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Beso robado

Por Sergio Sarmiento

Agosto 28, 2023 03:00 a.m.

A

“Nunca se sabe el precio 

de un beso robado”. 

Beret

Puede parecer romántico, pero solo si es consentido. Un beso robado se antojaría como la culminación de un deseo mutuo reprimido por la timidez y supondría un momento de sorpresa y amor; pero cuando no es deseado se convierte en una más de las agresiones a las que los hombres someten de manera habitual a las mujeres. Y ya no hay dudas: el beso de Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Futbol, a la futbolista Jenni Hermoso fue arrancado por la fuerza. 

Hay una larga narrativa histórica sobre los encantos del beso robado. El francés Jean-Honoré Fragonard realizó no una sino dos pinturas con el tema en el siglo XVIII. La más famosa, de alrededor de 1790, se encuentra en L’Hermitage de San Petersburgo, Rusia. Alfred Eisenstaedt, el fotógrafo de la revista Life, logró su obra más recordada el 14 de agosto de 1945, el día de la victoria de Estados Unidos sobre Japón en la segunda guerra mundial, con una imagen de un marinero que besa a una enfermera (en realidad, la asistente de un dentista) en Times Square de Nueva York. Hasta la fecha, cientos de parejas se besan cada día junto a la escultura que en San Diego recuerda esa fotografía. Beret, el cantante sevillano, colocó recientemente en las listas de popularidad españolas una canción que lamentaba un beso robado: “¡Y al final, el nuestro nos salió tan caro!”. El 6 de julio se celebra el día internacional del beso robado, lo cual sugiere que la conducta, más que tolerada, es celebrada. 

Rubiales pensó que podía festejar el triunfo de la selección femenil en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda el 20 de agosto deteniendo con las manos la cabeza de Jenni Hermoso, la delantera del Pachuca, ganadora del Balón de Plata, para plantarle un beso en la boca. Nadie podría acusar a Rubiales de ser educado. En la tribuna para dignatarios, a unos metros de la reina Letizia y su hija, la infanta Sofía, celebró el triunfo de La Roja tomándose los testículos en un gesto de machismo y desprecio por las leonas inglesas, que cayeron con dignidad en el encuentro. El beso robado a Hermoso fue, sin embargo, el gesto que dio la vuelta al mundo. 

Rubiales nunca entendió que había cometido una falta. Argumentó primero que le había preguntado a Hermoso si podía darle “un piquito” y que ella había consentido. Después la Federación Española emitió un comunicado en el que afirmó que la jugadora había declarado: “Ha sido un gesto mutuo totalmente espontáneo por la alegría inmensa de ganar un Mundial. El presi y yo tenemos una gran relación”. Las dos afirmaciones, según Hermoso, fueron falsas. En un comunicado, difundido por el sindicato de futbolistas, Futpro, declaró: “Sencillamente no fui respetada”. Las 23 jugadoras de la selección anunciaron su renuncia al equipo mientras no hubiera un cambio en los directivos. En una asamblea de la RFEF Rubiales declaró en cinco ocasiones “No voy a dimitir” y afirmó ser víctima de “un falso feminismo”. La Federación anunció, incluso, que iniciaría acciones legales contra Hermoso y las futbolistas. Pero el ministro de cultura y deportes del gobierno español, Miguel Iceta, declaró: “En lo que dependa de nosotros, son las últimas horas de Rubiales”. El 26 de agosto la FIFA anunció la suspensión de Rubiales por 90 días de “toda actividad relacionada con el futbol nacional o internacional”. 

El beso robado le costará caro a Rubiales. El episodio ha cambiado un triunfo enorme por una confirmación del machismo que persiste en la sociedad española. Los videos virales en el mundo recuerdan una verdad inescapable: un beso robado puede parecer romántico, pero es un beso forzado cuando no es consentido. 

Conflictos

AMLO pudo haber respetado la ley y publicado primero los programas de estudio y realizado las consultas antes de producir sus nuevos libros de texto. Como en la legislación electoral, empero, prefirió imprimir los libros sin los procesos que ordena la ley. Busca siempre conflictos con el poder judicial. 

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