logo pulso
PSL Logo

Indígenas retan al covid y danzan por Inti Raymi

Por AP

Junio 25, 2021 03:00 a.m.

A

COTACACHI, Ecuador.- Unos 2.000 indígenas de las comunidades rurales de Cotacachi, en el norte andino de Ecuador, rompieron las severas restricciones vigentes por la pandemia de coronavirus: en medio de una estricta vigilancia policial y tras horas de un baile zapateado por polvorientos caminos, tomaron la plaza central de Cotacachi, como lo han hecho desde hace décadas, en un acto simbólico de reivindicación de sus antiguas tierras y de su cosmovisión.

La danza ancestral se produce en honor al Inti Raymi —Fiesta del sol, en lengua quechua—, que marca el fin de la cosecha, lo que da paso a celebraciones de agradecimiento a la Madre Tierra por los productos recibidos. 

En celebración, abundan la comida y el licor, especialmente chicha, un fermento de maíz.

Cotacachi, 70 kilómetros al norte de Quito, es un pintoresco pueblo turístico del norte andino, junto al volcán del mismo nombre, donde estas fiestas hasta hace unos años terminaban en monumentales grescas entre comunidades indígenas que buscaban tener el dominio sobre la plaza. El año pasado no hubo fiesta.

De acuerdo con disposiciones gubernamentales, están prohibidas las concentraciones de personas para evitar la propagación del coronavirus, que en Ecuador ha dejado casi 450.00 contagiados y casi 21.500 muertos.

En Cotacachi y otras comunidades, los indígenas desafiaron todas las prohibiciones y, a pesar de la presencia de unos 500 policías en esa población, ingresaron a la zona urbana. Tras un breve diálogo con los uniformados, la multitud tuvo acceso a la tradicional toma de la plaza por más de un hora para retirarse como llegaron: cantando y bailando.

Uno de los danzantes es César Lene, de unos 24 años, quien dijo a The Associated Press que “los bailadores bajan sin temor a nada, porque somos de la tierra” al tiempo de señalar que “soy bailador de la comunidad San Martín desde que tengo uso de razón, eso es una fiesta milenaria para agradecer al sol por las cosechas que obtenemos en cada siembra: cultivamos, trabajamos y comemos”.

“Estamos aquí, nos quisieron prohibir, pero aunque tenemos conciencia por la pandemia... esta energía no vamos a perder nunca, estamos aquí otra vez ... gracias a Dios no me cogió eso (el virus), dicen que es horrible”.

En una especie de trance, los bailarines cantan y bailan entre 12 y 18 horas diarias.