logo pulso
PSL Logo

BREVIARIO

Por Juan José Rodríguez

Diciembre 03, 2020 03:00 a.m.

Al cumplirse dos años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador la pregunta esencial es (creo) ¿El país está mejor o peor que en 2018? La respuesta es de suyo difícil y necesariamente múltiple, con el agravante de que los terribles costos humanos, económicos, materiales y de convivencia causados por la pandemia inevitablemente distorsionaron los grandes indicadores en todos los campos. Me quedo con una apreciación personal: somos un país menos injusto en la medida que desde el gobierno hay acciones amplias y efectivas en apoyo a los más necesitados, pero en simultáneo somos una comunidad nacional cada vez más más confrontada, más enemistada. Lo primero de ninguna manera hace obligado lo segundo. El reconocible mérito de AMLO en aquello es también su grave responsabilidad en esto. 

Aquí, en el marco de la efervescencia preelectoral que nos envuelve, destaca el hecho de que las dirigencias de los partidos que integran la coalición “Sí por México” (PAN-PRI-PRD-PCP), parecen haber entendido y valorado la oportunidad que se les presenta de levantarse con la gubernatura, tanto por la suma de fuerzas propias como por los desgastes que se están dando en la casa de enfrente, donde Morena, PT, Nueva Alianza y PVEM nomás no encuentran la manera de ponerse de acuerdo. Los primeros no solo han logrado evitar el desgajamiento de la coalición principal sino que la ampliaron para ir juntos en 14 de los 15 distritos locales y en 57 de los 58 municipios. (La razón de no ir en todos los distritos y municipios es por táctica legal: no constituyeron coalición total sino parcial, lo cual les permitirá más adelante algunos reacomodos sin romper la asociación).

Mientras tanto, lo más notable en el ámbito de Morena es a la inversa: ruptura con aliados potenciales que algunos puntos porcentuales podrían aportar y, sobre todo, una terrible facilidad para los pleitos internos, sea entre grupos de militantes o entre las dirigencias estatal y nacional. Si no se serenan pronto los ánimos y se logran coordinar las distintas instancias partidistas, la posición ventajosa que el partido guinda ha mantenido localmente a lo largo de dos años en las encuestas serias se volverá humo.

A propósito, el conocido encuestólogo y analista político Roy Campos, en entrevista con el semanario El Exprés publicada el domingo anterior, declaró que “Una Alianza PRI y PAN en San Luis Potosí tiene altas posibilidades de ganarle a Morena la contienda por la gubernatura, con mayor razón si tiene un candidato competitivo”. El presidente de Consulta Mitofsky explicó que a diferencia de Morena, los dos partidos que ya han gobernado a San Luis Potosí cuentan con estructura y base social. “Si se logran poner de acuerdo y colocan a un candidato que no sea mal visto, cercano a la ciudadanía, tienen altas posibilidades de vencer”, concluyó.

El domingo pasado en Baja California y un día después en su conferencia mañanera de Palacio Nacional, el presidente López Obrador criticó, descalificó y hasta se burló de la posibilidad de que PAN, PRI y PRD vayan junto en algunas elecciones estatales. Para no pocos observadores la embestida presidencial parece tener más origen en el temor que en el menosprecio. El lunes se suscribió en Tlaxcala una alianza muy similar a la potosina: azules, tricolores y sol azteca con dos partidos locales. 

A estas alturas del partido ya no sé si el dirigente estatal del PAN, Juan Francisco Aguilar, padece de oligofrenia, fuma cosas raras o consume sustancias prohibidas. Tengo a la vista el Convenio de Coalición PAN-PRI-PRD-PCP, en cuya clausula IV, último párrafo, se lee textualmente: “El candidato de la coalición será definido de entre los ganadores de los procesos internos por unanimidad de la Coordinadora Estatal Ejecutiva”. Dicho documento presenta la firma de JFA. Hice alusión a este dato en mi columna del jueves pasado y ese mismo día el extraviado Juan Pancho salió a declarar que no era cierto. A este paso cada vez que vaya a dar rueda de prensa convendrá aplicarle el antidoping o por lo menos el alcoholímetro.

Hay un viejo dicho según el cual “las desgracias nunca vienen solas”, y así lo parece con Ricardo Gallardo Cardona, quien luego de ser definitivamente vetado como posible candidato a gobernador postulado por el Partido Verde en coalición con Morena, recibió un fallo en contra del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que lo encontró responsable de promoción personal indebida en su carácter de servidor público (diputado federal). La o las sanciones correspondientes correrán por cuenta de la Cámara de Diputados, por aquello de que hubiera utilizado recursos públicos, y de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, por violaciones a la legislación de la materia. Además, se dio vista a la Unidad de Inteligencia Financiera para que investigue sus movimientos monetarios. Este es uno de esos casos donde todo puede acabar con un extrañamiento o una multa de poca monta pero que igual puede escalar a su inhabilitación para participar en las próximas elecciones. Por si fuera poco, el PRD potosino anunció que insistirá ante la Fiscalía General de la República que se avance en su denuncia de malos manejos por algo así como 20 millones de pesos durante el tiempo que la dirigencia estatal de ese partido estuvo controlada por RGC.

No lo puedo afirmar categóricamente porque no lo he escuchado personalmente y porque mi fuente tuvo conocimiento indirecto del hecho, pero me aseguran que en el entorno de Gallardo Cardona se ha escuchado en más de una ocasión la airada expresión “¡Ese pinche Mario no quiere devolver ni un clavo!”. Ignoro de qué Mario estén hablando y desconozco qué trabajos de carpintería hayan emprendido juntos. Ahí se arreglan.

 Sin mucha alharaca y en un plazo bastante breve (siete meses), el rector Alejandro Zermeño tiene ya aprobado por el Consejo Directivo Universitario (CDU) un nuevo Estatuto Orgánico de la UASLP, que introduce numerosas reformas, varias de ellas de gran calado. Se trata de las modificaciones más importantes hechas a la normatividad interna de nuestra máxima casa de estudios en 34 años. Tienen una virtud: en varios aspectos se adelanta en la propuesta de soluciones a problemas que si se dejan como están en unos pocos años podrían hacer crisis.

Inteligentemente se introducen normas específicas para avanzar en la equidad de género en la integración de los principales órganos de gobierno de la Universidad, como son su CDU y sus Consejos Técnicos de las escuelas y facultades. El desequilibrio llegó a niveles insostenibles. La UASLP tiene un alumnado en el que el 52 por ciento son mujeres. Sin embargo, de las 18 consejerías estudiantiles, únicamente dos están ocupadas por féminas (11 por ciento). El desequilibrio se repite en las otras representaciones -directores(as) y maestros(as)- de suerte que de los 54 integrantes electos del Consejo Directivo, solamente 14 son mujeres (el 26 por ciento).

Hay otro aspecto de la vida universitaria que cada día resultaba más obsoleto y al que nos hemos referido aquí en varias ocasiones -el método de elección del rector- que también fue refrescado con las reformas estatutarias. No se trata de ninguna revolución, pero sí hay avances interesantes. Con las normas y prácticas anteriores, llegado el momento el rector saliente decidía por sí y ante sí quién sería su sucesor, lo comunicaba a los Consejos Técnicos de las unidades académicas para que le dieran el visto bueno y lo sometía al Consejo Directivo Universitario, donde salvo contadísimas excepciones se lo aprobaban por unanimidad sin mayor trámite. En lo sucesivo, los aspirantes podrán acudir libremente ante la Secretaría General de la UASLP a expresar su interés, acompañado de un plan de trabajo y de los documentos que acrediten que cumplen los requisitos correspondientes. Verificado el cumplimiento, se abrirá un espacio de varias semanas para que los interesados sean recibidos y escuchados en sesiones abiertas por el pleno del CDU, cuyo voto deberá ser razonado y sustentado, no producto de una consigna superior. El esquema anterior estaba agotado, como se vio en abril cuando las propuestas de Villar Rubio fracasaron.

Finalmente, por lo que al tema universitario se refiere, el rector Zermeño decidió limitar a la rectoría en cuanto a discrecionalidad en el manejo del presupuesto del Alma Mater. Son varias las medidas introducidas en el nuevo ordenamiento, pero hay dos que vale la pena resaltar. Una, en lo sucesivo las adquisiciones de bienes y servicios, que suman decenas de millones de pesos anualmente, serán decididas por un comité ad-hoc y ya no, como venía ocurriendo, por un subalterno del rector. Dos, la antigua contraloría se moderniza, se convierte en un Órgano Interno de Control y amplía sus facultades para vigilar la correcta aplicación de los recursos universitarios.

Desde hace mucho tiempo, por no decir que desde siempre, nuestro Hospital Central “Dr. Ignacio Morones Prieto” ha enfrentado problemas financieros. Pero de un modo u otro hace ya bastantes años que sus dificultades no hacían crisis como el martes pasado, cuando buena parte de su personal se tuvo que salir a marchar y bloquear el Distribuidor Juárez para reclamar el pago de sus salarios. Y justo en medio de esta terrible pandemia. Para mejor entender lo que sucede y, lamentablemente, puede seguir sucediendo, hay que recordar que hace cosa de un año el HC dejó de ser un órgano desconcentrado del Gobierno del Estado y pasó a ser parte del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (INSABI), creación de la administración lopezobradorista. Además, la desaparición del Seguro Popular le cortó una fuente importante de ingresos. Por lo menos en estas tierras nos queda claro que no todas las nuevas ideas son buenas ideas.

Dicen que cada quien tiene su manera de matar pulgas, pero no deja de ser extrañísima la manera como doña Paca se busca respaldo popular para llegar a ser gobernadora del estado. A reserva de que Morena la haga o no su candidata -cosa que es muy de dudarse- la señora aspira al voto ciudadano y al mismo tiempo mantiene desde hace semanas un inclemente bloqueo en una de las principales vialidades de la ciudad, la avenida Carranza, que ocasiona molestias y agravios a sus potenciales votantes. Y no es que se afecte a los fifís del rumbo: por ahí transita, o transitaba, gente de todas las zonas de la ciudad que se desplaza por muy distintas razones.

Hasta el próximo jueves.