Sober…
Hay palabras que nos confunden y se vuelven cada día más relevantes desde distintos ángulos, con graves implicaciones para la sociedad.
La “soberbia” suele estar presente en el poder sin contrapesos ni posibilidades reales de aceptar errores, así como en el revanchismo de los resentidos, a la vez que se asocia a la propensión a mentir, fracasar, atacar, evadir, equivocarse o empeorar todo. Lleva con frecuencia a perder el sentido de la realidad y se torna grotesca al manifestarse en ínfulas o pretensiones (en lugar de aspiraciones), que ya rayan en lo cómico.
Para el país, eso agrava los efectos de los desaciertos y la desinformación, aunque convence a no pocos y conduce al abismo a gobiernos y naciones. Miren, gobernantes (mandatarios) y gobernados (mandantes) pierden también la referencia de los tiempos: hoy con respecto al pasado o el futuro.
A su vez, la palabra “soberanía” ha cambiado su sentido a lo largo de diversas épocas y no se puede aplicar igual a cualquier momento o lugar. No va a ser lo mismo la soberanía de hoy que en aquellas nuevas naciones del siglo XIX o en el México de 1970 a 1982 (la docena trágica del populismo revolucionario y nacionalista de tendencias autoritarias), lo que ya había sido superado por los gobiernos posteriores, aun con fallas y desviaciones.
Ahora la verdadera soberanía nacional se debe medir en términos de buenos empleos, hospitales eficaces, seguridad a los ciudadanos, auténtico estado de derecho, poderes independientes, protección a la inversión privada. No en la demagogia del viejo discurso de la propiedad de dos empresas prostituidas y quebradas. Tampoco en la necesidad de emigrar o pedir ayuda al extranjero, sin sacrificar el orgullo pero con mayor pobreza y vulnerabilidad.
Es más fácil que nos invadan o censuren si no se cumplen todos esos 6 términos actuales.
La autarquía no va con la globalización que ha vivido el mundo ni la lógica interdependencia con un vecino tan poderoso, lo que incluye avances notorios en la calidad de vida de muchos mexicanos, si bien no alcanza a otros muchos. Cerrarse, dejar de importar y exportar, viene a ser anti-Economía y está fuera de tiempo y lugar.
Eso sí, caer en la concentración autocrática del poder significa arriesgar un mejor futuro, tal como sucedió con el fascismo italiano (Mussolini), el nazismo alemán (Hitler) o el populismo argentino (Perón). Y se pone ahora más énfasis en la energía o la alimentación, lo cual no resulta sustentable.
En la expropiación de hace 75 años el petróleo era el futuro de la energía que habría de mover al mundo, pero la ciencia se mueve más rápido y lo que ayer era vigente se vuelve hoy obsoleto. Ha llegado el auto eléctrico y sabemos que las refinerías dañan nuestra salud; así, la soberanía sólo se podrá sustentar con energías limpias y renovables en una economía abierta.
No tiene caso, creo, celebrar que el presidente de mi país reciba tantos insultos y burlas tan crueles, aunque eso resulte de acciones y expresiones demenciales que van en contra de la mayoría de los mexicanos y de no pocos estadounidenses. Esto ya afecta a la presidenta de uno de los tres poderes, lo que le ha significado a ella una gran simpatía y apoyos muy amplios.
Sin embargo, con su soberbia el autócrata nos amenaza al decir que sus ideas personales seguirán dominando el próximo sexenio sin que interesen las elecciones. Vamos a ver.
* DIVERSAS CITAS VIGENTES SE confirman estos días en México:
- No se puede gobernar a base de impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes
* Benito Juárez García (1806-1872).
- No hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y al calor de la justicia
* Montesquieu (1689-1755).
- El orgullo de quienes no pueden edificar, es destruir
* Alejandro Dumas (1802-1870).
- La pobreza se combate con trabajo, no con caridad
* Carlos Slim Helú (1940-).
- El éxito financiero es una combinación de buenos ingresos, bajos gastos y una actitud positiva hacia el dinero
* T. H. Ecker (1954-).
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