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A 40 años de un magnicidio

Por Francisco Salazar Soni

Diciembre 10, 2020 03:00 a.m.

“Vivimos en un mundo donde nos 

escondemos para hacer el amor,

mientras la violencia se practica 

a plena luz del día”. 

J. Lennon.

En 1980 San Luis Potosí era un pueblote tranquilote, quien esto escribe pedía “ride” en Av. Carranza, Himno Nacional o Zapata, las tres únicas avenidas y los automovilistas amablemente se paraban y te lo daban. Únicamente nos teníamos que preocupar que no nos madrearan los pandilleros facinerosos o que el famoso “convoy” de la policía al mando del “súper policía” de la época Waldemar Rodríguez, no te levantará por “sospechoso”, quien por cierto venia de Tamaulipas se lo había traído el Prof. Carlos Jonguitud a solicitud del exgobernador de Tamaulipas Enrique Cárdenas González, así, la fascinación por policías foráneos es de larga data.

Por esas épocas, las tasas de homicidio a nivel nacional rondaban en el orden de 18.43 por 100 mil habitantes y acá andábamos en una tasa de 9.80, pero después de 38 años la tasa nacional ya era de 29 homicidios por 100 mil habitantes y en San Luis de 20.

Pero hace 40 años el homicidio que me impactó fue un magnicidio, me convirtió en testigo emocional de él y en un testigo casi material del hecho, crimen que me agobio por mi edad y por mi cariño al LP recién regalado por mi novia, “Double Fantasy”. 

Un frio lunes 8 de diciembre cuatro disparos a boca de jarro de un revolver .38 special de charter arms, retumbaron frente al edificio de departamentos “Dakota” de la esquina noreste de la calle 72 y el central park west en Manhattan, N.Y. 

Las noticias no eran como ahora en ese entonces, todos nos enteramos al otro día martes por la mañana, ya era noticia mundial, Jhon Lennon, era asesinado por un fanático radical que se inspiró e interpretó a su manera “Catcher in the rye” -El Guardián entre el Centeno- de J.D. Salinger, un libro publicado treinta años atrás, que causó conmoción entre los adolescentes de la posguerra al tocar temas de acoso sexual y sexualidad, tabús en esa época. Holden Caulfield, el chico protagonista de la novela ha inspirado a asesinos, narrador y protagonista de la novela despotrica contra todos y a la vez es un pobre wey solitario que necesita de ellos. Su personalidad desnudada ante él mismo como un adolecente con miedos, nervioso, virgen, pacifista introvertido, mentiroso y ateo, que siente que logra un equilibrio únicamente cuando esta con niños, que le recuerdan su infancia de la cual nunca debió haber emigrado. 

En los ochenta renacía Jhon Lennon a la música con “(Just like) Starting Over” y “Woman”, se convirtieron inmediatamente en baladas coreadas entre los jóvenes de todo el mundo: “Our life together is so precious together; We have grown, we have grown; Although our love is still special; Let’s take a chance and fly away somewhere alone”…Y Woman, no pues, humedeciendo cuerpos a rabiar quebró almas y parejas por todos lados: “Woman I can hardly express; My mixed emotions at my thoughtlessness; After all, I´m forever in your debt; And Woman I will try to express; My inner feeling and thankfulness; For showing me the meaning of success”…

TAPANCO: Del victimario que decir, que no se haya ya dicho. Una cosa si es segura, los tipos raros siguen coexistiendo con gente normal, personas que los han quebrado emocional y psicológicamente, golpeados por sus padres y buleados en el colegio, con tendencias suicidas y con patologías de relevancia clínica. El asesino de Lennon se había casado con una japonesa, era el clásico acosador de celebridades, ya tenía una fijación con el exbeatle, sus demonios internos, sus alucinaciones auditivas a decir de los expertos que lo examinaron padecía una esquizofrenia paranoide. Lo malo de estos tipos cuando consumen magnicidios, es que surgen imitadores, así, a tan solo cuatro meses del ataque de Lennon, otro quebrado emocional balea al Presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan, y sorpresa también le encuentran el libro “El guardián entre el centeno”. ¿Usted estimado lector, ya lo leyó?

Francisco.soni@uaslp.mx