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CHAMAQUEADOS

Por Juan José Rodríguez

Junio 12, 2025 03:00 a.m.

A

El trago amargo que los morenos le hicieron pasar al gobernador Gallardo Cardona en ocasión de la visita presidencial del pasado 24 de mayo, ya se lo cobró, y con ganancia, aprovechando las elecciones del Poder Judicial. Si hubiera que explicar en muy pocas palabras cómo lo hizo, yo diría que se los chamaqueó, a las bases y la dirigencia, simultáneamente.

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Según fuentes confiables y con acceso, dos o tres semanas antes de las elecciones se reunieron, con aparentes ánimos de coordinación, las cabezas del gallardismo y el morenismo potosino. El acuerdo alcanzado habría sido bastante sencillo: sumar esfuerzos en la movilización, para que el porcentaje de participación en las urnas estuviera por lo menos un poco arriba de la media nacional, y que cada quién apoyara a sus gallos según estilos y alcances propios de cada quién.

No estoy totalmente seguro de que en ese encuentro de Gallardo Cardona con doña Rita Ozalia se haya hablado de los famosos acordeones, pero en el entendido de que en materia de candidatos cada quién buscaría que fueran electos los propios, el uso de esos documentos “de orientación” resultaba casi normal. Cosa aparte es su probable ilegalidad por ser una forma poco disimulada de “inducción” del voto. Ese es tema pendiente de dilucidar en los tribunales. 

Así las cosas, con un acuerdo muy civilizado de no entorpecerse mutuamente las tareas de movilización previas y del día de la jornada, cada parte buscó a quiénes apoyar como candidatos para los numerosos cargos en juego, con particular atención a las 15 magistraturas del Supremo Tribunal de Justicia y las tres del Tribunal de Disciplina Judicial, órganos cúpula de la judicatura potosina, desde donde habrá -o por lo menos deberá de haber- control sobre el resto de personas juzgadoras.

Ambos lados prepararon sus acordeones, pero mientras que por el lado de Morena calcularon realistamente arañar seis o siete magistraturas en ambos tribunales, el gallardismo decidió ir por las 18. Para alcanzar esa meta, se montó toda una estructura de promoción, movilización e inducción al voto como si fuera la elección gubernamental del 2027 (¿fue un ensayo?).

Con el argumento hacía el exterior de que lo único que importaba era quedar bien con la presidenta Sheinbaum -o quizá sea mejor decir con el lopezobradorismo- con una participación lo más alta posible, los verdegallardistas se lanzaron con todo.

Con listas de nómina en mano, varios miles de empleados públicos, principalmente los contratados por honorarios que no están sindicalizados y los mandos medios catalogados como personal de confianza, fueron citados a reuniones pretendidamente discretas, para asignarles tareas específicas. Básicamente, a los de menor rango se les exigió un mínimo de 10 referidos (esa curiosa denominación se adoptó), que llegaba hasta los 50 en el caso de directores generales. Cada quien debía identificar a los suyos con copia de su credencial de elector. 

Fue hasta ya en las vísperas del domingo de la elección, cuando aparecieron los acordeones gallardistas, cuyos nominados previamente habían sido llamados a reuniones con Lupe o sus personeros, para dejarles claro que iban a resultar electos gracias a su apoyo, a cambio de lo cual se les pedía que, llegado el caso, “no nos vayan a negar algún favor”. Los más sutiles hablaban de “favores de Estado”, pero fue un vil y descarnado trasiego de influencias, que ya veremos en todo su esplendor.

Lo que el gallardismo nunca reveló y ni siquiera dejó entrever a sus “aliados” de Morena, es que con la cobertura de la movilización para darle gusto a la 4T, en las sombras y sin hacer ruido, reclutaron a miles de verdegallardistas de mayor confianza y los asignaron a numerosas casillas, donde supuestamente fungirían como funcionarios de las mismas; auxiliares para orientar a votantes confundidos, voluntarios para auxiliar a adultos mayores, observadores acreditados y hasta supervisores del Ceepac. 

Fueron estos operadores debidamente capacitados y bien remunerados los que con chalecos de disfraz o gafetes de distinto tipo, se dieron gusto induciendo el voto. Es decir, “ayudando” sesgadamente a muchos de los ciudadanos a votar.

Hay un dato, apoyado con un video, que no he podido verificar, pero aparentemente muestra cómo personal del Ceepac encargado de hacer el conteo de las boletas depositadas en las urnas (recuérdese que esta vez los votos no los contaron nuestros vecinos), “canta” los números identificatorios de los candidatos favorecidos a otra persona, sin que haya certeza de que es número dictado es el que está efectivamente anotado en la cédula de votación. Hay versiones incluso de cuánto se pagó a cada una de estas personas, contratadas únicamente para la jornada electoral y que por lo tanto ya terminaron su vínculo laboral. Se maneja una remuneración de 20 mil pesos por cabeza.

Con este contexto, que ni siquiera es exhaustivo, resulta fácil entender que entre los elegidos para integrar las cúpulas del Poder Judicial potosino no aparezca ninguno al que pueda identificarse como apoyado por Morena. 

Concluidos los cómputos principales, ya hay una lista de las diez magistradas y los ocho magistrados más votados, pero no es la lista final e inamovible. Se prevé que haya varias impugnaciones, una media docena quizá, que muy probablemente cambien algunos de esos nombres. Ya conocida la lista definitiva, tendrá sentido analizar caso por caso según perfiles y antecedentes.

Creo que la chamaqueada es muy fácil de captar. ¿Qué le costaba a Gallardo convenir un acordeón común para que los morenos no se quedaran como el chinito: “nomás milando”?

VARAPALO

El fallo del Tribunal Estatal Electoral que obliga a repetir el proceso de reelección de Sara Rocha como presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI, no implica que deba abandonar el cargo ni que no pueda volver a postularse. Su mayor valor es de carácter ético-político. Puesto en términos coloquiales parecería estarle diciendo a la interesada: “No se pase de rosca, señora”. 

Como se recordará, luego de un breve interinato por la renuncia de Elías Pesina, Sara Rocha convocó a una elección extraordinaria en la que ella misma se registró como candidata para concluir el cuatrienio en diciembre del 2024. No hubo elección porque los órganos internos controlados por ella misma, chapuceramente impidieron el registro a la otra única planilla que quiso competir. La formaban Edmundo Torrescano y Erika Velázquez. Estos últimos apelaron a la Comisión de Justicia Partidaria tricolor y les dieron palo.

Previo a la elección ordinaria de diciembre del 2024, en previsión de que el método electivo fuera asamblea del Consejo Político Estatal, Sara y su valedor Alberto Rojo Zavaleta, “rasuraron” una veintena o más de consejeros. Obviamente, identificados con otras corrientes políticas. No obstante esa adversidad, buscó competir otra planilla, esta vez formada por Margarita Hernández Fiscal y Gerardo Aldaco. También le negaron el registro a base de triquiñuelas delictivas.

Pero además, nuevamente en vísperas de la asamblea convocada para el 3 de diciembre del año pasado, se expulsó del Consejo Político a numerosos integrantes, todos ellos identificados con el alcalde Enrique Galindo, quien ya había roto con Sara Rocha. Los consejeros excluidos, que no he podido saber cuántos son realmente, acudieron a la Comisión Nacional de Justicia Partidaria, donde fallaron en su contra con el argumento de que su impugnación era extemporánea. Para combatir ese fallo acudieron al Tribunal Estatal Electoral, donde también los ignoraron.

Los afectados, en varios bloques pero al final acumulados en un solo expediente, apelaron ante la Sala Monterrey del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en donde les dieron la razón, mediante el sencillo trámite de contar bien los días que tenían de plazo para impugnar. La Sala regiomontana notificó su resolución a la CNJP y al TEESLP, para que procedieran a poner las cosas en orden. La comisión intrapartidista ya aceptó su yerro y corrigió, y el tribunal local, ya con sus nuevos integrantes, hizo suyo el fallo de Monterrey y dispuso que todo lo hecho después de la indebida expulsión de consejeros quedaba sin efecto. Es decir, habrá que convocar a nuevas elecciones -que ojalá ahora sí se celebren- y si se decide que sean por asamblea del CPE, podrán participar los arbitrariamente excluidos, que quizá no sean suficientes para derrotar a Sara pero sí para hacerle la vida de cuadritos.

La duda que se respira en el edificio del tricolor potosino es si el CEN del PRI sigue dispuesto a jugarse todo en apoyo a su líder local. Hay veces que sale más caro el caldo que las albóndigas.

COMPRIMIDOS

Como luego se dice por ahí, “ni la burla perdonan”. La semana pasada el gobernador Gallardo Cardona encabezó una reunión de gabinete, cuyos boletines hicieron énfasis en sus instrucciones para que su gobierno fuera cada vez más transparente. ¿Y la Feria, apá? ¿Y la Seduvop, apá?

No deja de ser impresionante la manera como algunas personas se muerden la lengua, se engañan a sí mismas o consiguen alcanzar cumbres de contradicción. El adalid de la lucha contra la Herencia Maldita tiene como Director General de Financiamiento y Operación en Sifide (el que realmente manda ahí) al abogado Guillermo Camargo Serrano, quien fuera secretario particular de la doctora Mónica Liliana Rangel durante el sexenio de Juan Manuel Carreras. ¿En qué quedamos?

El nombre viene envuelto en un dato interesante: Desde su creación allá por 1998, el Sifide (Sistema de Financiamiento para el Desarrollo del Estado) mantuvo un porcentaje de morosidad del uno por ciento. Actualmente, coordinado por el exalcalde axtlense Giovani de Jesús Ramón Cruz pero en realidad a cargo de Camargo Serrano, ese indicador se disparó al 30 por ciento. Es decir, ahora los que no pagan son más que en sexenios anteriores.

El amparo de la justicia federal conseguido por la organización ambientalista Cambio de Ruta, con su dinámico y eficaz presidente Luis González Lozano al frente, para efecto de que el gobierno del estado haga las cosas como deben ser en la rehabilitación del parque de Morales, entraña un mensaje para Ricardo Gallardo Cardona que yo pondría así: “Sí, como gobernador eres muy poderoso, pero no tanto como para hacer lo que te de tu retiznada gana frente a la ley”. Y no es el primero en ese sentido. Exactamente lo mismo le dijeron en San Miguelito, en Corcovada y varios casos más.

Hasta el próximo jueves.