Citius, altius, fortius - communiter
Cuenta el mito griego que Herakles (más conocido como Hércules) creó los Juegos Olímpicos en honor a su padre Zeus. Castor y Polux, los gemelos o Dioscuros, se dice, ganaron muchas de las pruebas.
En realidad estos juegos fueron desde su inicio realizados cada cuatro años, y cada polis (ciudad-estado) mandaba a sus mejores competidores. Si había guerra, la suspendían durante ese periodo, por honor. Había, entre otras, pruebas como carrera, lanzamiento de disco y jabalina, salto, lucha (hoy grecorromana), pancrasio (tipo lucha libre) y pugilato (box). (Solían luchar desnudos, cubiertos de aceite, y las victorias se celebraban muy alegremente.)
Otro mito señala como el origen del maratón a cuando un soldado (Filípides) corrió desde un lugar llamado así hasta Atenas, para informar de la victoria de su ejército, aunque Heródoto dice que más bien iba por refuerzos porque iban perdiendo. Cada quien su versión. Desde antiguo la historia la cuentan los vencedores y quienes la tergiversan para parecerlo.
Los bulos (noticias falsas) y los memes amplifican temas y prejuicios que no hemos podido erradicar. El centro de los memes ha sido el tirador turco Yusuf Dikec, quien ganó una medalla de plata con actitud relajada, ropa casual, sin tapones (muy visibles) para los oídos, unos lentes que parecen “normales” y una mano en el bolsillo de su pantalón. Su apariencia contrasta con la de otros tiradores, con miras y uniformes que parecen sacados de una película CF y eso lo catapultó como “icónico”. A sus 51 años ha participado ya en cinco Juegos Olímpicos.
Hasta personas que considero muy liberales se fueron con la finta de que la boxeadora argelina Imane Khelif es hombre y condenaron la “desigualdad” de su pelea contra la italiana Angela Carini. Imane es una mujer musulmana que nació con una condición endocrina que elevó sus niveles de testosterona, tan simple como eso. “Parece”, “lo biológicamente correcto”, “debe ser”. Cada persona es diferente, por la genética o por oportunidades personales y de enseñanza (también privilegios, cierto), y sacarle provecho y estar en el lugar adecuado también influyen. Pero otra vez el tema es el cuerpo ajeno. Otra vez la falta de debate y el predominio de una “superioridad moral”. Estar discutiendo sobre esto parece tan arcaico. Y luego nos quejamos del talibán o del santo oficio.
Por buena fe o por mala leche, hay quienes apoyan y propagan calumnias sin investigar, sin pruebas. Ojalá se haga justicia donde se requiera. Los prejuicios llegaron a cuestionar lo “mexicano” de dos atletas, por su nombre y su color de piel: la judoca Prisca Awiti (quien ganó medalla de plata) y el surfista Alan Cleland.
México lleva cuatro medallas. Además de la de Awiti, hay bronce seguro (aunque el martes va por la de oro) para el boxeador Marco Verde (peso welter); bronce en tiro con arco por equipo (femenil) para Alejandra Valencia, Ana Paula Vázquez y Ángela Ruiz; medalla de plata en trampolín de 3 metros sincronizado a los clavadistas Osmar Olvera y Juan Manuel Celaya (poquito abajo de los tritones chinos, hay quienes aplican la de “no era penal” y creen que los compatriotas debieron ser primer lugar. ¿Hubo ley de la ventaja? También hubo debate en el surf, donde el mexicano debió pasar a la siguiente ronda, por su alto puntaje).
De festejar y emocionarse son muchas historias olímpicas, como la de Simone Biles, gimnasta afroamericana, y la tiradora egipcia Nada Hafez, quien participó con sus siete meses de embarazo. Biles logró su tercer oro en estos juegos y hace un total de diez, aunque podría aumentar a doce pues sigue en competencia. Su historia de vida es ejemplar.
La competencia no debería ser contra otros, sino con uno mismo. Hay quienes nunca ganarán nada (ni se esfuerzan) y son quienes más jait tiran. Lo de “más alto, más rápido, más fuerte” (citius, altius, fortius) no es sobre el cuerpo en sí, y menos sobre el cuerpo del (la) otro(a), es lo que hacemos con él.
Desde 2021 se añadió a este lema la palabra communiter, que significa “juntos”.
Lo dijo el velocista Usain Bolt: “Yo entreno cuatro años para correr sólo nueve segundos. Hay gente que por no ver resultados en dos meses se rinden y lo dejan. A veces, el fracaso se lo busca uno mismo”.
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