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El Día Internacional de la Mujer, conmemorado cada 8 de marzo, trasciende la mera celebración de los logros femeninos en la sociedad; es una fecha que invita a la reflexión sobre el rol indispensable de las mujeres en todos los aspectos de la vida, incluido el medio ambiente. La Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y Desarrollo de 1992, particularmente en su Principio 20, destaca la contribución vital de las mujeres a la gestión ambiental y al desarrollo. Este reconocimiento no es casual, pues surge de un entendimiento profundo de cómo la equidad de género y la sostenibilidad ambiental están intrínsecamente ligadas.
La mujer ha estado tradicionalmente vinculada con la naturaleza y los recursos naturales. Su papel en casa, la agricultura, la provisión de agua y energía, y la gestión de residuos, por citar solo algunos, es fundamental. Son ellas quienes, a menudo, lideran la adaptación de sus comunidades ante los desafíos medioambientales y el cambio climático. Este liderazgo, sin embargo, no se ha reconocido o incentivado de manera adecuada en muchos contextos.
El Principio 20 de la Declaración de Río es un llamado a cambiar este paradigma. Este principio afirma que la participación completa de las mujeres es esencial para lograr el desarrollo sostenible. No es solo una cuestión de igualdad de derechos, sino también de eficiencia y eficacia. Las perspectivas de las mujeres, sus conocimientos y habilidades, enriquecen la toma de decisiones ambientales y contribuyen a políticas más inclusivas y equitativas que benefician a toda la sociedad.
La relación entre las mujeres y el medio ambiente también se refleja en cómo los problemas ambientales las afectan de manera desproporcionada. Las mujeres constituyen la mayoría de los pobres del mundo y, por ende, son más vulnerables a los efectos de la degradación ambiental y los desastres naturales. Esta vulnerabilidad se ve exacerbada por las estructuras sociales y económicas que limitan su acceso a recursos, información y poder de decisión.
Por otro lado, este Principio resalta que la sostenibilidad ambiental no puede ser alcanzada sin la igualdad de género. Las políticas ambientales que ignoran las desigualdades de género están destinadas a fracasar o, en el mejor de los casos, a ser incompletas. Por lo tanto, integrar la perspectiva de género en la legislación, en los programas de conservación y en las estrategias de desarrollo sostenible no es solo justo, sino también una estrategia inteligente y necesaria para el futuro de nuestro planeta.
En este contexto, el Día Internacional de la Mujer es una oportunidad para enfatizar la importancia de políticas que empoderen a las mujeres, especialmente en el ámbito medioambiental. Es imprescindible fomentar su participación en la ciencia ambiental, en la política y en la toma de decisiones a todos los niveles. El empoderamiento de las mujeres es un paso crítico no solo para combatir la crisis climática, sino para construir un futuro más justo y sostenible para todos.
La reflexión sobre el Principio 20 debe traducirse en acciones concretas. Debe motivarnos a cuestionar y reestructurar los sistemas de poder que limitan la participación de las mujeres en la gestión ambiental. Debe impulsarnos a invertir en educación y en la creación de espacios seguros y accesibles para que las mujeres lideren e innoven en la sostenibilidad ambiental.
Al final, el mensaje es claro: no puede haber desarrollo sostenible sin las mujeres, y no habrá igualdad para las mujeres sin un compromiso con la sostenibilidad ambiental. En este Día Internacional de la Mujer, elogiemos y reconozcamos la contribución de las mujeres al medio ambiente, pero, sobre todo, comprometámonos a actuar para que su participación sea no solo visible, sino fundamental en nuestra lucha colectiva por un mundo más verde y equitativo. Este compromiso debe ser el legado de nuestra generación para las futuras, asegurando que cada mujer tenga voz, voto y representación en la salvaguarda y el florecimiento de nuestro planeta.
Delírium trémens.- La situación con el Tanque Tenorio es gravemente preocupante. A pesar de las advertencias previas, parece que no se ha dado la debida atención a las repercusiones que podrían derivarse de las decisiones tomadas por el Gobierno del Estado encabezado por Ricardo Gallardo. La incompetencia en la gestión de las aguas residuales del Tanque Tenorio es una muestra alarmante de negligencia. Se había alertado sobre el peligro ambiental y sanitario que implicaba, y ahora, los efectos son visibles y desastrosos. El derrame de aguas negras afecta no solo a nuestro entorno natural, sino también a la salud de la población, con el potencial de causar daños irreparables. Esta “sospechosa decisión” debe ser cuestionada y los responsables, rendir cuentas ante la comunidad. No podemos seguir permitiendo que la inacción y la irresponsabilidad pongan en riesgo nuestro futuro y el bienestar colectivo. Es momento de exigir transparencia y medidas correctivas inmediatas.
@luisglozano



