Rechazo de Egipto y Jordania a acoger a palestinos de Gaza
Trump sugiere reubicación de palestinos de Gaza y enfrenta resistencia
DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos (AP) — La sugerencia del presidente Donald Trump de que Egipto y Jordania acojan a palestinos de la devastada Franja de Gaza probablemente será rechazada rotundamente por estos dos aliados de Estados Unidos y los propios palestinos, quienes temen que Israel nunca les permita regresar.
Trump planteó la idea el sábado, diciendo que instaría a los líderes de los dos países árabes a acoger a la ahora mayoritariamente desplazada población de Gaza, para que "simplemente limpiemos todo eso". Añadió que el reasentamiento de la población de Gaza "podría ser temporal o a largo plazo".
"Literalmente es un sitio de demolición en este momento", dijo Trump, refiriéndose a la vasta destrucción causada por la campaña militar de 15 meses de Israel contra Hamás, ahora pausada por un frágil alto el fuego.
"Preferiría involucrarme con algunas de las naciones árabes y construir viviendas en una ubicación diferente, donde quizás puedan vivir en paz por un cambio", dijo Trump.
No hubo comentarios inmediatos de Egipto, Jordania, Israel o funcionarios palestinos.
La idea probablemente será bienvenida por Israel, donde los socios de gobierno de extrema derecha del primer ministro, Benjamin Netanyahu, han abogado desde hace tiempo por lo que describen como la migración voluntaria de un gran número de palestinos y el restablecimiento de asentamientos judíos en Gaza.
Grupos de derechos humanos ya han acusado a Israel de limpieza étnica, que expertos de las Naciones Unidas han definido como una política diseñada por un grupo étnico o religioso para eliminar a la población civil de otro grupo de ciertas áreas "por medios violentos y que inspiran terror".
Una historia de desplazamiento
Antes y durante la guerra de 1948 en torno a la creación de Israel, unos 700.000 palestinos — la mayoría de la población prebélica — huyeron o fueron expulsados de sus hogares en lo que ahora es Israel, un evento que conmemoran como la Nakba, la palabra árabe para catástrofe.
Israel se negó a permitirles regresar porque eso habría resultado en una mayoría palestina dentro de sus fronteras. Los refugiados y sus descendientes ahora suman alrededor de 6 millones, con grandes comunidades en Gaza, donde constituyen la mayoría de la población, así como en la Cisjordania ocupada por Israel, Jordania, Líbano y Siria.
En la Guerra de los Seis Días de 1967, cuando Israel se apoderó de Cisjordania y la Franja de Gaza, huyeron 300.000 palestinos más, principalmente hacia Jordania.
La crisis de refugiados, que se ha prolongado durante décadas, ha sido un importante motor del conflicto israelí-palestino y fue uno de los temas más espinosos en las conversaciones de paz que se rompieron por última vez en 2009. Los palestinos reclaman un derecho de retorno, mientras que Israel dice que deberían ser absorbidos por los países árabes circundantes.
Muchos palestinos ven la última guerra en Gaza, en la que barrios enteros han sido bombardeados hasta la aniquilación y el 90% de los 2.3 millones de habitantes se ha visto desplazado de sus hogares, como una nueva Nakba. Temen que si un gran número de palestinos abandona Gaza, entonces ellos tampoco podrían regresar jamás.
Una línea roja para los países que hicieron la paz con Israel hace décadas
Egipto y Jordania rechazaron rotundamente la idea de aceptar refugiados de Gaza al inicio de la guerra, cuando fue planteada por algunos funcionarios israelíes.
Ambos países han hecho las paces con Israel pero apoyan la creación de un estado palestino en la Cisjordania ocupada, Gaza y Jerusalén Oriental, territorios que Israel capturó en la Guerra de los Seis Días de 1967. Temen que el desplazamiento permanente de la población de Gaza podría hacer eso imposible.
El presidente egipcio, Abdul Fatá el Sisi, también ha advertido sobre las implicaciones de seguridad de transferir un gran número de palestinos al territorio egipcio en la península del Sinaí, que linda con Gaza.
Hamás y otros grupos armados están profundamente arraigados en la sociedad palestina y probablemente se moverían con los refugiados, lo que significaría que futuras guerras se lucharían en suelo egipcio, algo que podría deshacer el histórico tratado de paz de Camp David, una piedra angular de la estabilidad regional.
"La paz que hemos logrado desaparecería de nuestras manos", dijo El Sissi en octubre de 2023, después de que el ataque de Hamás en el sur de Israel desencadenara la guerra. "Todo por la idea de eliminar la causa palestina".
Eso es lo que ocurrió en Líbano en la década de 1970, cuando la Organización para la Liberación de Palestina de Yasser Arafat, el principal grupo armado de su época, transformó el sur del país en una plataforma de lanzamiento para ataques contra Israel. La crisis de refugiados y las acciones de la OLP ayudaron a empujar a Líbano hacia una guerra civil de 15 años en 1975. Israel invadió dos veces y ocupó el sur de Líbano desde 1982 hasta 2000.
Jordania, que chocó con la OLP y la expulsó bajo circunstancias similares en 1970, ya alberga a más de 2 millones de refugiados palestinos, la mayoría de los cuales han recibido la ciudadanía.
Los ultranacionalistas israelíes sugieren desde hace tiempo que Jordania sea considerada un estado palestino para que Israel pueda mantener Cisjordania, que consideran como el corazón bíblico del pueblo judío. La monarquía jordana ha rechazado enérgicamente esa idea.
¿Puede Trump obligar a Egipto y Jordania a aceptar refugiados?
Eso depende de hasta qué punto se tome en serio la idea y hasta dónde esté dispuesto a llegar.
Aranceles estadounidenses — una de las herramientas económicas favoritas de Trump — o sanciones directas podrían ser devastadoras para Jordania y Egipto. Los dos países reciben miles de millones de dólares en ayuda estadounidense cada año, y Egipto ya está sumido en una crisis económica.
Pero permitir un flujo de refugiados también podría ser desestabilizador. Egipto dice que actualmente está alberga a unos 9 millones de migrantes, incluidos refugiados de la guerra civil de Sudán. Jordania, con una población de menos de 12 millones, acoge a más de 700.000 refugiados, principalmente de Siria.
La presión de Estados Unidos también supondría el riesgo de enojar a aliados clave en la región con los que Trump ha mantenido buenas relaciones, no solo El Sisi y el rey Abdalá II de Jordania, sino también los líderes de Arabia Saudí, Qatar y Turquía, todos los cuales apoyan la causa palestina.
Eso podría complicar los esfuerzos para negociar un acuerdo histórico entre Arabia Saudí e Israel para normalizar relaciones, algo que Trump intentó hacer durante su mandato anterior y espera completar en el actual.
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