México intenta asumir papel de liderazgo en Latinoamérica
Una reunión de líderes de Latinoamérica y el Caribe en México este fin de semana es el indicio más reciente del intento del país por posicionarse como el nuevo mediador entre la región y Estados Unidos.
Sea que la reunión del sábado en la Ciudad de México de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) culmine o no en lo que se rumora sería un éxodo masivo de la Organización de los Estados Americanos, México ha dado señales de que desea desempeñar un papel de liderazgo en Latinoamérica tras años de enfocarse casi exclusivamente en su relación bilateral con Estados Unidos.
Fue precisamente la cercanía de esa relación lo que el presidente Andrés Manuel López Obrador mencionó en julio al proponer que México ayude a la región a abrir un diálogo con el gobierno estadounidense para reorientar una relación basada en un modelo de dos siglos de antigüedad que —dijo— carece de futuro.
Darle la espalda a Estados Unidos tampoco es una opción, señaló López Obrador. "Es tiempo de expresar y de explorar otra opción: la de dialogar con los gobernantes estadounidenses y convencerlos y persuadirlos de que una nueva relación entre los países de América es posible".
El presidente dijo que la propuesta de México era para crear algo más cercano al modelo de la Unión Europea. "En ese espíritu, no debe descartarse la sustitución de la OEA por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie".
Ese sería la CELAC.
México fue el presidente de esa organización el año pasado, y sus miembros votaron a favor de que siga siéndolo este año.
La CELAC existe desde hace apenas 10 años y su tendencia es más de izquierda, habiendo mantenido buenas relaciones con países que tienen gobiernos así, incluyendo Cuba, Venezuela y Nicaragua. El fallecido presidente venezolano Hugo Chávez fue uno de sus principales promotores. Pero durante largos períodos ni siquiera sostuvo reuniones.
A diferencia de la OEA, Estados Unidos y Canadá no pertenecen a ella, ni Brasil, que se retiró en enero de 2020.
El secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, ha hablado abiertamente acerca de la inequidad y las desigualdades en el acceso a las vacunas contra el COVID-19, y la CELAC se convirtió en un vehículo para las iniciativas de México en ese tema.
México implementó una estrategia multidimensional de adquisiciones directas y participación en las gestiones multilaterales para obtener vacunas. Pero al mismo tiempo, Ebrard trabajó a través de la CELAC para producir la vacuna de AstraZeneca en la región —en Argentina y México— y distribuirla aquí.
A fines del mes pasado, Ebrard habló ante la delegación del partido gobernante —Morena— en el Senado. Al igual que lo había hecho López Obrador un mes antes, abordó la importancia de la relación de México con Estados Unidos y de lo bien que van las cosas en ese sentido actualmente. Luego se refirió a la Organización de los Estados Americanos.
"La OEA quedó demodé porque el mundo cambió", señaló Ebrard. "Pero la OEA no puede seguir siendo un instrumento de intervención".
"Adiós OEA, en su sentido intervencionista, injerencista, y hegemonista", manifestó el canciller, lo que generó aplausos. "Y que venga otra organización que construyamos políticamente en acuerdo con Estados Unidos para el siglo XXI, ya no el siglo XIX o el siglo XX, la Guerra Fría".
De ahí las especulaciones de que México podría encabezar un éxodo de países de la OEA.
Junto con sus gestiones para obtener vacunas en la región, recientemente México ha sido anfitrión de una nueva ronda de diálogos entre el gobierno y la oposición de Venezuela. El gobierno de López Obrador se había resistido a la presión para que reconociera al líder opositor Juan Guaidó como presidente legítimo de la nación sudamericana.
López Obrador le ha pedido al gobierno del presidente estadounidense Joe Biden que respalde la expansión de dos de sus programas sociales más importantes al Triángulo Norte de Centroamérica para atender así las causas de la migración. El mandatario mexicano ha cooperado con el gobierno del expresidente Donald Trump y con el de Biden en el tema de la migración, desplegando fuerzas de seguridad para intentar contener a los migrantes en el sur de México y permitiendo que Estados Unidos devuelva a los solicitantes de asilo no mexicanos para que aguarden en México a que los convoquen para examinar sus casos.
López Obrador recibió el jueves al presidente cubano Miguel Díaz-Canel y criticó el embargo económico de Washington a La Habana. Recientemente, México envió barcos con alimentos, medicinas y combustibles a la isla caribeña.
Ana Vanessa Cárdenas Zanatta, profesora de ciencias políticas en el Instituto Tecnológico de Monterrey y la Universidad Anáhuac, en la Ciudad de México, dijo que, por un lado, la iniciativa de México para desempeñar un papel más relevante en América Latina es positivo.
"Por primera vez asume este gobierno una postura en cuanto a política exterior y el liderazgo latinoamericano que tanto se le había reclamado a México en muchos momentos y que no había respondido a ese llamado", señaló Cárdenas.
Pero salirse de la OEA sería un gran riesgo, e hizo notar que la organización cuenta con la membresía y el respaldo financiero de grandes economías como las de Estados Unidos, Canadá y Brasil, y aun así pasa apuros financieros. Dijo que es difícil imaginar que la CELAC sea mucho más que una herramienta simbólica y retórica en un futuro cercano.
Retirarse de la OEA sería especialmente costoso en términos de derechos humanos, señaló. Ese organismo es la base del sistema de justicia regional y de defensa de los derechos humanos en el hemisferio.
El tema se sometió a debate durante una reunión de la OEA el viernes.
Marta Lucía Ramírez, ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, dijo que es "preocupante" que haya "mensajes equívocos" de deseos de reemplazar a la OEA con otras organizaciones.
"Cuando se pretende borrar de un plumazo los principios y objetivos primordiales de la OEA, y eventualmente llevarlos a otros escenarios, estamos cayendo en un vacío, pero sobre todo en una gran equivocación. Pretender que nuestro hemisferio va a ser mejor estando de espaldas a Estados Unidos y Canadá es una gran ingenuidad, es una gran equivocación".
Durante la reunión, Luz Elena Baños, la representante de México, criticó a la OEA por su política "injerencista", argumentando que la organización ha profundizado el conflicto político entre países.
Rafael Elías Rojas, profesor de historia en el Colegio de México y experto en diplomacia latinoamericana, dijo que México está tratando de ejercer un papel de liderazgo.
"Creo que no es algo improvisado, se está trabajando desde hace tiempo", señaló Rojas. Sin embargo, expresó sus dudas al respecto, dada la extrema polarización que hay en la región. "Desde la caída del muro de Berlín nunca (ha habido) un momento tan bajo en el latinoamericanismo".
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