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Confianza, corrupción y víctimas…

Por Francisco Salazar Soni

Septiembre 30, 2021 03:00 a.m.

“Estoy seguro que a cualquiera 

le gusta un buen crimen, 

siempre que no sea la víctima”.

Alfred Hitchcock.

Cuando se es parte de una estadística y se convierten en solo números rojos los ciudadanos, ya se dio al traste en materia de protección de Derechos Humanos y de obligaciones constitucionales. No Ser víctima en México se ha convertido ya en una cuestión de mera suerte, de no sufrir algún daño o menoscabo económico, físico, mental, emocional o de cualquier puesta en peligro o de lesión por la comisión de un delito.

La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública del INEGI, arroja que en el año pasado en todo México se registraron 21.2 millones de víctimas, 23 mil 520 personas por cada 100 mil habitantes. 

En San Luis Potosí hubo 24 mil 265 víctimas por cada 100 mil habitantes, un incremento del 21.1%, con respecto al año antepasado y por arriba de la media nacional. 

La ciudad capital de San Luis Potosí, ocupa el 2º lugar a nivel nacional de victimas por cada 100 mil habitantes con la friolera cantidad de 37 mil 400 víctimas, solo por  debajo de la ciudad de Toluca Estado de México. 

Por consiguiente, la tasa de delitos e incidencia delictiva se incrementaron a 32 mil 136 delitos por cada 100 mil habitantes a nivel Estado y en la ciudad capital de San Luis Potosí estamos ocupando el 8º lugar por arriba de la media nacional, con 32 mil 100 delitos por cada 100 mil habitantes. 

Pero, la tasa de incidencia delictiva por ciudad de interés (SLP), tenemos el 5º lugar a nivel nacional con 51 mil 400 por cada 100 mil habitantes, muy por arriba de la media nacional que es de 30 mil 600 por cada 100 mil habitantes.  

Ahora bien, ¿Se puede generar una política criminológica con los datos antes descritos en el Estado? No. 

San Luis Potosí ocupa el 7º lugar a nivel nacional con un 94.5% de cifra negra (delitos que por diversa razones la ciudadanía no denuncia, ni tiene conocimiento la autoridad), la gente piensa que es una pérdida de tiempo y desconfía de las autoridades. 

Habría que revertir la ecuación: mayor celeridad y facilidad en la denuncia ciudadana, ejemplo, el 911 como fuente primaria de recepción ciudadana y que todos los policías puedan aceptar y recibir denuncias. Seguir con un promedio de 2 a 4 horas en el MP para denunciar, es un calvario.

También se tendría que cambiar la percepción sobre la seguridad pública. Con todo y pandemia a la gente le preocupa menos la salud y el desempleo, que la inseguridad pública con un casi 59%. Obtenemos el 9º lugar a nivel nacional de percepción negativa de la seguridad pública con un 81.6%, por arriba de la media nacional. 

TAPANCO: Por último, las autoridades tendrían que generar confianza en la población. De todas las autoridades que tienen que ver con la seguridad pública, los tránsitos, los preventivos municipales, los MPs, Fiscalías, policías ministeriales y policías estatales, son las que más desconfianza les generan a los ciudadanos, aparte que los ven como los más corruptos. 

Pero, la confianza no se puede comprar y la corrupción debe dejar de ser un “método” oficial.

Francisco.soni@uaslp.mx 

twitter: @franciscosoni