2024 y el nuevo invitado
De acuerdo con el reporte dado a conocer por la Organización Meteorológica Mundial durante la Conferencia de la Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP29, celebrada en Bakú, Azerbaiyán, el pasado mes de noviembre, el año que está por terminar será probablemente el más cálido del que se tenga noticia. De acuerdo con este reporte: “Los gases de efecto invernadero alcanzaron un nivel récord en 2023, y los datos en tiempo real indican que continuaron aumentando en 2024”. Como consecuencia: “Entre enero y septiembre de 2024, la temperatura del aire en la superficie alcanzó un valor de 1.54 grados centígrados por arriba de su promedio preindustrial. Impulsado por El niño, 2024 está en camino de convertirse en el año más cálido jamás registrado.”
Un incremento en la temperatura del aire de 1.54 grados con respecto a su valor preindustrial, tiene un valor simbólico, dado que es mayor que los 1.5 grados centígrados que los científicos del clima han fijado como límite para frenar el calentamiento global. Habría que señalar, no obstante, que el umbral de temperatura fijado por los científicos no se ha alcanzado aún, pues un incremento de 1.5 grados centígrados tendría que mantenerse a lo largo de varias décadas para generar cambios climáticos irreversibles. De este modo, un desastre climático no es todavía inminente, sin bien el récord de 2024 como el año más cálido en los registros climáticos no es ninguna buena noticia.
Por otro lado, y no obstante las malas nuevas, el año que está a punto de terminar también nos ha traído noticias positivas con respecto a la batalla contra el cambio climático. Esto, según un artículo de divulgación publicado esta semana en el magazine “MIT Technology Review”, firmado por Casey Crownhart.
De acuerdo con Crownhart, una noticia positiva en cuanto al combate al cambio climático se refiere al cierre en Inglaterra de la última planta de generación de energía eléctrica a base del carbón. Como sabemos, el carbón fue el combustible que impulsó la Revolución Industrial en ese país, la cual a su vez fue el principio de la crisis climática. Al mismo tiempo, el carbón es un combustible altamente contaminante y la mitigación del cambio climático demanda su sustitución por otras opciones más limpias. En ese sentido, es significativo que se haya cerrado la última planta de generación de electricidad a base de carbón en el país que dio origen de la Revolución Industrial.
Otra noticia positiva es la baja de precio de las baterías de litio para el almacenamiento de energía, que redujeron su precio en 2024 en 20 por ciento en comparación con 2023, de acuerdo BloombergNEF. Como sabemos, dichas baterías son esenciales para los automóviles eléctricos, que constituyen un elemento central para mitigar la contaminación atmosférica y el cambio climático. Las baterías de litio son también esenciales para almacenar la energía solar y la energía del viento, fuentes de energía no contaminantes, pero que por naturaleza son intermitentes.
Sin embargo, como hace notar Crowhart, hay que matizar las buenas nuevas acerca de las baterías de litio, pues su baja de precio fue parcialmente debida a una baja en la demanda de automóviles eléctricos a nivel global, que sigue creciendo, pero a una velocidad menor que en 2023.
Por otro lado, hay un invitado inesperado a la fiesta de la energía, la inteligencia artificial, que podría complicar los esfuerzos por mitigar el cambio climático. En efecto, como afirma un artículo publicado en Bloomberg Businessweek esta semana: “Si bien es cierto que la población de EE. UU. ha ido aumentando y electrificando más cosas a medida que lo hace, ese crecimiento en el uso de energía se ha visto compensado por el ahorro de energía a medida que los edificios, las fábricas y los electrodomésticos se vuelven más eficientes. De hecho, el consumo de electricidad en Estados Unidos ha cambiado poco desde principios del siglo XXI. Hasta ahora.”
“De repente, Estados Unidos necesita más energía: para fábricas y hogares, vehículos eléctricos y calefacción, y especialmente centros de datos e inteligencia artificial. El aumento en la demanda de energía no se parece a nada que las empresas de servicios públicos hayan visto en décadas, tal vez no desde la Segunda Guerra Mundial. Eso va a complicar el ya accidentado cambio del país hacia la energía limpia, y el inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca promete sacudir aún más la transición. A todas luces, la industria no está preparada”.
Y el incremento en la generación de energía por el arribo de la inteligencia artificial será, por supuesto, una necesidad en otras partes del mundo. Así, si 2024 nos trajo buenas nuevas en cuanto al combate al cambio climático, también nos presentó a un nuevo invitado y puso de manifiesto dificultades inesperadas.
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