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Astérix y el Coq au Vin

Por Alfredo Oria

Agosto 23, 2024 03:00 a.m.

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Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste, todavía y como siempre, al invasor… ¿te suena, caro lector?

Pues según Astérix y una leyenda popular, el origen del Coq au Vin se remonta a la época de Julio César, el célebre líder militar y político romano. La historia cuenta que, durante la conquista de la Galia, las tropas de César capturaron a un jefe arverno, Vercingétorix, quien, en un gesto de desafío, le envió un gallo, símbolo de la resistencia y el orgullo galos. En respuesta, César ordenó que el ave fuera cocida en vino, demostrando así el poder transformador de la civilización romana sobre las costumbres bárbaras. Este relato, aunque más mítico que histórico, encapsula el espíritu del Coq au Vin: un platillo que convierte lo ordinario en extraordinario mediante la magia del vino.

Este es más que un simple platillo; es una expresión culinaria de la íntima relación entre la gastronomía y la viticultura en Francia. La receta tradicional, que se traduce literalmente como "gallo al vino", es un emblema de la cocina rústica francesa que pone en evidencia cómo el vino puede transformar los sabores y texturas de los ingredientes más sencillos en una experiencia gastronómica sublime.

Aunque el platillo preferido de los irreductibles galos, todo mundo lo sabe, era el jabalí asado, el Coq au Vin fue concebido como una manera de aprovechar al máximo los recursos disponibles. El platillo utiliza un gallo, una carne dura y fibrosa, que al ser cocinada lentamente en vino tinto se ablanda y se enriquece con el sabor profundo y complejo del vino. Es un ejemplo perfecto de cómo la cocina campesina francesa ha evolucionado para convertirse en alta cocina, sin perder su autenticidad y conexión con la tierra.

La elección del vino es fundamental para el éxito de un Coq au Vin. Tradicionalmente, se utiliza un vino tinto de Borgoña, una región vitivinícola famosa por sus vinos elaborados a partir de la uva Pinot Noir. Este vino, con su cuerpo ligero a medio y sus notas florales, frutales y terrosas, se integra a la perfección con la carne del gallo, las verduras, y las hierbas aromáticas como el tomillo y el laurel. Sin embargo, no existe una única regla: otras regiones como el Valle del Ródano o incluso Burdeos pueden ofrecer vinos que añaden sus propias características al plato, permitiendo que cada versión de Coq au Vin tenga una identidad única.

La versatilidad del vino tinto en esta receta demuestra la importancia del terroir, ese concepto tan francés que engloba las características del suelo, el clima, y la tradición en la producción de vino. Un vino tinto con una estructura tánica firme es ideal, ya que sus taninos se suavizan durante la cocción prolongada, aportando una textura aterciopelada a la salsa. Además, los vinos con una buena acidez son esenciales para contrarrestar la riqueza del plato, proporcionando un equilibrio que deleita al paladar.

El maridaje de un Coq au Vin no se limita al vino utilizado en la cocción. Era común acompañarlo con el mismo vino con el que fue cocinado, reforzando los sabores y creando una armonía en la mesa. No obstante, también es posible explorar otras opciones que complementen o contrasten con el plato, sobre todo pensando en que un gran vino no se vaya a la cacerola. Un vino tinto joven y afrutado puede realzar las notas más ligeras y frescas, mientras que un vino más envejecido y complejo puede acentuar los sabores profundos y terrosos.

El Coq au Vin no es solo un platillo, sino una celebración de la tradición vitivinícola francesa,  a la que nos hemos otras tradiciones. A través de los siglos, ha mantenido su lugar en las mesas como un recordatorio del poder del vino para elevar los ingredientes más humildes a nuevas alturas culinarias. La receta es una muestra de cómo la viticultura y la gastronomía pueden entrelazarse para crear algo que es a la vez terrenal y transcendente, sencillo y sofisticado.

En última instancia, el Coq au Vin es un testimonio de la riqueza cultural de Francia, un país donde el vino y la comida son inseparables, y donde cada plato cuenta una historia sobre la tierra de donde proviene. Es un legado que continúa inspirando a cocineros y amantes del vino por igual, uniendo dos de las pasiones más profundas de la humanidad: la comida y el vino. Al final, los romanos no estaban del todo majaretas.

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