Asociación El Caracol recibe Premio Solidaridad por labor con personas sin hogar en México

PAMPLONA, España (EFE).- La asociación El Caracol, que atiende las necesidades sanitarias y psicosociales de las personas sin hogar de Ciudad de México, recibió hoy en la ciudad española de Pamplona el XVIII Premio Internacional Navarra a la Solidaridad por una labor que desarrolla desde hace 27 años con la mirada puesta en "abatir la transmisión intergeneracional de la pobreza".

Lograr que "los hijos de las chicas que vivan en la calle no sean pobres" es el objetivo que se marca esta asociación, cuyo presidente, Luis Enrique Hernández, recibió el galardón de manos de la presidenta de la región de Navarra (norte), María Chivite, y del presidente de la entidad bancaria Laboral Kutxa, Txomin García.

El premio, dotado con 25,000 euros, permitirá a la organización potenciar su actividad sanitaria, social, educativa y laboral. 

Chivite valoró el "trabajo magnífico y necesario" realizado por la asociación en un "entorno altamente complejo y a veces peligroso" y destacó la labor realizada durante la pandemia, que ha supuesto una dificultad añadida al propiciar un mayor aislamiento social, el cierre de albergues y de espacios públicos.

El respaldo de Navarra al acompañamiento integral de El Caracol a las “poblaciones callejeras”, según terminología acuñada por la propia asociación, ha sido puesto de manifiesto en la entrega del premio, así como la tarea de altavoz para dar a conocer la necesidad y el derecho de un rescate inclusivo a las personas que sufren la desigualdad. 

El Caracol es una organización cívica sin ánimo de lucro fundada en 1994, cuya misión consiste en “contribuir a la visibilidad e inclusión social de las poblaciones callejeras y en riesgo social”. Ha sido la primera organización en ofrecer un modelo educativo a jóvenes que viven en la calle, además de haber editado material educativo especializado y un currículum de formación para personas educadoras de calle que ya se ha impartido a 3.500 personas, sólo en los últimos 3 años. 

Su presidente dijo estar "muy emocionado" y llamó la atención sobre el hecho de que "la discriminación y las violaciones graves a los derechos humanos han sido la constante en este andar; la limpieza social, separación familiar, violencia policiaca, institucionalización forzada… son sólo alguna de las situaciones que educadoras y educadores han decidido acompañar con el solo objetivo de promover un mundo más equitativo”.

La pandemia, período en el que El Caracol ha atendido a unas 3.000 personas, “ha hecho más evidente las desigualdades que viven las poblaciones callejeras, fueron consideradas focos de infección y recibieron con más dureza la violencia del Estado”, explicó.

“Estar aquí representa un reconocimiento y una oportunidad para promover el cambio cultural a favor de los derechos humanos y la vida digna para las personas que viven en las calles de todo el mundo”, subrayó.

La presidenta de Navarra destacó el valor de la solidaridad a pie de calle y sostuvo que "es mucho más que ayuda económica o discursos grandilocuentes. La solidaridad es ante todo una responsabilidad cívica, de las instituciones y de todas las personas porque atajar las desigualdades, eliminar la pobreza es tarea que atañe a todos y todas”.

En esa línea, reflexionó sobre el concepto mismo de prosperidad, dado que “no hay prosperidad si no se ataja la desigualdad". "De poco sirve crecer si ese crecImiento económico no es justo, redistribuido, y llega a todas las capas de población”, indicó.