De tramas felices

Fuerte chisporroteaban las gototas en la cornisa del patio… muy cerca de las macetas sedientas en un atardecer todavía cálido de este verano infernal. Es la mera temporada de lluvias, por fortuna. Y, oigan, a ver si refresca un poco más en la noche.

Nuestra vecina y ahijada, una hermosa niña de 12 años, apenas llegó de la escuela antes del diluvio. Su entusiasmo es evidente estos días pues las vacaciones le parecieron largas y ya quería regresar a clases.

Ella y sus compañeros —nos contó ayer— confirmaron en su libro de Quinto Año los renglones dedicados al presidente de México y su aspiración histórica. Habían escuchado los cuchicheos de sus padres y tíos sobre un lío de “culto a la personalidad”, aunque no encontraron eso en la portada.

Bueno, aquí aún no se ve que la eficacia de la Educación vaya a mejorar, pero igual los estudiantes quieren “aprender a aprender” como dicen ahora, e intuyen que eso podrá ser de vida o muerte en su futuro. Para no molestar al ‘pueblo bueno’ (la CNTE), se le ha regresado fuerza y control de manera que se habla de una contrarreforma educativa. Andrés Manuel López Obrador condena la represión y prevalecen sus compromisos personales.

Miren, ya estoy nuevamente en temas escabrosos… mejor volvamos a nuestro relato menos político. En todo caso, serían problemas del popular aunque criticado presidente, o acaso también lo son del presente y futuro de una nación.

En fin, Ana me trae a la mente aquellas jovencitas de hace décadas, que no se sentían tan amenazadas y podían salir de su casa sin mayores dificultades. Claro, en esos tiempos ellas no iban tanto a trabajar, ni había traslados tan largos, ni la televisión alteraba tanto a los cobardes y acomplejados. Tampoco había tanta corrupción, ni se violaban reglas o leyes con tal facilidad.

Lo esencial ahora es que, junto a mayores posibilidades de desarrollo personal, la calidad de vida de muchas mujeres se ha deteriorado pues viven en la angustia hasta dentro de sus propios ámbitos familiares o afectivos. Se sienten inseguras y amenazadas, sobre todo cuando tienen menos recursos o medios de defensa.

Aunque nadie dijo que el mundo fuera justo, esto resulta a todas luces inaceptable. Las mujeres se desesperan y tratan de unirse en torno a exigencias de respeto y protección, lo que ha generado avances legales pero eso está muy lejos de ser eficaz.

Hace tiempo vivían más libres de violencia sin que la lluvia tuviera que salvarlas de ser violentadas. Eran menos sus oportunidades o libertades, pero igual enfrentaban menos problemas… lo cual no implica que hoy día deban encerrarse en sus casas o dejar de divertirse los fines de semana, aunque nunca sobran ciertas precauciones.

Una diferencia clave es que se ha perdido el respeto por la autoridad, ya sean las fuerzas armadas o las policías o los jueces o los políticos. Con o sin razón en distintos casos, ya no es lo mismo y tampoco se confirma un auténtico Estado de Derecho. El grave descontrol de la corrupción viene a ser parte de todo esto.

La lluvia cesó pero ella ya no quiso salir con sus amigos y prefirió quedarse a ver la tele… de sexo y crímenes. Mañana será otro día, aunque eso no podrá seguir tan mal.

Antes el feminismo buscaba el voto y ciertas libertades básicas, en tanto que ahora el desdén y los engaños las han vuelto más agresivas. A su vez, es lamentable que a menudo la furia empeora las cosas y genera círculos viciosos.

Mucho es responsabilidad de los ‘pinches’ hombres. Pero, ojo, odiándolos y rechazándolos no se va a arreglar nada, y resulta preferible que la mayoría de nosotros apoye y acompañe los movimientos y las mejores iniciativas de las mujeres. ¿No les parece?

Pocas imágenes hay tan bellas como las del crepúsculo con un sol que se va, cuando las nubes se han quedado casi sin agua. Eso, ni modo, viene a ser poesía.

A veces, creo, debemos pensar en otras cosas y escribir sobre ellas, no quedarnos en unas cuantas inquietudes, ni aburrir o apurar demasiado a los lectores. Pero, oigan, vuelve uno a lo mismo.

Este mes de septiembre, yo grito ¡Qué vivan la lluvia y la poesía! ¡Que viva México y, en especial, que viva la mujer mexicana!

* PREDOMINAN LAS MEZCLAS Y confusiones en las ideas o ideologías y en las propias acciones de nuestro primer mandatario, según veíamos aquí hace una semana. No cesan sus dicharachos y ocurrencias, ni sus acosos y amenazas a periodistas o sus necios intentos por sostener equivocaciones en economía o con diversos proyectos y programas.

Eso del infame neoliberalismo se ha confirmado como un invento torpe y contraproducente a partir de la ignorancia económica, a la vez que varias formas de populismo se tienden a asentar sin las virtudes de un socialismo moderno. Nos queda claro que los recursos públicos no están para ser robados ni despilfarrados, pero la austeridad mal entendida hace que lo barato resulte mucho más caro.

El presidente López Obrador habla de ‘moralizar’ y ‘no mentir’ pero es lamentable que la terca realidad no va por ahí. Las cruzadas morales nunca sirven e incluso suelen ser desfavorables, mientras que la mitomanía desconcierta y se vuelve peligrosa más allá de la desconfianza.

Si se fijan ustedes, nomás no funcionan sus actitudes o declaratorias en contra de “el mal”… sin investigaciones ni pruebas ni castigos y, eso sí, con llamamientos a “portarse bien” que no sirven en los casos de aeropuertos ni de estancias infantiles ni de robos de hidrocarburos ni de contratos “leoninos” de gasoductos. De hecho, la corrupción es mucho más compleja y toma largo tiempo abatirla.

Esta semana, los líderes empresariales rescataron al presidente del grave problema en el que lo metió un colaborador fundamentalista que todavía profesa el nacionalismo revolucionario. Con sus negociaciones atenuaron las amenazas de demandas y diferendos internacionales e inclusive lograron “hacer de las malas, buenas”. Es muy positivo que un mandatario escuche a estos talentosos e influyentes líderes, con lo que los fanatismos harán menos daño y, a la larga, él podrá ayudar mucho más a los pobres.

No lo olviden: A veces los errores pueden enmendarse con serenidad y sabiduría, pero tenemos que cometer más aciertos… digamos, en seguridad y en economía (inversiones selectivas y masivas). Con Informe Presidencial o sin él, los estribillos y las frases pegajosas no cambian ni transforman nada.

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