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Por Luis González Lozano / PULSO

Diciembre 19, 2020 03:00 a.m.

Hace unos días se llevó a cabo una conferencia internacional ambiental la cual coincidía con el quinto aniversario del Acuerdo de París contra el cambio climático; esta fue una cumbre virtual, pero ¿Qué avances podrían dar los países ante los estragos de la pandemia?

Es difícil ocultar que el año 2020 ha sido un año mal logrado en la acción para hacer frente a la crisis climática pues el Covid- 19 ha sido el protagonista mundial y a los países se les ha olvidado aquel compromiso realizado el 12 de diciembre de 2015 en la COP21 de París.

El sábado pasado estaba llamado a ser el día en que los países deberían presentar, actualizar o revisar sus planes de acción climática, pero esto no ha sucedido. Tan pronto como surgió la pandemia, se suspendió la cumbre prevista en Glasgow y las prioridades cambiaron radicalmente, como aquí hemos dado cuenta.

Sin embargo, el calentamiento ha estado presente sin disminuir. Se esperaba que las emisiones de CO2 relacionadas con el uso de la energía bajarán en el 2020 un 7% respecto al año anterior (por la reducción de actividades debido al confinamiento), pero las concentraciones de gases invernadero en la atmósfera no cesan y se sitúan lejos de los niveles que los científicos consideran deseables para evitar un calentamiento peligroso. Este año las malas noticias ambientales no faltaron: incendios forestales en California, el daño a la masa de la Gran Barrera de Coral, el aumento de 1 grado centígrado a la temperatura media mundial son algunas que alarman.

Los siete grandes focos emisores (China, Estados Unidos, UE 27 + Gran Bretaña, India, Rusia, Japón y el transporte internacional) aportan el 65% de esas emisiones; por eso, su comportamiento es clave a la hora de reconducir la situación.

También hace unos sábados tocamos casos esperanzadores tales como la política de descarbonización en Costa Rica; otros 126 países se han comprometido a descarbonizar su economía, esperemos inicien en breve y lo logren.

China anunció en septiembre que alcanzaría la neutralidad de carbono antes de 2060. Tanto Francia y Gran Bretaña, la Comisión Europea o Japón han acordado también lograr un balance de emisiones cero para el 2050. Para que todas estas iniciativas sean creíbles, se necesita que esos compromisos se conviertan en políticas y en planes de acción a más corto plazo.

Mientras tanto, los acuerdos de acción recogidos en el pacto alcanzado en la capital francesa son insuficientes y si no se actúa con más ambición, el mundo se dirige hacia incrementos de temperaturas que rebasarán a final de siglo los 3º C, previendo una senda llena de catástrofes climáticas.

Y es que el grado de cumplimiento de los firmantes respecto al pacto es muy desigual. Reino Unido, China, India, Japón, Rusia y Sudáfrica dicen que están en camino de cumplir sus promesas, pero no Estados Unidos (que se retiró del acuerdo), ni Australia, Brasil, Canadá o Corea del Sur. En el caso de Indonesia o Arabia no se sabe ni siquiera a ciencia cierta su grado de cumplimiento.

México no anunció nuevas metas, más bien solo “reafirmó” lo que se viene diciendo desde hace 5 años: reducir un 22% los gases de efecto invernadero y un 51% el carbono negro, tal parece que en nuestro país el interés por el combate al cambio climático lo impulsan más las Organizaciones de la Sociedad civil que el propio Presidente.

La felicidad sentida hace cinco años al conocer el Acuerdo hoy queda ensombrecida por la realidad de la emergencia climática y la respuesta completamente inadecuada de los gobiernos. En lugar de apoyar una recuperación verde y justa, asumiendo compromisos en consonancia con el objetivo de no superar el 1.5ºC la temperatura global, estamos siendo testigos del fomento de la industria de los combustibles fósiles y la falta de políticas para salvar nuestro planeta, como ocurre con el Gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

Por último, hay que dejar claro que detener la crisis ambiental es fundamental para nuestro bienestar colectivo; ningún país puede detener el daño por sí solo, esta afectación a nuestro medio ambiente no conoce de países pobres o países súper desarrollados, pues todos vivimos en un mismo planeta y es un trabajo conjunto ser eficaces en este tema de salvación. 

Un acuerdo que fue llamado histórico, hoy resulta gris, insuficiente y frágil, debido a la falta de compromiso; no queremos pensar que se ha olvidado aquella esencia que les unía, aquel ideal de que este pacto representaba las ganas de trabajar conjuntamente a fin de construir un futuro limpio y verde, próspero para todo el mundo, sin distinción.

Delírium trémens.- Definitivamente el 2020 representó para todos un año complejo y el 2021 por ende será de grandes retos; continuemos con nuestros sueños e ilusiones, que así es vivir¡¡¡ Nos leemos en enero.

@luisglozano