan que la biblioteca se convierta en una fuente de inspiración para otros jóvenes.