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Caras y más caras

Por Alexandro Roque

Noviembre 29, 2020 03:00 a.m.

En el tianguis ya suenan las canciones navideñas de las Ardillitas de Lalo Guerrero y se siente que el año se acabó. En estos días ya anduviera en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, pero a ver si el año próximo hay oportunidad de ir y si se puede hasta presentar algo de mi cosecha. 

El «hubiera» si existe, tanto como el «hubiese». Si no hubiera pandemia… (agregue aquí lo que no hizo pero quiso hacer este año).

Esta semana se agregaron palabras a un diccionario, se detectaron errores de dosis en una posible vacuna contra el COVID-19, se murieron Maradona, Flor Silvestre y el Dr. Mireles, entre otras miles de personas, y se crearon nuevos eufemismos para no decir que buena parte del país (como buena parte del mundo, sí, pero…) está en semáforo rojo por el crecimiento de los contagios del bicho SARS-Cov-2. Ah, y se presentó desde Presidencia una Guía ética para la transformación de México que también debe analizarse con lupa. 

En una era donde todo está en duda, los mensajes, hablados, escritos o audiovisuales, tienen que ser planeados hasta la última palabra, si se puede. Y no parece que a los políticos les importe mucho cuidarse de lo que provocan o no con sus apariciones. 

Hablamos la semana pasada del fallido comercial de Gobierno del Estado para la BMW. ¿Ya vieron el comercial del Ceepac? Empieza con la frase: «En un pueblo libre de ideas…» El ideal sería «un pueblo de ideas libres» o «un pueblo con libertad de expresarse» o… la idea de un pueblo que NO tiene ideas no creo que sea lo que querían transmitir.

Recomiendo ver los spots de cada aspirante a la candidatura para titular del Ejecutivo local. De chile, de dulce y de manteca. Como siempre, hay quienes se brincan las trancas porque nadie les dice nada, y hay otros (otras) que van, poco a poco, mostrando propuestas. Al tiempo. Recién se lanzaron las convocatorias del PRI y de Morena, por lo que el juego apenas empieza.  Pudieron honrar a la verdad poniéndoles «colisiones» en lugar de «coaliciones».

Se ha dicho mucho, pero conviene recordar que, a veces, una cosa es lo que decimos y otra lo que proyectamos con nuestro cuerpo o nuestros gestos. También que mucho de esa comunicación puede interpretarse por lo que callamos, y que cada receptor lo decodifica según sus necesidades, ámbito y marco cultural, pues todo lenguaje es polivalente. 

Hoy parece que muchos mensajes no se entienden o no se quieren entender si no llevan aparejado un gif, al menos un emoticono. La minimización de daños (seguridad, salud, feminicidios) es entendible, pero el no reconocimiento de errores y la negación de cambios necesarios es, por decir lo menos, desalentadora. 

Todos dicen, decimos, una mera parte de lo que pensamos. Lo dijo bien Jorge Ibargüengoitia: “Quien creyó que todo lo que dije fue en serio, es un cándido, y quien creyó que todo fue broma, es un imbécil”.

Desde la pragmática, podríamos decir que muchas intervenciones en público (fotos, tuits, retuits, discursos, selfies) obedecen a una intención de comunicación indirecta, lo que los lingüistas llaman ‘indirección’, por miedo, duda, cortesía o «para resultar más interesantes». Alguien muestra su rostro, su cuerpo, su comida o su apoyo a una doctrina o figura pública para reforzar una imagen (face) en el Otro que puede ser positiva o negativa, pues la fuerza pragmática es acumulativa (Labov y Fanchel, 1977). 

Cada frase se analiza «fuera de contexto» según quien la emite, cuando se ve atacado, o acude a todo tipo de argucias para la violencia que sufre, pero todos tenemos una imagen pública que, nos guste o no, no siempre concuerda con la que queremos proyectar. Dan, damos, armas o motivos para acercarnos.   

Si creemos críticamente o dudamos del mensaje y de su intención, va bien la cosa, lo insólito es aferrarse a ideas que no han sido probadas y se basan en esta necesidad de palmaditas al face propio. Zona de confort, le dicen. Actuaciones como las de Navidad, Noroña o Trump nos enseñan mucho de este negacionismo.

Para cerrar con algo positivo, hay muchas actividades en línea, voces e imágenes que nos demuestran que aun en esta situación el ser humano puede crear buen arte, como dijo Neil Gaiman (video disponible en YouTube). 

Cada día hay oportunidad de disfrutes, creceres y quereres. La pandemia ha mostrado también panorámicas interiores: las de amantes de la fotografía de viajes que al no poder salir (al menos no como antes) se dedican a explorar su rostro, su cuerpo, y con ellos suplen desiertos y parajes selváticos, habilitando lugares de sus casas como sets, con sombras e iluminaciones, con pintura y con filtros. Baile y consejos, ejercicios para el cuerpo y la mente.

Como se dijo en la reciente charla con la Academia del Cuidado, en la que tuve oportunidad de departir con Caro y Mavi (también disponible en YouTube): leer salva, escribir salva, pintar salva. Observar nuestros cuerpos, oírnos, buscar otros ángulos de la realidad para sonreír, capturar momentos con palabras o colores, puede ser la diferencia. 

http://alexandroroque.blogspot.com

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